Los BRICS+ y la paradoja de la multipolaridad frente los ataques a Irán

28.06.2025

OTHER NEWS (Por Crismar Lujano* – Diario Red)- El bloque ampliado reacciona con distintas voces ante las agresiones de Trump y Netanyahu entre las tensiones internas, las prioridades nacionales y las diferencias ideológicas.

 

La ofensiva estadounidense contra instalaciones estratégicas en Irán los días 21 y 22 de junio tuvo un fuerte eco en el bloque BRICS+, cuya ampliación en 2023 incorporó a Irán como parte de su desafío al orden neoliberal liderado por Occidente. Pero lejos de una respuesta unificada, el grupo, que reúne a potencias emergentes con intereses divergentes, ha evidenciado posturas entre la confrontación retórica y el cálculo estratégico.

Un bloque heterogéneo

Por un lado, Irán -víctima directa de la operación- ha contado con el respaldo explícito de tres pesos pesados del bloque: Rusia, China y Brasil. Moscú condenó de forma categórica el ataque, calificándolo de "flagrante violación del derecho internacional" y de la Carta de las Naciones Unidas. No obstante, en declaraciones durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, el presidente Vladimir Putin matizó que Rusia no tiene intención de ofrecer apoyo militar directo a Teherán, debido al desgaste de su ejército en Ucrania y las limitaciones económicas que enfrenta.

China, por su parte, reiteró su llamado a "respetar la soberanía iraní" y condenó la acción como una escalada innecesaria. Beijing ha hecho de la estabilidad regional una prioridad en su diplomacia energética, y en los últimos años ha desempeñado un papel activo como mediador entre Irán y Arabia Saudí. La postura de Brasil, aunque menos detallada, también se alineó con la condena al uso de la fuerza por parte de Estados Unidos.

Del otro lado, países como India, Sudáfrica, Egipto y Emiratos Árabes Unidos optaron por una respuesta más moderada. En comunicados escuetos y declaraciones indirectas, expresaron su "profunda preocupación" por los acontecimientos, sin señalar de forma directa a Washington. Pretoria, por ejemplo, pidió una "resolución pacífica del conflicto", en línea con su tradicional política exterior de no alineamiento.

Esta ambivalencia no es casual: la mayoría de estos países mantiene estrechos lazos económicos con Estados Unidos y temen represalias en forma de aranceles, sanciones o pérdida de acceso a mercados estratégicos. En este contexto, el silencio de Etiopía e Indonesia -dos miembros recientes con importantes poblaciones musulmanas- resalta aún más. 

Una incorporación simbólica con proyección estratégica

Irán fue formalmente admitido como miembro de los BRICS en 2024, junto con Egipto, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos. Esto significa que, en 2025, su posición dentro del bloque sigue siendo incipiente en términos operativos, pero simbólicamente poderosa. Como uno de los principales productores de hidrocarburos del mundo y aliado estratégico de Beijing, Teherán aporta a los BRICS una dimensión energética crítica, en particular para China, que busca diversificar sus suministros frente a las presiones occidentales. Su adhesión fue leída por muchos analistas como una señal de que el grupo no solo buscaba ampliar su peso económico, sino también reforzar su capacidad de articulación política en regiones tradicionalmente dominadas por Washington. En este contexto, la inclusión de un país sancionado y en conflicto abierto con Estados Unidos no fue solo una decisión diplomática: fue una declaración de principios sobre el tipo de orden global que los BRICS aspiran a construir. 

Sin embargo, los acontecimientos recientes ponen en evidencia los límites de la alianza. Más allá del discurso antioccidental, los intereses de los miembros del BRICS+ no siempre convergen: algunos priorizan la estabilidad económica y el acceso a mercados globales, mientras otros buscan reconfigurar el sistema internacional desde la confrontación geopolítica.

La paradoja de la multipolaridad

Lo ocurrido en Irán revela una de las paradojas fundamentales del BRICS+: su fuerza simbólica como bloque que cuestiona el liderazgo occidental contrasta con la dificultad de articular una política exterior común. A pesar de representar el 36% del PIB y casi la mitad de la población mundial, el grupo aún carece de mecanismos efectivos de coordinación diplomática o de defensa mutua.

La respuesta a la ofensiva de Trump podría marcar un punto de inflexión. Si bien los BRICS+ han logrado avanzar en cooperación financiera, comercial y energética, su capacidad de actuar como un actor geopolítico cohesionado aún es limitado en un mundo en transición: multipolar, pero todavía muy lejos de ser multilateral.

*Crismar Lujano, periodista. Panelista de La Pizarra.

Foto: Brics, reunión en Kazán, Rusia, 2024 / Presidencia de Irán  

 

Internacionales
2025-06-28T05:41:00

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