Qué impacto real tienen los acuerdos de deuda de Sevilla
03.07.2025
OTHER NEWS (Por Belén Carreño* – El País)- El mundo atraviesa una crisis de deuda pública. En 2024 se rebasaron los 100 billones de dólares de deuda viva en el mundo, un recurso cada vez más utilizado y que encuentra acomodo en el apetito de los inversores que consumen bonos con avidez.
Los países en desarrollo también se han lanzado a financiar sus políticas por esta vía, a una velocidad que duplica en el ritmo a las economías avanzadas. Pero los planes no salen siempre como se espera, y se terminan creando trampas de deuda que llevan a países con bajos ingresos a sacrificar su desarrollo por el pago a los acreedores. Estos días en Sevilla se han discutido fórmulas para aliviar de esta carga a los países en peor situación. ¿Se ha conseguido?
Qué hay detrás
En 2010 los países del sur de Europa (España, Grecia, Italia y Portugal) eran acosados por los mercados que desconfiaban de su capacidad de pago. Se vendieron masivamente sus bonos disparando la rentabilidad -lo que los países tienen que pagar al comprador de la deuda- hasta formar la llamada crisis del euro. Las agencias que califican la solvencia de los países rebajaron de forma drástica las notas de corte para invertir y mercados que no eran atractivos comenzaron a brillar en comparación.
Fue el caso de muchos países africanos que antes de 2010 ni soñaban con salir al mercado a pedir dinero y se encontraron que, en algunos casos, los acreedores se lo prestaban a mejores tipos de interés que los que tenían en Europa.
La prolongación de la crisis empujó esta tendencia, con inversores buscando rentabilidades superiores a los tristes tipos de interés a cero en la zona del euro y Estados Unidos. Y así, silenciosamente, los países con bajos ingresos fueron haciendo una bola de deuda que estalló de forma generalizada con la pandemia de 2020.
Pagar la deuda cada vez se ha vuelto más complicado por otro cóctel igual de explosivo. El precio del petróleo, principal fuente de ingresos para muchas de estas economías, se ha desplomado, y la percepción de riesgo con un Estados Unidos en ebullición se ha disparado, lo que ha aumentado aún más el precio de sus bonos. En la última década, estos países, que suelen estar más expuestos al cambio climático, se han enfrentado además a catástrofes naturales que han dejado en el aire sus sistemas financieros. Y algunos otros han tenido cambios de régimen en un mundo cada vez más convulso, donde los mayores donantes (EE UU, Alemania o Reino Unido) han anunciado recortes de la ayuda.
A estas deudas privadas hay que añadir otras cargas, como préstamos de organismos multilaterales, del FMI o el Banco Mundial, que aunque "blandos" no dejan de ser pasivos. China, además, se ha convertido en el primer país acreedor -bilateral- en África, tras haber desembolsado millones de dólares en préstamos ligados a la construcción de infraestructuras por todo el continente.
Algunos acreedores han iniciado procesos de reestructuración de deuda, pero la falta de un marco común que marque cómo lidiar de forma homogénea con estos créditos lleva a negociaciones interminables mientras sus economías se hunden.
En la sección de EL PAÍS, Planeta Futuro, han estado contando varios casos como este de Kenia o Egipto. También han hecho una cobertura detallada de estos días de conferencia en Sevilla que merece la pena revisar, con datos y gráficos como estos.
Qué va a pasar
El sentimiento general es que Sevilla no es el destino final en este viaje de alivio de la deuda, sino un punto de inflexión que abra las puertas a las condiciones necesarias para sacar de la trampa a muchos países. También que la conferencia es un balón de oxígeno para las políticas de cooperación, en un momento en el que los recortes y la retirada de EE UU contaminan el debate de la ayuda.
Entre las iniciativas aprobadas:
- Cláusulas que pausen el repago de la deuda
Esta es la medida que los participantes y la sociedad civil destacan como más positiva. Solicitar una suspensión temporal de pagos por fuerza mayor de una catástrofe natural era un proceso farragoso. Con la estandarización de estas cláusulas en los contratos de deuda -que recogerán criterios claros para su activación-, las pausas de repago serán automáticas y prestamista y deudor ganarán tiempo y dinero que se ahorrarán en abogados. Además, con una suspensión el activo se mantiene.
- Conversión de deuda por políticas sociales
España ha empujado la creación de una plataforma que facilite a los países canjear deuda por compromisos de gasto en sanidad o educación. España es uno de los países que lleva tiempo comprometido con estos canjes, alrededor de 30 años, con hitos importantes como el de Cuba en 2015 o de forma más reciente con Uganda. Los expertos lo ven positivo pero limitado en impacto, ya que las cifras en estas operaciones son moderadas y no suponen un vuelco a la situación económica del país.
- Posible convenio de la ONU
Uno de los párrafos más discutidos del llamado Compromiso de Sevilla, fue la posibilidad de construir un marco intergubernamental para negociar la deuda, que diera formalidad a un proceso que ahora mismo es arbitrario y parte de la voluntad de los miembros del llamado Club de París. El club es un grupo de los principales países acreedores del mundo (o sea, ricos) que deciden ad hoc qué países reestructurar. Los países africanos se fajaron para crear la posibilidad de que una convención de la ONU marcara unas reglas de juego claras en estos procesos, algo a lo que se oponen los países desarrollados. Pero los africanos han logrado que se mencione la posibilidad. "Es como si los países ricos estuvieran cerrando la puerta y los africanos han conseguido meter el pie y dejar esa rendija", dice gráficamente Didier Jacobs, responsable de deuda en Oxfam Internacional que ve un éxito que la idea haya sobrevivido la negociación.
- Deuda odiosa
Otro de los elementos que se ha logrado colar en el compromiso de Sevilla es el de hacer no ejecutables las deudas contraídas por los Gobiernos de forma ilegítima. Estas deudas se han conocido como "odiosas" pero en el documento solo se las relaciona con la corrupción. El acreedor deberá asegurarse de que la deuda es limpia o no podrá pedir su pago. No hace mucho, funcionarios mozambiqueños se beneficiaron de un préstamo de 2.000 millones de dólares contraído con Credit Suisse que el país ha tenido que reestructurar.
- Compromiso del 0,7%
A los que peinamos canas, este compromiso nos parecerá algo ridículo. Se fijó en los felices noventa y pocos países lo han logrado cumplir. España, que ha sido el gran defensor de este objetivo en la Conferencia, está lejísimos, pero dice que lo conseguirá en 2030, 39 años después de adherirse al objetivo. Sin embargo, los expertos dicen que en un momento crítico para la ayuda al desarrollo, el compromiso es subversivo.
- Reducción del coste de las remesas
El texto dice que se trabajará para que los costes asociados al envío de remesas esté por debajo del 3%. EE UU aprobó ayer en su beautiful bill una tasa del 1%. Para Borja Santos, vicedecano de la Escuela de Relaciones Internacionales del IE, abaratar el envío de remesas es una de las medidas claves, ya que es una fuente estable de ingresos de los países en desarrollo y además contracíclica: cuanto peor le va al país más dinero envían los migrantes. Santos recuerda que las remesas van directamente a los hogares, lo que además aumenta su impacto y eficacia en materias como la educación.
- Tributación superricos y jets
Brasil y España impulsaron en Sevilla una tasa mundial a los superricos, de forma que no puedan mover su patrimonio de jurisdicción sin la carga correspondiente. La idea promueve la redistribución de la riqueza y se llevará al G-20. Además, Pedro Sánchez esbozó en un discurso un posible impuesto a los billetes de avión de clase Business y superior y a los jet privados. Esta tasa se promueve con el apoyo de Barbados, Francia y Kenia y se enmarca en el debate de la fiscalidad verde. (En la que España está muy retrasada). Oxfam y Greenpeace han aplaudido los anuncios pero con el ambientazo que hay en el mundo con Trump pidiendo que se quiten los impuestos globales a sus empresas, tiene pocos visos de salir.
Quién gana y quién pierde
Las ONG han calificado el compromiso de Sevilla como "poco ambicioso", pero Penelope Hawkins, responsable de Deuda de la agencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), aporta la visión intermedia. "Necesitamos soluciones prácticas que además de deseables sean posibles en el corto plazo".
Aunque el acuerdo no sea disruptivo, al menos es posibilista. Según varias fuentes con conocimiento de las negociaciones, la Unión Europea fue uno de los interlocutores más duros, lo que frenó en muchos casos las aspiraciones de España, ya que el bloque negocia como uno. Desde Eurodad, la Red Europea de Deuda y Desarrollo critican el uso que está haciendo la UE de sus fondos de cooperación para financiar el programa Global Gateway ya que creen que desvirtúa el propósito de la ayuda. El fin del programa es que las empresas europeas saquen tajada de los proyectos financiados a cargo del erario comunitario. La Comisión responde que sus aportaciones al compromiso han sido constructivas y que la UE es el mayor donante de ayuda.
Iliana Olivié, investigadora principal del Real Instituto Elcano, constata el cambio de relato sobre la ayuda, en el que priman los intereses de los donantes sobre las necesidades de desarrollo. En este sentido, el compromiso de Sevilla muestra que hay más opciones y ayuda a escuchar a los países deudores.
En general, los participantes valoran como positivo que EE UU no haya asistido para evitar los bloqueos en las negociaciones y que varios países se hayan aliado en avanzar en más materia, en las llamadas "coaliciones de voluntariosos".
El texto aboga por incrementar las cláusulas de acción colectiva (que obliguen a que si un 80% de los acreedores se ponen de acuerdo, el 20% restante tiene que acceder a la reestructuración de la deuda) y las de comparabilidad de trato (que se den las mismas condiciones a todos los acreedores), soluciones eficaces, pero aún lejanas en los contratos que se rigen en su mayoría por la legislación del Estado de Nueva York o de Reino Unido.
Los países deudores firmantes también se comprometen, con algo de timidez, a mejorar sus sistemas tributarios y recaudar más, algo crítico para ser más solventes. Jaime Atienza, que trabaja en el programa de la ONU contra el SIDA, aboga por implementar impuestos de la salud, como gravar el tabaco o el alcohol. Borja Santos, del IE, dice que reforzar las capacidades para que los impuestos que existen recolecten es crítico.
100%
El tamaño de la deuda pública mundial podría equivaler a toda la actividad económica global a finales de esta década según el FMI.
El concepto económico: derechos de giro
Los Derechos Especiales de Giro, conocidos por sus siglas en inglés SDR, son instrumentos para crear reservas de capital que emite el FMI a sus accionistas. Funcionan como una divisa pero no son dinero tradicional. Las naciones los pueden intercambiar como una moneda para comprar activos. Se quedan en las reservas de los bancos centrales y reciben interés del FMI. Son instrumentos muy útiles para mejorar el colchón de capital pero al repartirse de forma proporcional a la participación en la institución, solo favorecen a los países ricos. La ONU y otras instituciones han pedido su reforma, permitiendo que los países ricos donen sus SDR a los de menos recursos o a otros bancos de desarrollo, como el Banco Africano, que mejorarían así su liquidez. El BCE no ha encontrado la fórmula legal para hacerlo. Hay varias propuestas de para que favorezcan a los países con menos ingresos como esta (en inglés) de la New York University.
La frase
"Nuestros estudios estadísticos sugieren que la calificación media de los bonos soberanos africanos es cuatro escalones inferior a lo que implicarían sus fundamentales", dijo Sim Tshabalala el CEO de Standard Bank, el mayor banco de Sudáfrica en una entrevista al medio estadounidense Semafor. La mayoría de los países africanos aseguran que las principales agencias de rating tienen un sesgo contra la deuda del continente y le dan peores notas que al resto.
El boletín de hoy ha sido un poco duro, gracias por llegar hasta aquí pero para salvar el mundo hay que entender cómo hacerlo.
*Belén Carreño es periodista económica con muchas horas de vuelo. Fue corresponsal principal de la Agencia Reuters en España. Antes formó parte del equipo fundacional de eldiario.es, donde fue redactora jefa de Economía, y de Público. En 2024 ganó el premio por su trayectoria otorgado por la Asociación de Periodistas de Información Económica, APIE.
Foto: UN News
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