Francia: cae el gobierno Bayrou y la oposición ahora va por Macron
08.09.2025
PARÍS (ANSA) – Para Le Pen, es inevitable elecciones. El gobierno busca un premier. Proponen un mediador.
La caída era esperada, pero lo del gobierno de Bayrou fue un verdadero derrumbe.
Faltaron casi 20 votos del llamado "núcleo común", es decir, los miembros de la coalición mayoritaria.
El primer ministro pedía un voto de confianza para su proyecto de presupuesto, que incluía recortes por 44 mil millones de euros, la eliminación de dos feriados y la confirmación de la impopular reforma de las pensiones. Pero fue arrasado por un tsunami de votos en contra: 364 frente a 194 a favor. Y ahora, como comentó de inmediato el tribuno de la izquierda más radical, Jean-Luc Mélenchon, "Macron está en primera línea frente al pueblo. Y él también debe irse".
En todos los discursos de la oposición en el Parlamento, el nombre de Macron resonó como el verdadero culpable de la crisis y de este nuevo "salto al vacío" del país.
Francia ha llegado ya a su cuarto primer ministro en un año y medio, el tercero desde las elecciones anticipadas (y perdidas) por la mayoría el pasado julio. Un hecho totalmente inédito para la Quinta República, nacida bajo la bandera de la estabilidad y que, sesenta años después, parece haber llegado a su opuesto total.
Esta vez, el presidente, frente a una izquierda radical que mañana presentará una moción de censura, y al Rassemblement National, que lidera las encuestas y le exige disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones, decide ganar tiempo.
No habrá decisiones ni declaraciones precipitadas; el terreno está minado y el jefe del Elíseo "toma nota" de la decisión soberana del Parlamento. Ha citado para mañana por la mañana a Bayrou, quien presentará su renuncia, y para "los próximos días" el anuncio de la designación de un nuevo primer ministro.
En el Parlamento, los socialistas fueron duros, a pesar de que Macron había mostrado recientemente interés en ellos, llegando incluso a pedir a sus ministros que "trabajaran" con el Partido Socialista (PS): "Estamos listos para gobernar", dijo en el pleno el jefe de bancada Boris Vallaud, "que el presidente venga a nosotros". Por ahora, el proyecto del PS carece de lo esencial: los votos.
Los socialistas insisten en que no quieren gobernar con los macronistas, sino encabezar un gobierno únicamente de izquierda.
Queda por ver cómo podrían los macronistas apoyar a un gobierno que los excluye, mientras que los Républicains han reiterado su lema: "siempre en la oposición ante un gobierno de izquierda".
Justamente en la derecha moderada, el jefe de bancada de los Républicains, Laurent Wauquiez, fue uno de los menos críticos con Bayrou, y anunció que votaría por el gobierno, aunque "sin entusiasmo". Al final, 27 de los 49 diputados republicanos votaron a favor del voto de confianza. Junto con los socialistas, siguen siendo los únicos grupos con los que la actual coalición de gobierno puede dialogar.
En el día del enfrentamiento total y del colapso de un gobierno liderado por un primer ministro que ni siquiera intentó negociar su proyecto de presupuesto, apareció una luz de diálogo de parte del ex primer ministro y actual líder del partido macronista Renaissance, Gabriel Attal.
Antes incluso de nombrar a un primer ministro, pidió a Macron designar un "negociador" para lograr un "acuerdo de interés general" entre "las fuerzas republicanas".
La gran novedad en esta etapa de la historia francesa es que se buscaría un acuerdo antes de nombrar un nuevo jefe de gobierno. "Yo, dijo Attal, no propongo ni un pacto de gobierno ni un contrato de coalición. Lo que propongo es un acuerdo de interés general para que los 18 meses que tenemos por delante sean útiles y no estén marcados por bloqueos continuos y parálisis del poder público". Desde las bancadas oficialistas, Attal hizo un llamado a una "cultura del compromiso", hoy olvidada en la política francesa.
En términos concretos, el "negociador" no sería necesariamente el futuro primer ministro, sino alguien encargado de reunir, a partir de mañana, y durante varias semanas, a todos los líderes de los partidos representados en el Parlamento para encontrar un "compromiso presupuestario".
El futuro primer ministro sería entonces "el garante de ese acuerdo". ¿Un técnico? Para Attal, se trataría de una personalidad del mundo político o sindical, una figura "consensuada, capaz de reunir a los líderes políticos alrededor de una mesa con solo su nombre".
Sería un acuerdo temporal que daría paso a una especie de "gobierno con un objetivo específico", cuya misión principal y más urgente sería "lograr un presupuesto para 2026".
En París, después del tsunami que arrasó con Bayrou, se habla mucho del "negociador", y varios de los analistas más influyentes coinciden: "No debe formar parte de la coalición que sostenía al gobierno recién caído".
Mientras tanto, el país se mantiene expectante ante la anunciada marcha para el miércoles 'Bloqueemos todo', un movimiento nacido en internet y que ya ha sido apodado como los nuevos chalecos amarillos. Se trata de una protesta cuyo alcance aún es incierto, pero que preocupa a las autoridades. El ministro del Interior anunció un despliegue masivo, con 80 mil agentes que "no tolerarán ningún bloqueo".
Imagen: ANSA/EPA
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