UY Press - Agencia uruguaya de noticias

29.11.2025

WASHINGTON (Uypress/Melvin Goodman*) - Los principales medios de comunicación se han preocupado por la política, las políticas y la propaganda de los mandatos de Donald Trump, pero prácticamente han ignorado la pregunta central de su presidencia: ¿Está Trump psicológicamente capacitado para ser presidente de Estados Unidos y comandante en jefe?

"El miedo colectivo estimula el instinto gregario y tiende a producir ferocidad hacia aquellos que no son considerados miembros del rebaño". Bertrand Russell, 1905.

Diversos psicólogos y psiquiatras han advertido que nuestro presidente, peligrosamente trastornado, representa una amenaza para la seguridad nacional e internacional. Esta amenaza se ha agravado en las últimas semanas.

Los expertos en salud mental que han abordado estos temas no han sido entrevistados por la prensa. Asumieron un riesgo profesional al ignorar el principio ético de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, conocido como la "Regla Goldwater". Esta regla prohíbe diagnosticar a figuras públicas a las que no han entrevistado personalmente. La reciente conducta pública de Trump y sus escandalosas declaraciones sugieren que el "deber de advertir" de psicólogos y psiquiatras exige un mayor escrutinio de Trump por parte del público en general, en particular de la comunidad médica y los medios de comunicación.

Las señales de narcisismo maligno de Trump son bien conocidas; afirma saber más que nadie y que solo él puede resolver nuestros problemas. Su demonización de los medios de comunicación y de sus supuestos oponentes, así como su trato a las minorías y la gestión de los asuntos migratorios, apuntan a la paranoia. Su abuso de la guardia nacional y del ejército profesional en nuestras principales ciudades, violando la Constitución y la Ley Posse Comitatus de 1878, apunta a la paranoia política. La referencia de Trump a sí mismo como el "Jefe de las Américas" apunta a la paranoia personal.

En los últimos meses, Trump ha afirmado que grupos políticos inexistentes justifican el despliegue de las fuerzas militares estadounidenses en ciudades estadounidenses y aguas del Caribe. Ignoró a los abogados de las agencias de inteligencia, que se oponen al uso de la fuerza contra Venezuela. Los abogados civiles del Departamento de Defensa fueron excluidos de la discusión. El personal legal del Consejo de Seguridad Nacional fue despedido hace meses.

Para justificar el uso ilegal del ejército y la guardia nacional en ciudades estadounidenses, Trump alega su oposición a "Antifa", un grupo político inexistente y una simple etiqueta para grupos antifascistas en Europa y Estados Unidos. El secretario de Estado de Trump, Marco Rubio, ha etiquetado a grupos en Alemania, Italia y Grecia como "Terroristas Globales Especialmente Designados". Sin ninguna prueba, Trump se ha referido a Antifa como una "organización militarista y anarquista".

Para justificar su uso ilegal e inconstitucional de la fuerza militar en el Caribe y el Pacífico contra pequeñas embarcaciones de Venezuela y Colombia, Trump ataca a un grupo inexistente, el "Cártel de los Soles", una etiqueta creada por periodistas venezolanos, pero no una organización. El secretario de Estado Rubio, uno de los actores más belicosos del equipo de seguridad nacional de Trump, describe al Cártel de los Soles como una "organización criminal que se hace pasar por un gobierno". El propio Trump se refiere al presidente venezolano, Nicolás Maduro, como un "jefe fugitivo del cártel", acusado en Estados Unidos de tráfico de drogas al país.

El colapso de Trump también se refleja en sus feos y agresivos ataques contra dos periodistas que se atrevieron a plantearle el tema de los archivos de Epstein. Trump tiene un largo historial de hostilidad hacia las mujeres, y esto se ha manifestado a lo largo de los años en su incapacidad para responder a las preguntas de las periodistas, especialmente en lo que respecta a los archivos de Epstein o en su reciente glorificación de Mohammed bin Salman durante la cumbre de la semana pasada. Trump desestimó el papel de MbS en el horrible asesinato de un periodista saudí, afirmando que este era un hombre "controvertido" y que "cosas pasan".

Dos acontecimientos recientes en el Congreso han desconcertado a Trump. El hecho de que tres representantes de MAGA en el Congreso lideren la oposición a Trump por la negativa de la Casa Blanca a publicar los archivos de Epstein debe ser particularmente repugnante para él. Luego, la semana pasada, seis congresistas demócratas, todos veteranos militares, proclamaron que las fuerzas armadas tienen el deber de ignorar las órdenes ilegales. La respuesta maniática de Trump fue tildar al grupo de "sedictivo" y recordar al público estadounidense qué hacer con quienes cometen traición. La conclusión de Trump sobre lo que se debe hacer: "Muerte".

Trump claramente está perdiendo el rumbo, y nadie en la Casa Blanca puede calmarlo ni convencerlo de que modifique sus acciones o sus declaraciones provocativas. Su comportamiento irracional e impulsivo se vuelve particularmente preocupante, ya que el posible uso de la fuerza militar en Venezuela o el intento de la CIA de asesinar al presidente venezolano Maduro están en juego. Las órdenes ilegales e inconstitucionales de Trump están comprometiendo la integridad de las fuerzas armadas y posiblemente devolviendo a la CIA a los peligrosos tiempos de cambio de régimen e intentos de asesinato de la Guerra Fría.

*Melvin A. Goodman es investigador principal del Centro de Política Internacional y profesor de gobierno en la Universidad Johns Hopkins. Exanalista de la CIA, Goodman es autor de " Fallo de la Inteligencia: El Declive y la Caída de la CIA"  e  "Inseguridad Nacional: El Costo del Militarismo Estadounidense " y  "Un Denunciante en la CIA" . Sus libros más recientes son "Carnicería Estadounidense: Las Guerras de Donald Trump" (Opus Publishing, 2019) y "Conteniendo el Estado de Seguridad Nacional" (Opus Publishing, 2021).  Goodman es columnista de seguridad nacional para  counterpunch.org .