Epidemia
Ultraderecha arrasa en las elecciones en Hungría
09.04.2018
BUDAPEST (Uypress) – De acuerdo a los primeros datos oficiales el ultraderechista Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, obtiene el 49% de los votos en las elecciones celebradas este domingo. A ello se suma que el también ultraderechista Gábor Vona, con su partido Jobbik, alcanza el 20% de los sufragios.
Muy rezagada aparece la coalición de izquierdas, formada por los socialdemócratas y "Diálogo" que apoyó a Gergely Karácsony con un 12 %.
Con estos datos, el Fidesz, el partido de Orbán, no solo logra cuatro puntos porcentuales más que en el año 2014 sino que podría conseguir la mayoría especial de dos tercios en el Parlamento, con 133 escaños, la que le permitiría emprender cambios constitucionales. El Jobbik, por su parte, obtendría 27 escaños, la coalición izquierdista 20, la Coalición Democrática 9, mientras que los ecologistas del LMP tendrían 7.
Orbán, que ha sido elegido por tercera vez consecutiva, confirmó ante sus seguidores en Budapest su triunfo electoral y dijo que el resultado es una "gran victoria para Hungría, que ahora podrá seguir en su camino iniciado, para poder defender al país".
En su campaña electoral, el Gobierno y Orbán mantuvieron un discurso alarmista y en contra de la inmigración y los refugiados
La participación en estos comicios fue estimada en un 70 %, la mayor desde 2002, lo que obligó a retrasar en varias horas el cierre oficial de los colegios para permitir que toda la gente que estaba haciendo cola pudiera depositar su voto. Otros partidos que superaron el umbral del 5 % de los votos para entrar en el Parlamento serían los ecologistas del LMP con el 6,5 %, así como la izquierdista Coalición Democrática (5,3 %).
Defensor de lo que ha llamado "democracia no liberal", el primer ministro húngaro logró validar este domingo en las urnas la aprobación de sus discursos cada vez más nacionalistas y ultraconservadores, consolidando de esta manera el contrapeso del nacionalismo en el Este europeo, y encabezando de esa manera la alianza contra una mayor integración con Bruselas. Símbolo del populismo, el resultado de su partido. La derecha está en auge en Europa.
El primer ministro húngaro, que se presenta a sí mismo como el gran defensor y el salvador de los valores cristianos tradicionales, y trata de presentarse como un modelo para sus vecinos. "La UE no está en Bruselas. La UE está en Berlín, en Budapest, en Praga y en Bucarest", recalcó nada más depositar su voto en uno de los distritos ricos de la capital húngara.
Las elecciones del pasado mes en Italia se interpretaron como un espaldarazo para los partidos populistas y de extrema derecha en ese país. En diciembre, el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria se convirtió en socio de la coalición de gobierno junto al Partido Popular.
El triunfo de Orbán también refuerza el llamado Grupo de Visegrado (V4), que incluye también a Polonia, Eslovaquia y República Checa, y que comparten una visión escéptica sobre el futuro de la Unión Europea.
Hungría y Orbán fueron los primeros en oponerse al sistema de cuotas para inmigrantes acordado por la Unión y se han negado tajantemente a acatarlo. El país del Este tendría que acoger a unos 1.200 asilados que hoy ya viven en Italia o Grecia, para aflojar un poco la presión migratoria que tienen estos países. No ha acogido a uno solo. Después le siguieron todos los países de la región y algún aledaño.
Al mejor estilo de las propuestas del presidente Trump, una de las medidas más visibles del Gobierno de Fidesz ha sido la construcción de una valla electrificada para blindar sus fronteras de la inmigración. También una política migratoria severa que contempla detenciones sistemáticas y devoluciones en caliente. Y su discurso radical ha calado en la ciudadanía. Orbán considera a los inmigrantes irregulares como "invasores" y afirma que son una amenaza para la soberanía de Hungría y para el mantenimiento de su identidad. Un discurso xenófobo, en un país poco acostumbrado a los extranjeros (solo un 1,5% lo es). Según un análisis de El País de Madrid, con el telón de fondo de la crisis migratoria, que en 2015 llevó a las puertas de Hungría a decenas de miles de refugiados, que escapaban de la guerra en Siria o Irak y que buscaban cruzar el país para seguir hacia el Norte de Europa o Alemania, el discurso del miedo le ha funcionado. Sus mensajes sobre el riesgo de "hordas" de indocumentados musulmanes aguardando para entrar en el país han asustado a muchos.
"Somos un país pequeño aquí no cabe todo el mundo, y estamos hablando de gente que no se integra", aseguró un funcionario de escasos recursos.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias