ENERGÍA EN LA TORMENTA
Argentina: Los nuevos y viejos problemas energéticos, agravados
06.05.2012
BUENOS AIRES (Uypress) – El problema más inmediato que afronta ahora el país es el déficit energético generado en los tres últimos años y que explotó en el 2011. Para ello el gobierno autorizó importar gas 26% más caro.
Luego de que REPSOL cancelara el contrato de suministro de gas natural licuado (GNL) el gobierno tuvo que reemplazar el abastecimiento de urgencia con otras empresas y se estima que el aumento del precio en el 26% implica un costo superior de 80 millones de dólares. Por ahora.
El mismo día en que promulgaba la ley expropiatoria de YPF que declaró de “interés público y objetivo prioritario el autoabastecimiento energético”, el Gobierno tuvo que salir de apuro a contratar nuevas importaciones de gas por barco para poder evitar serias restricciones de suministro a las industrias y atender la mayor demanda residencial prevista para el período invernal.
Las nuevas compras de GNL que cerró el viernes la empresa estatal ENARSA son para tapar parte los agujeros que dejó la decisión de Repsol de cancelar las entregas que se había adjudicado a fines de 2011 y completar los huecos del invierno que estaban pendientes de las anteriores licitaciones que fueron declaradas desiertas.
Por las seis cargas de GNL que fueron adjudicadas para los barcos regasificadores de Bahía Blanca y Escobar, el Gobierno debió pagar casi un 26% más que el precio que estaba pactado con Repsol por los 10 cargamentos que iba a proveer durante este año y que tras la estatización de la mayoría accionaria de YPF la petrolera española resolvió dar de baja.
Frente a los US$ 13,50 por millón de BTU que se había acordado con Repsol, ahora el nuevo precio que aceptaron pagar las autoridades de ENARSA alcanza un promedio de US$ 17 por millón de BTU. En total, las seis cargas en juego implicarán para el Estado un desembolso de US$ 306 millones (US$ 80 millones más que el contrato original) que agravarán el déficit comercial energético, que apunta a US$ 6.000 millones.
Para esta compra contra reloj, la energética estatal le pidió cotizaciones a seis proveedores: Gas Natural, Petrobras, ENI, Excelerate, British Petroleum (BP) y Morgan Stanley.
Tras evaluar las 12 ofertas que se presentaron para cubrir las 9 cargas en juego del período mayo-agosto, los funcionarios resolvieron adjudicar los siguientes suministros: El grupo italiano ENI se quedó con la provisión de tres barcos en julio y agosto para la terminal de Bahía Blanca a un precio de US$ 17 por millón de BTU.
En segundo lugar – y demostrando una vez más que los negocios van por un lado y las tensiones diplomáticas por el conflicto de las Islas Malvinas por otro –, la petrolera inglesa BP se llevó otras dos cargas para el puerto bahiense con precios que oscilan entre los US$ 17,10 y US$ 17,70 por millón de BTU.
Por último, la brasileña Petrobras logró quedarse con un cargamento para el regasificador de Escobar a un precio de US$ 16,40 por millón de BTU.
Hay dos ofertas que quedaron en suspenso y a la espera de una mejora de precio. Son las que presentaron Excelerate y Morgan Stanley para Bahía Blanca por valores que oscilan entre los US$ 18,40 y US$ 18,50 por millón de BTU. Si no se alinean en torno de los US$ 17 por millón de BTU, ambas serían rechazadas.
Como elemento comparativo Uruguay le paga a la Argentina 20 dólares por millón de BTU, de los cuales 13.50 dólares son para el fisco en carácter de retenciones y 6.50 son para la empresa proveedora e importa 4.500 millones de metros cúbicos mensuales de gas a través del gasoducto que une ambos países. Mientras tanto ENARSA es la empresa designada por Argentina como contraparte de Uruguay para la supuesta construcción de una planta gasificadora del otro lado del rió.
El precio reconocido a los proveedores externos de GNL es más de cinco veces superior a la remuneración promedio de US$ 3 por millón de BTU que reciben los productores locales.
Comparado con el gas natural que se importa de Bolivia (US$ 12 por millón de BTU), el GNL resulta un 41% más caro. Pero si no existiera esta opción de gas por barco, el país estaría obligado a cubrir ese bache con más compras externas de gasoil, que es principal combustible líquido alternativo al GNL. En este caso, el problema económico sería mucho más crítico para las cuentas públicas. El gasoil tiene un precio internacional promedio que es casi 50% más elevado que el valor equivalente de GNL en unidades de BTUP la equivalencia energética.
Más allá de los precios, lo que esta claro es que las importaciones de GNL treparon en sólo 5 años de 8 a 81 cargas anuales y ya representan más del 20% de la demanda interna anual y no hay ninguna señal de que esta situación se podrá revertir a corto plazo.
Gas turbio
Las contrataciones de los barcos que operan las cargas importadas de gas natural licuado (GNL) – que en 2008 habían arrancado como algo transitorio y ahora resultan indispensables para poder atender la demanda interna – han quedado en la mira por una serie de irregularidades que involucran a las autoridades de la estatal ENARSA y al gremio de los obreros marítimos (SOMU).
Durante los años 2010 y 2011, la empresa energética estatal que conduce Exequiel Espinosa – el hombre que el ministro de Planificación, Julio De Vido puso transitoriamente al frente de las gerencias de exploración y explotación de la nueva YPF – convalidó varios pagos de sobrecostos portuarios en los barcos de GNL que fueron a parar a las arcas del SOMU.
Los datos sobre las maniobras y pagos indebidos que salpican a Espinosa y a Suárez – quien hasta hace poco estuvo alineado con el titular de la CGT, Hugo Moyano – saltaron sobre el tapete en medio de la fuerte interna que mantienen De Vido y el viceministro de Economía, Axel Kicillof por el manejo de la intervención de YPF.
Sin ninguna norma legal que lo habilite, el gremio que conduce Enrique Omar Suárez ha venido trasladando a ENARSA el pago de las “excepciones reglamentarias” que el SOMU debe entregar sin cargo a los buques gaseros cuando no hay tripulación local capacitada para operar esas naves.
Para poder operar por períodos que superan los 30 días, los barcos extranjeros que prestan servicios de cabotaje tienen que tramitar lo que se denomina un “waiver de bandera”. Este permiso debe ser otorgado sin cargo alguno tanto por los armadores nacionales cuando no tengan buques propios que puedan hacer las tareas en juego, como por los gremios del sector cuando no puedan cubrir con personal local los cargos y puestos que demandan los barcos extranjeros.
En los dos últimos años la mayor parte de los “waiver” que otorgó el gremio del SOMU a los barcos encargados del traslado y la regasificación en los puertos de Bahía Blanca y Escobar, ambos en la provincia de Buenos Aires, fueron a cambio de pagos irregulares que terminó afrontando ENARSA por ser la responsable de cubrir todos los costos referidos a las importaciones de ese combustible.
En el caso de los buques regasificadores de la terminal bahiense, la “excepción reglamentaria” concedida por el sindicato tuvo como contrapartida una “contribución” económica mensual (equivalente al total de la dotación que le correspondía a los barcos) que fue a parar la “Escuela de Capacitación Omar A. Rupp” que manejan los dirigentes del SOMU.
En tanto, en el caso del barco Arctic Spirit – que operó en el segundo semestre de 2011 como alijador de las cargas de GNL destinadas a Escobar – el acuerdo que suscribieron el SOMU y ENARSA estableció que por el “waiver” gremial, la empresa debía pagarle bimestralmente a la Fundación Azul que controla Suárez un monto “equivalente a los salarios y las cargas sociales” de la supuesta dotación local que tendría que haber ido a ese buque.
Además de resultar ilegales, los pagos derivados de ese convenio registran otro hecho más que llamativo. Uno de los desembolsos de casi $ 1.750.000 que estaba previsto para la Fundación Azul terminó siendo pagado por ENARSA a la empresa San Jorge Marítima SA que también está bajo la órbita del SOMU. En este caso, la factura que la compañía marítima le pasó a la empresa que preside Espinosa fue por “servicios y asesoramiento técnico al buque Arctic Spirit”.
f.l.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias