El Gobierno de Haití retrasará los comicios hasta 2022
28.09.2021
PUERTO PRÍNCIPE (Sputnik) - Las elecciones previstas para septiembre de este año en Haití fueron pospuestas para 2022, tras una revisión a la Constitución del país, anunció el primer ministro Ariel Henry en entrevista divulgada por la cadena CNN.
"Revisaremos la Constitución en los primeros meses del próximo año y las elecciones se llevarán a cabo inmediatamente después", aseguró Henry, quien tomó las riendas del Gobierno de Haití dos semanas después del asesinato del presidente Jovenel Moise (2017-2021), en julio pasado.
El Gobierno que encabeza Henry despidió el 27 de septiembre a los integrantes del Consejo Electoral Provisional nombrados a finales del pasado año por Moïse, objeto desde entonces de numerosas críticas.
"El tren se ha descarrilado durante algún tiempo en Haití. Queremos avanzar lo más rápido posible hacia la restauración de la democracia a través de elecciones", declaró Henry, quien abogó por formar otro Consejo Electoral, pero más consensual y aceptado por toda la sociedad.
Moise instauró el ahora disuelto Consejo en septiembre de 2020, con el objetivo de organizar las elecciones y el refrendo constitucional; sin embargo, el Tribunal de Casación, la mayor instancia judicial del país, rechazó juramentar a sus miembros.
La renuencia de la corte suprema le valió a los opositores del mandatario para asegurar que la estructura incumplía la carta magna vigente.
Tras el magnicidio, Henry se comprometió a dotar de credibilidad al Consejo, y el reciente acuerdo nacional adoptado por parte de la oposición selló la suerte definitiva de sus integrantes.
Deportación de connacionales
Además, Henry aseguró que entiende las recientes deportaciones de miles de compatriotas suyos desde Estados Unidos, los cuales serán bienvenidos en su país.
"No somos responsables de su deportación. Haití no puede interferir en los asuntos internos de Estados Unidos. Sin embargo, todos los haitianos que regresan a su tierra natal tienen derecho a ser bienvenidos", declaró el gobernante.
El gobernante expresó su disposición de cooperar con Estados Unidos para solucionar la situación de miles de migrantes haitianos detenidos por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos en Del Río, Texas (sur), y expulsados la semana pasada.
El escándalo detonó tras la divulgación de imágenes de agentes de la ley a caballo, confrontando agresivamente a migrantes, en su mayoría haitianos.
"Vimos algunos de los malos tratos que sufrieron estos haitianos y nos impactó mucho", admitió Henry.
Fuentes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) revelaron a Sputnik que Brasil está entre los destinos alternativos buscados para que los haitianos expulsados de Estados Unidos no tengan que regresar al país del que huyeron.
Unos 15.000 migrantes, en su mayoría procedentes de Haití, llegaron en las últimas semanas a Del Río, en la frontera entre Estados Unidos y México, lo que llevó a Washington a declarar el estado de emergencia y a desplegar agentes fronterizos en la zona.
Miedo por su seguridad
Henry confesó durante la entrevista que teme por su seguridad, a propósito del asesinato aún sin esclarecer de Jovenel Moise.
"Una de las razones por las que creo que necesitamos saber qué pasó esa noche [cuando mataron a Moise] es porque siento que yo también estoy en riesgo", declaró el primer ministro.
La investigación en curso apunta a decenas de sospechosos, incluso ciudadanos de Colombia y Estados Unidos, aunque los funcionarios del Gobierno aún buscan un autor intelectual y un motivo.
El fiscal jefe de Puerto Príncipe, Bed-Ford Claude, llamó a testificar a Henry para que explicara una serie de llamadas telefónicas realizadas tras el crimen, pero el jefe de Gobierno destituyó tanto al procurador como al ministro de Justicia, Rockefeller Vincent.
Al ser cuestionado por tales destituciones, Henry afirmó que ambos fueron despedidos "por violar la ley" y negó haber entorpecido la investigación, pues su prioridad es que Moise tenga justicia, dijo.
"No queremos interferir en este juicio. Ni siquiera estoy pidiendo saber qué está pasando en el caso. Lo que estoy diciendo es que el presidente debe tener justicia y esta justicia debe ir acompañada de jueces independientes", declaró el gobernante.
Henry adelantó que pedirá un seguimiento judicial a las acusaciones sobre la presunta retención sin cargos formulados contra decenas de ciudadanos estadounidenses y colombianos, la cual ha sido denunciada por grupos de derechos humanos y defensores del debido proceso.
"Le pediré al Ministerio de Justicia que haga un seguimiento y si hay personas inocentes, que las pongan en libertad. No queremos tener a la gente en la cárcel solo porque son colombianos o porque están siendo señalados por asesinos y que no son asesinos", aseguró el político.
El primer ministro haitiano reconoció que su administración también necesita ayuda extranjera para combatir la creciente violencia de las bandas criminales en su país, como una de las claves para la recuperación económica y la seguridad ciudadana.
Acotó que toda persona involucrada con las pandillas, ya sean políticos, empresarios u otros ciudadanos, serán tratados como bandidos y correrán su misma suerte.
Imagen de portada: La bandera de Haití - Sputnik Mundo © AP Photo / Dieu Nalio Chery
--
La demografía como arma de la batalla cultural en Europa
PARÍS (Sputnik) — La demografía es un arma de defensa para una parte de Europa que, frente a la apertura de fronteras a personas y mercancías, opone la defensa de unos valores que considera vitales para conservar sus raíces, costumbres y cultura.
Esa "otra" Europa refleja una disidencia dentro de la línea oficial que se proclama progresista dentro de la Unión Europea y que considera como un catecismo obligatorio lo que denominan "valores europeos".
Entre esos valores ocupa un lugar importante la apertura hacia una inmigración vista como una riqueza, según los defensores de una sociedad multicultural a la que se oponen con todas sus fuerzas algunos gobernantes europeos que alertan sobre lo que ellos llaman "la gran sustitución". Es decir, reemplazar a la población autóctona por inmigrantes que se niegan a integrarse culturalmente en el país de acogida y que mantienen sus creencias y costumbres por encima de las leyes locales.
La "cumbre" sobre la demografía celebrada en Budapest la semana pasada fue convocada por la auténtica "oveja negra" de los progresistas y liberales europeos, Víktor Orban, que ha cimentado su poder sustentado en su defensa de las raíces, la historia, las costumbres y la religión cristiana, mayoritaria en el país desde hace siglos.
Además del anfitrión, estaban presentes los jefes de Gobierno de Eslovenia, Eslovaquia, República Checa, Serbia, así como representantes políticos de varios países, como Marion Marechal, sobrina de la candidata a la Presidencia de Francia, Marine Le Pen, y la nueva estrella de la política francesa, el periodista Eric Zemmour, rival de la anterior, que hace temblar a la derecha de su país estudiando presentarse a las elecciones presidenciales de 2022.
Ayudas a la natalidad en Hungría y Polonia
En ese encuentro, tanto el anfitrión como sus invitados insistieron en la importancia de favorecer la natalidad en sus países, un arma que ayude a preservar a sus sociedades de influencias exógenas. Así, en Hungría, además de ayuda económica en efectivo, las parejas con cuatro hijos están exentas de impuestos, los abuelos que se ocupan del cuidado de los nietos reciben una compensación económica y las familias numerosas tienen rebajas para comprar grandes vehículos. La oposición subraya que, a pesar de esas medidas, miles de jóvenes húngaros siguen prefiriendo emigrar y denuncian las restricciones al acceso al aborto.
En Polonia, medidas similares ayudan a las familias numerosas, pero tampoco logran hacer despegar una tasa de natalidad que en toda Europa sigue siendo muy baja, en especial por la crisis económica que se arrastra desde 2008.
Los nacionalpopulistas europeos, algunos de cuyos representantes más notorios estuvieron en Budapest, ven —como es el caso de Francia— que la tasa de natalidad de inmigrantes o descendientes de inmigrantes del Magreb y del resto de África es muy superior a la de los franceses considerados autóctonos.
Enclaves extranjeros en el propio país
En Francia, en Bélgica, Dinamarca, Suecia u otros países tradicionalmente generosos con la recepción de inmigrantes se han creado territorios donde las leyes nacionales no se respetan o pasan siempre después de las importadas, ya sean culturales o religiosas.
Lo primero que habría que aclarar es que las fuerzas políticas que intentan unirse en una política de control de sus fronteras no propugnan una inmigración cero, sino que se oponen a la inmigración de ciudadanos provenientes de países musulmanes. Por mucho que los dirigentes de Bruselas lo quieran esconder, no se trata de un problema solo aritmético, sino eminentemente cultural/religioso y, por lo tanto, político.
Más de la mitad de los franceses musulmanes menores de 25 años consideran que la ley coránica está por encima de la Constitución de la República francesa. En ese mismo país, donde existe libertad para reírse de cualquier religión y la blasfemia no es delito, jóvenes musulmanes han asesinado a personas solo por dibujar a Mahoma, o han degollado y cortado la cabeza a un profesor de colegio por haber intentado explicar el contexto que permite esa libertad.
A pesar de que buena parte de la prensa trata de esconderlos o minimizarlos, cada día se producen casos que sirven de combustible a aquellos que quieren impedir la importación de la cultura musulmana en Europa. Así, Italia descubrió, esta misma semana, el terrible final de una joven que llegó, a los 13 años, procedente de Pakistán y que, al negarse a ser casada por la fuerza con alguien elegido por su familia, fue asesinada por sus propios tíos. La familia al completo, con todos sus representantes esparcidos por Reino Unido, Italia y Francia, consideran que la joven Saman Abbas "no se comportaba como una buena musulmana".
Algunos pueden ver en este ejemplo un caso aislado y que no conviene "estigmatizar" a toda una comunidad, pero hechos parecidos, quizá menos trágicos, se producen cada día en diferentes países europeos bajo el silencio de unos medios de comunicación que temen ser acusados de colaborar con los temores agitados por la extrema derecha.
Una tarea para la izquierda europea
Nada que ver con los dramas vividos en Francia o con el anterior en Italia, pero significativo de lo que Orban y sus vecinos denuncian es el episodio vivido en las fiestas de la ciudad española de Valencia. "Las Fallas" son una tradición en las que símbolos de la actualidad son creados para ser quemados en público, siempre con un ánimo de crítica u homenaje. Una falla que representaba símbolos musulmanes fue atacada violentamente por algunos miembros de esa comunidad y los autores debieron renunciar a su trabajo, obligados por la amenaza que una minoría intenta imponer como modelo de convivencia, en contra de siglos de tradición.
La izquierda europea no puede hacer oídos sordos a este asunto. No basta con utilizar el eterno insulto de "fascistas", o descalificar con la expresión "extrema derecha" para evitar abordar este problema. Y hay que dejar en claro que no toda inmigración es rechazada de por sí.
La llegada de inmigrantes de América Latina a Europa no supone y nunca ha supuesto quebranto cultural alguno. Decir que los descendientes de emigrantes españoles, portugueses, italianos o yugoslavos que llegaron a Francia, Alemania o Suiza en los años 50 y 60 se asimilaron al país de acogida sin oponer ninguna resistencia cultural no implica estar de acuerdo con ideas "ultras", sino que refleja una evidencia.
Si los que se consideran progresistas quieren dejar de ver cómo cada día más ciudadanos europeos atienden y votan postulados de nacionalpopulistas, o como les quieran llamar, deberían ser capaces de aceptar que las preocupaciones por la pérdida de la identidad, por "desculturización", el abandono de tradiciones en nombre de la globalización y un multiculturalismo que ha fracasado en toda Europa son compartidas por una población harta de esconder la realidad bajo la alfombra.
Imagen de portada: Migrantes en Francia - Sputnik Mundo © REUTERS / Pascal Rossignol
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
Sputnik
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias