¿CUÁNTO COBRA EL JUEZ FEDERAL?
Oyarbide pasa sus vacaciones en un sitio exclusivo en Punta Cana; el Caribe le costará US$ 34 mil
23.01.2012
PUNTA CANA, 23 Ene (UYPRESS) – Tras el escándalo del anillo de diamantes, ahora el magistrado trabaja sobre las arenas de la playa exclusiva para los miembros de la lujosa membresía Royal Service (“servicio real”) que ofrece el resort caribeño en el que se aloja.
La última edición de la revista Noticias hace tapa con las vacaciones del polémico juez federal Norberto Oyarbide, a quien encontraron en plena vacaciones en un lugar exclusivo de Punta Cana junto a su pareja. El magistrado, que no sólo se hizo famoso por archivar en tiempo record la causa por enriquecimiento ilícito del matrimonio Kirchner, vuelve a agitar los fantasmas tras presentar sus curiosas extravagancias (un anillo de diamantes de US$ 250 mil y su bolso marca Louis Vuitton valuado en US$ 1.500).
La crónica de la revista no tiene desperdicio. Comienza con una descripción de los movimientos de Oyarbide en el Caribe. Textualmente dice: “El juez más buscado del momento está recostado en uno de los camastros de madera y colchón blanco de la playa exclusiva para los miembros de la lujosa membresía Royal Service (“servicio real”) que ofrece el resort caribeño en el que se aloja. A ese sector solo tienen acceso aquellos que llevan en su muñeca la codiciada pulsera dorada. Faltan quince minutos para las 11 de la mañana en Punta Cana y el sol de este jueves 19 de enero ataca con toda su furia. Llegó hace quince minutos acompañado por su pareja. Vestido con un traje de baño blanco a tono con sus zapatillas, un sombrero beige, gafas oscuras y un crucifijo plateado que cuelga de su cuello. Amaga a ponerse boca arriba para tomar sol. Pero le resulta demasiado fuerte, incluso para su piel curtida y su bronceado eterno”.
Luego, continúa: “En lugar de eso, extrae de su maletín Louis Vuitton un bloc de hojas tamaño legal, las mismas que se utilizan en Tribunales, manuscritas de punta a punta. Adicto al trabajo confeso (“workaholic”, como dice), comienza a leer con devoción, a subrayar y a hacer anotaciones mientras su compañero toma sol a su lado y juega con el celular. ¿Serán las memorias de un juez polémico del que hace poco circularon rumores sobre su posible jubilación?”.
La publicación reveló en febrero de 2011 que Oyarbide tomaba decisiones y trabajaba sobre las causas judiciales que tenía en su poder desde la comodidad de Colmegna, su spa predilecto. Lo hacía por las tardes, las cuales amenizaba con una copita de champagne. Una tarde, el jefe de gobierno, Mauricio Macri, se metió en el spa y también ataviado con una toalla, lo interrumpió: “Perdón, ¿Por qué me quiere meter preso usted a mi?”. Eran las épocas de las escuchas ilegales por las que el líder del Pro terminó procesado.
Esa costumbre relajada de estudiar expedientes y tomar decisiones en el spa porteño, parece haberlas trasladado a las asombrosas playas de Punta Cana. Sus vacaciones, con un costo aproximado de 34.000 dólares, se dan en medio de la catarata de críticas que renombrados colegas como Eugenio Raúl Zaffaroni y dirigentes políticos de diversos partidos realizaron contra él por dos escándalos que surgieron de manera simultánea: uno lo vincula nuevamente (como en la década del ’90) con redes de prostitución; el otro habla, justamente, de sus onerosos gastos difíciles de justificar
p.t.
La crónica de la revista no tiene desperdicio. Comienza con una descripción de los movimientos de Oyarbide en el Caribe. Textualmente dice: “El juez más buscado del momento está recostado en uno de los camastros de madera y colchón blanco de la playa exclusiva para los miembros de la lujosa membresía Royal Service (“servicio real”) que ofrece el resort caribeño en el que se aloja. A ese sector solo tienen acceso aquellos que llevan en su muñeca la codiciada pulsera dorada. Faltan quince minutos para las 11 de la mañana en Punta Cana y el sol de este jueves 19 de enero ataca con toda su furia. Llegó hace quince minutos acompañado por su pareja. Vestido con un traje de baño blanco a tono con sus zapatillas, un sombrero beige, gafas oscuras y un crucifijo plateado que cuelga de su cuello. Amaga a ponerse boca arriba para tomar sol. Pero le resulta demasiado fuerte, incluso para su piel curtida y su bronceado eterno”.
Luego, continúa: “En lugar de eso, extrae de su maletín Louis Vuitton un bloc de hojas tamaño legal, las mismas que se utilizan en Tribunales, manuscritas de punta a punta. Adicto al trabajo confeso (“workaholic”, como dice), comienza a leer con devoción, a subrayar y a hacer anotaciones mientras su compañero toma sol a su lado y juega con el celular. ¿Serán las memorias de un juez polémico del que hace poco circularon rumores sobre su posible jubilación?”.
La publicación reveló en febrero de 2011 que Oyarbide tomaba decisiones y trabajaba sobre las causas judiciales que tenía en su poder desde la comodidad de Colmegna, su spa predilecto. Lo hacía por las tardes, las cuales amenizaba con una copita de champagne. Una tarde, el jefe de gobierno, Mauricio Macri, se metió en el spa y también ataviado con una toalla, lo interrumpió: “Perdón, ¿Por qué me quiere meter preso usted a mi?”. Eran las épocas de las escuchas ilegales por las que el líder del Pro terminó procesado.
Esa costumbre relajada de estudiar expedientes y tomar decisiones en el spa porteño, parece haberlas trasladado a las asombrosas playas de Punta Cana. Sus vacaciones, con un costo aproximado de 34.000 dólares, se dan en medio de la catarata de críticas que renombrados colegas como Eugenio Raúl Zaffaroni y dirigentes políticos de diversos partidos realizaron contra él por dos escándalos que surgieron de manera simultánea: uno lo vincula nuevamente (como en la década del ’90) con redes de prostitución; el otro habla, justamente, de sus onerosos gastos difíciles de justificar
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UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias