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Los dramas relegados de Yemen, Sudán del Sur y Birmania

16.03.2022

ROMA (Other News / IPS)- Además de la tragedia de la que somos testigos cada día, la guerra de Ucrania ha hecho que otros terribles conflictos sangrientos o lugares donde para sobrevivi , las personas necesitan ayuda humanitaria, de la que dependen millones de gente vulnerable, hayan pasado sencillamente a un segundo plano en la mayoría de la prensa mundial.

 

En consonancia con sus objetivos de difusión cada vez más equitativa del acontecer mundial, Other News tratará de informarles sobre estos conflictos olvidados en las que no sólo mueren soldados, sino sobre todo miles de mujeres y niños, ya sea por las bombas o por el hambre y las enfermedades.

Yemen y Sudán del Sur están al borde de catástrofes por hambre

Yemen está al borde de "una catástrofe absoluta", con más de 17 millones de personas afectadas por niveles de emergencia por hambre, un drama que también atrapa a unos ocho millones de habitantes en Sudán del Sur, alertaron agencias del sistema de Naciones Unidas este lunes 14.

La situación puede empeorar en el segundo semestre de este año, según el alerta lanzado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura (FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa Mundial de alimentos (PMA).

En Yemen, si bien la insuficiencia alimentaria afecta a 17,4 millones de sus 30 millones de habitantes, el nivel de emergencia por hambre golpea a 5,7 millones de personas, a las que en el segundo semestre pueden agregarse otros 1,6 millones y llegar a 7,3 millones a finales de año.

En el caso de Sudán del Sur, un país de 11 millones de habitantes, más de 70 % de la población tendrá dificultades para sobrevivir al pico de la temporada de escasez este año, debido a un conflicto armado interno, la crisis climática, la covid-19 y el aumento de los costos de los alimentos, según el PMA.

Cuando esa "temporada de escasez" alcanza su punto máximo, los alimentos escasean, se agotan los suministros, y resultará este año abrumadora para 8,3 millones de personas, con especial riesgo para decenas de miles que padecen hambruna como resultado de crisis sucesivas.

El impacto de la crisis climática -con series de sequías e inundaciones- y el conflicto armado provocan desplazamientos a gran escala, pérdida de medios de subsistencia, destrucción de cultivos y tierras cultivables, y aumento de los precios de los alimentos, amenazando la supervivencia de las comunidades más aisladas.

En el caso de Yemen, los informes de las agencias de la ONU dan cuenta de que 2,2 millones de niños están gravemente desnutridos, con medio millón que padecen desnutrición aguda grave, y 1,3 millones de madres embarazadas o lactantes están gravemente desnutridas.

Yemen también es víctima desde 2015 de un conflicto armado, protagonizado por milicias hutíes, nutridas por chiítas zaidíes, que controlan el norte de Yemen y la capital, Saná, y las del gobierno del presidente Abdrabbuh Mansur al Hadi (sunita, exiliado), que controlan el sur y su principal ciudad y puerto, Adén.

"Se requiere paz para poner fin al declive. Las partes en conflicto deben levantar todas las restricciones al comercio y la inversión en productos básicos", dijo David Gressly, coordinador humanitario de la ONU para Yemen.

Según el reporte de las agencias de la ONU, "es probable que la guerra de Ucrania provoque importantes impactos en las importaciones, lo que impulsará aún más los precios de los alimentos".

Yemen depende casi por completo de las importaciones de alimentos, con 30 % de sus importaciones de trigo provenientes de Ucrania.

Por ello la FAO "trabaja directamente con los agricultores, para fomentar su autosuficiencia a través de una combinación de apoyo a los medios de subsistencia de emergencia y, a más largo plazo, para aumentar su resiliencia y apoyar la producción local", dijo el director general de la FAO, Qu Dongyu.

Otro punto preocupante del reporte de las agencias es que proyecta que las personas que experimentarán niveles catastróficos de hambre (fase cinco del índice, la máxima, hambruna) pasará en los próximos meses de 31 000 a 161 000.

"Estas cifras desgarradoras confirman que estamos en una cuenta regresiva para la catástrofe en Yemen y casi no tenemos tiempo para evitarla", dijo el director ejecutivo del PMA, David Beasley. "Pero si actuamos ahora, todavía existe la posibilidad de evitar un desastre inminente y salvar a millones", agregó.

El PMA se vio obligado a reducir las raciones de alimentos para ocho millones de personas a principios de año debido a la escasez de fondos, y los hogares asistidos reciben apenas la mitad de la canasta de alimentos mínima diaria estándar.

"Cada vez más niños se acuestan con hambre en Yemen. Esto los pone en mayor riesgo de deterioro físico y cognitivo, e incluso de muerte, y no puede pasarse por alto", destacó la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.

De las 377 000 víctimas que ha dejado el conflicto en Yemen, más de 60 % no perdió la vida bajo la metralla, sino a causa del hambre o enfermedades prevenibles, y por no poder ser asistidas debido a la confrontación.

Yemen, la guerra silenciada

Por Isaías Ferrero* - Jacobin

La reciente escalada en la ofensiva de Arabia Saudí y Emiratos vuelve a mostrar la nula voluntad de los medios occidentales de informar sobre una invasión que dura ya siete años

Ahora que las bombas caen sobre Ucrania, es buen momento para volver la atención a Yemen, una guerra silenciada que, a diferencia del rechazo generalizado que ha recibido la agresión rusa, ha contado con el apoyo explícito del Gobierno español. Aunque mucha gente lo desconoce, el Gobierno de Mariano Rajoy apoyó la guerra desde el primer momento, aunque fuera con ambigüedad para dificultar la transparencia. Ese desconocimiento se aprecia bien en algunos diputados de la derecha. Miguel Ángel Gutiérrez, portavoz de Ciudadanos en la Comisión de Defensa, llegó a calificar una Proposición no de Ley del diputado de Unidas Podemos Roberto Uriarte como "una sarta de mentiras" porque recordaba que tanto Rajoy como Felipe VI apoyaron la intervención militar de la Coalición liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

Para saber la verdad solo basta con atender a los hechos: nada más aprobarse que la Coalición militar iba a intervenir en Yemen en marzo de 2015, el antiguo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, respaldó la guerra al considerar esta decisión como "un paso muy significativo en apoyo de la legitimidad institucional del país".

Previamente, Felipe VI y Rajoy llamaron al rey saudí el 28 de marzo de 2015 para mostrar el apoyo de España, pero decidieron ocultar esa información a la ciudadanía. Los medios de comunicación españoles tampoco informaron, a excepción del periodista Danilo Albín, que lo destapó unos años después. Asimismo, hay que destacar que según las fuentes contactadas por el periodista Miguel González, el Gobierno de Mariano Rajoy ofreció no solo colaboración diplomática, sino también "logística" con las famosas 400 bombas que Margarita Robles suspendió por unos días y que después Josep Borrell defendería en un ejercicio obsceno de realpolitik.

Felipe VI y Rajoy llamaron al rey saudí el 28 de marzo de 2015 para mostrar el apoyo de España, pero decidieron ocultar esa información a la ciudadanía

Por supuesto, los medios de comunicación árabes mostraban entusiasmo hacia la guerra de Yemen. Ahora, que quizá se abuse de comparar a Putin con Hitler, hay que recordar que el que era entonces un periodista muy ligado al régimen saudí, Jamal Khashoggi, defendió la guerra de Yemen porque ellos estaban en un "momento 1939", siendo Irán la Alemania nazi. Como todos tristemente sabemos, Khashoggi sería asesinado brutalmente unos años después por Arabia Saudí (información confirmada por las Naciones Unidas y la CIA) por empezar a criticar las atrocidades del príncipe Mohamed bin Salmán (MBS).

De todas formas, la propaganda de los medios de las monarquías del Golfo ha ido bastante más lejos, llegando a justificar posibles crímenes de guerra para luchar contra el terrorismo. Quizá merezca la pena reflexionar por qué la Unión Europea unas veces veta a medios de comunicación y otras no, al margen de que puedan ser instrumentos de propaganda de guerra, como podría ser el caso de RT o Sputnik. 

Da la sensación de que siempre se cumple una regla dolorosa. Cuanto más graves son nuestros crímenes, mayor es el apagón informativo. No existen páginas suficientes para describir las atrocidades que se han perpetrado en la guerra de Yemen. Recientemente, un informe para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo habló de que 377.000 personas habían muerto en el país desde 2015. Sin embargo, la investigadora Helen Lackner desmiente esa cifra y afirma que está "subestimada", conclusión similar a la de Eva Erill, de Solidarios Sin Fronteras. 

Una buena parte de estas muertes (el 60 por ciento) se deben a causas indirectas como el hambre o las enfermedades. Es innegable que todas las partes en la guerra han conculcado los derechos humanos, pero también que la coalición saudí-emiratí es la principal responsable de esta tragedia.

Antes de la guerra, Yemen era un país extremadamente pobre que importaba el 90 por ciento de su comida. La coalición decidió que la mejor estrategia para ganar la guerra era realizar un bloqueo por tierra, mar y aire que utilizaba el hambre como método bélico, lo cual es un claro crimen de guerra según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

Tal como recordaba, en 2018, Martha Mundy, profesora emérita de la London School of Economics, "hay una fuerte evidencia de que la estrategia de la coalición ha buscado destruir la producción de comida y su distribución". Mundy señalaba que un alto diplomático saudí, ante la amenaza de hambruna, dijo extraoficialmente: "Cuando los controlemos, los alimentaremos". En definitiva, tácticas de hacer la guerra que dan la razón a la exministra sueca Margot Wallström, cuando utilizó el adjetivo "medieval" para referirse a la represión en Arabia Saudita.

Esta barbarie era perfectamente evitable. Uno de los hombres claves de Barack Obama en Oriente Próximo, Robert Malley, reconoció que el sufrimiento masivo en Yemen era "un resultado muy, muy probable" ya que el país más pobre estaba siendo bombardeado por el más rico. Además, las monarquías del Golfo Pérsico tienen acceso a las armas más avanzadas que suministra Occidente para que estos crímenes pudieran tener lugar.

De todas formas, los países occidentales hicieron todo lo posible para empeorar lo que ya era una tragedia anunciada. En ese sentido, vale la pena recordar que el Gobierno de Rajoy en ese momento era miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y presumía de participar en la redacción de varios textos entre el que destaca la Resolución 2216 (2015). Esta resolución terminaría siendo un desastre para Yemen, ya que básicamente exigía una rendición de los hutíes, algo que aparte de ser irreal, dificultaba sobremanera la paz, tal como no ha parado de recordar Helen Lackner.

La amenaza del terrorismo yihadista tampoco sirvió para que España revisara sus relaciones con Arabia Saudí, un país siempre bajo sospecha

Asimismo, la Resolución 2216 establecía un embargo de armas a los hutíes, pero no a nuestros aliados de la coalición. La diputada del Partido Popular María Aránzazu Miguélez no dejó ninguna duda el 16 de abril de 2015 al reconocer que el Consejo de la ONU apoyaba "estas tesis saudíes". Estas tesis sirvieron no solo para que la coalición y los hutíes agravaran la crisis humana, sino además para que una y otra vez los distintos Gobiernos en España siguieran vendiendo armas, a pesar del manifiesto riesgo de no cumplir nuestra ley y los tratados internacionales.

La amenaza del terrorismo yihadista tampoco sirvió para que España revisara sus relaciones con Arabia Saudí, un país siempre bajo sospecha. De la misma forma, bastaba con tener unos conocimientos básicos de geopolítica para darse cuenta de que apoyar una guerra en Yemen era ir en contra de nuestra propia seguridad nacional. Especialmente después de que en el año 2009 se formara Al Qaeda en la península arábiga y de que Barack Obama aumentara las operaciones antiterroristas en Yemen en la tan cuestionada guerra contra el terrorismo.

La elección de Joe Biden insufló cierto optimismo para que se pusiera fin a esta guerra. Durante su campaña electoral prometió convertir a Arabia Saudí en un Estado paria. De todas formas, no supuso ninguna sorpresa que eso no ocurriera, tal como advertimos desde la Internacional Progresista, pero es también cierto que se pudo apreciar una estrategia de máxima presión. En primer lugar, negándose a llamar a MBS y, en segundo lugar, suspendiendo parcialmente la venta de armamento a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. 

En ese contexto desfavorable para el reino saudita, la que era entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, realizó un viaje diplomático por Catar, Emiratos y Arabia con el objetivo de "atraer nuevas inversiones" según la versión del Ministerio de Exteriores. Uno de los méritos de Laya sería firmar un acuerdo en materia de seguridad y de lucha contra la delincuencia con Emiratos, país en el punto de mira de las ONG por conculcar los derechos humanos. La ministra se reunió con el ministro del Interior de Emiratos, Saif bin Zayed al Nahyan, y realizó una entrevista muy desafortunada al medio Al-Arabiya en la que mostró un fuerte respaldo a la política de Arabia Saudí y Emiratos en Yemen, llegando a decir: "No podemos dejar que los terroristas nos ganen la batalla, con independencia del tipo de terrorismo".

El apagón informativo también pudo verse un año después cuando el presidente Pedro Sánchez decidió viajar personalmente a Emiratos para evitar que Felipe VI se sintiera incómodo al estar Juan Carlos allí. La falta de crítica de los medios es reveladora en un momento en el que la coalición saudí-emiratí está aumentando considerablemente los ataques. Desde el 1 de enero al 26 de enero se habían contabilizado 1.403 ataques aéreos de la coalición, mientras que han tenido lugar auténticas atrocidades como el ataque indiscriminado a una cárcel donde murieron 87 personas.

Esto último debería convencer al Gobierno para que deje de vender armamento a países que siguen participando en la destrucción de Yemen. El Gobierno debe dar ejemplo y hacer caso a las peticiones de Naciones Unidas y del Parlamento Europeo para que se deje de suministrar armamento a estos países. Es, al fin y al cabo, lo que las organizaciones en defensa de los derechos humanos llevan siete años diciéndonos.

*Isaías Ferrero es activista de derechos humanos especializado en la crisis humanitaria que se vive en Yemen y autor del libro Negociar con asesinos. Guerra y crisis en Yemen.

Hay «claros signos» de crímenes de lesa humanidad tras golpe militar en Birmania, según la ONU

Por Deutsche Welle (DW)

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos denunció las matanzas en Birmania y acusó al ejército de posibles crímenes de lesa humanidad y de crímenes de guerra tras el golpe de Estado de 2021.

  «Hemos podido identificar sin lugar a dudas la existencia de un patrón de comportamiento el año pasado que muestra ataques sistemáticos, coordinados y planificados, y existen claros signos de que podría tratarse de crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra», declaró este martes (15.03.2022) la portavoz del organismo, Ravina Shamdasani, en la presentación del informe, que estudia el periodo que siguió al golpe militar de febrero de 2021.

En un comunicado, la responsable del organismo, Michelle Bachelet, pidió a la comunidad internacional que tome inmediatamente medidas para controlar la espiral de violencia.

«La magnitud aterradora de las violaciones del derecho internacional sufridas por el pueblo de Birmania exigen una respuesta internacional firme, unida y decidida», dijo Bachelet.

La expresidenta chilena acusó al Ejército birmano de cometer «violaciones y ataques sistemáticos y generalizados contra los derechos humanos» y de mostrar «un desprecio flagrante por la vida humana».

Más de un año después del golpe de Estado que derrocó a Aung San Suu Kyi y puso fin a un paréntesis democrático de 10 años, Birmania sigue hundido en el caos.

Las milicias contrarias a la junta tomaron las armas contra los generales, que asfixian violentamente cualquier oposición.

Shamdasani también subrayó que antes del golpe, el Alto Comisionado ya había mencionado que las fuerzas armadas birmanas «cometieron crímenes de lesa humanidad por el trato dado a los rohinyás», minoría musulmana del país.

Foto: Niño en Yemen / Hebatallah-Munassar / IPS

Internacionales
2022-03-16T10:44:00

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