OPINIÓN
“Hay una crisis de valores y el sindicalismo está ahí adentro”
06.08.2014
MONTEVIDEO (Uypress) - El diario La República le realizó la siguiente entrevista al Secretario General de FOEB (Federación de obreros y empleados de la bebida). Compartimos.
Explosivo pero sensible y a veces, tóxico. Richard Read se ve como el último mohicano, integrante de una generación de sindicalistas de los cuales hoy no quedan. A la hora de elegir, se queda con el primer gobierno del Frente Amplio pero no se casa con nadie. A Eduardo Brenta, con el que se enojó, ni lo nombra.
¿Está en crisis el sindicalismo?
Está en crisis la sociedad, la política, los empresarios. Hay una crisis de valores que indica que para ser alguien pasa por lo económico. El referente es el vivillo, el que revende entradas, el que se rebusca. Ese es el de la viveza criolla.
El 68% de los gurises de entre 12 y 16 años de los barrios periféricos dicen que cuando sean grandes quieren ser narcos porque los ven bien vestidos, en buenas gomas y rodeados de damiselas porque ahora el referente no es el que labura. Hay una crisis de valores y el sindicalismo está ahí adentro.
¿Quién es el responsable de este desbarranco?
Es el capitalismo que trajo la década de los 90 que diezmó y torturó psicológicamente a la gente que se vio empujada a irse del país, rompiéndose la familia. Hubo odio y la sociedad lo masacró. El mensaje era: ‘mirá, vos tenés que ser unipersonal; no colectivo'. El unipersonal tiene impreso un gran logo que es arreglate como puedas y el que está al lado, que se arregle como pueda. Esto no nació de un zapallo.
Bueno, pero eso pasó hace 20 años
Claro y lo que vemos es el resultado.
¿Y en 20 años no se pudo revertir esa forma de pensar y de ser?
Es que son las generaciones porque después vino la crisis de 2002 que le pegó a aquellos que habían sobrevivido a la década del 90. Allí está la razón de por qué el Frente Amplio gana en el 2004. El FA venía haciendo lo mismo en 1984, en 1994, en 1999. Gana en el 2004 porque hay un plus de gente que le prestó el voto. Le pasó lo mismo a (Luis Alberto) Lacalle (Herrera) en el 90, a (Julio María) Sanguinetti en el '95.
A ese voto fluctuante le pegó lo de 2002. Le pegó el exilio económico, que es peor que el exilio político porque sabés que no podés volver al país por razones de orgullo y se ven obligados a hacer cosas afuera que acá no harían en la puta vida. Friegan pisos, hacen de sereno... cosas que acá no harían jamás. Yo me río en las campañas por los discursos de los políticos. ¡Le hablan a los convencidos! Hay que avisarles que gasten menos y que le hablen a los 180 mil, 200 mil tipos que hay que convencer.
La falta de valores y de moral duele más cuando pasa dentro del sindicalismo. Me refiero a lo hecho por Alfredo Silva o Heber Tejeira.
Son dos casos distintos ¿no?
¿Qué hacer en estos casos?
Corruptos hubo toda la vida. Abuso de poder también. Me preocupa, pero más los comentarios que vinieron luego. Hay un dirigente sindical anunciando que se hará una colecta para bancarle los abogados a los que hicieron esto. Un disparate. Tejeira es un corrupto y aprovechó el sindicato para provecho propio y amenazó con el poder sindical para que los otros le dieran guita. Yo dije hace unos años atrás que en Uruguay se corría el peligro de una peronización como en Argentina. Yo estoy fuera de estas cosas. Lo de Silva es grave pero lo del otro, ¡gravísimo! Allí no hubo errores sino corrupción.
Lo de Silva está más en la zona de cómo se relacionaba con el entorno, por lo menos es lo que está en la vista fiscal. No obstante, creo que la pregunta es cuál es el rol de un trabajador, con el aval del PIT-CNT, en la gestión pública.
Hay que preguntarse cuál es el techo, las contenciones de ese trabajador en ese puesto. Hay que discutir la gestión, ser un fiscal y un auditor, proponer y tratar de mejorar que los dineros de la sociedad estén bien administrados.
Debemos ser ejemplo de lo que queremos cambiar, mirar para adentro. Por eso, más que Silva sí o Silva no, hay que discutir el rol del trabajador en la gestión pública.
Están los otros casos de denuncias en los planes de vivienda del PIT-CNT. Usted fue muy crítico con eso.
Sí. Hay un cambio cultural y para mal en el movimiento sindical. Cuando se denuncia un hecho en nuestra organización y pasa un mes y nadie dice nada, ahí tenemos un problema. Eso es contra natura. No se pueden hacer los boludos con estos temas.
El primer gobierno del FA fue más de izquierda
¿Se les hicieron difíciles los dos gobiernos de izquierda que en Uruguay hay desde el año 2005?
No. El primer gobierno, principalmente, fue un gobierno que uno puede sentir más cerca en cuanto a la identificación de la izquierda.
¿El actual no?
No, el primero tuvo leyes laborales importantes; las leyes para domésticas y los trabajadores rurales, los convenios colectivos y los consejos de salarios.
Pero los consejos de salarios es una conquista lograda mucho tiempo atrás por los trabajadores. No fueron creados en ese gobierno.
La inmensa mayoría de lo que el gobierno aplicó fueron reivindicaciones nuestras. Habilitó un ámbito que no existía desde hacía 15 años. Desde el ‘90 hasta el 2005 hubo una penumbra sindical.
El actual gobierno ¿no avanzó en materia de leyes laborales?
No.
¿Reivindica la lucha de clases?
Creo en el clasismo, no la reivindico. Nadie la reivindica porque ahuyenta votos. Hoy es mucho más lindo ser `light´ pero hay que preguntarles a los trabajadores que están en conflicto si no hay lucha de clases. Nosotros acá, en la bebida, le comemos un cacho a la plusvalía: cobramos por 8 horas pero trabajamos 6. Es ganancia. Acá los sueldos andan entre 40 y 120 mil pesos.
¿Hay que dar un giro a la izquierda?
(Se ríe) Hay algunos que quieren dar tantos giros a la izquierda que parecen una perinola. Yo creo que hay un rumbo hacia la izquierda desde el 1º de marzo del 2005 hasta acá. Puedo coincidir con algunos que creen que se debe avanzar más rápido porque hay cosas que andan muy lento. Eso no es girar a la izquierda sino avanzar. A la izquierda no se llega nunca, no hay una meta. El giro a la izquierda es, más que nada, un discurso.
El representante en ASSE puede ser de otro gremio
Y en el caso de ASSE, el representante de los trabajadores ¿debe ser del gremio?
Yo creo que no pero la ley dice que sí. Hay que cambiarla. Mirá lo que pasa acá: el Pepe (señala al trabajador y dirigente de la FOEB José Frego que estaba sentado allí) trabaja acá pero seguro no sabe un carajo de cómo se fabrica la cerveza y capaz que el viejo que vive enfrente y se toma cuatro cajones al día sí sabe cómo se hace la cerveza. No es garantía de idoneidad ni de capacidad ni de buena gestión pertenecer al gremio para estar en la administración pública. Hay que formar equipos.
¿Cree además que se deben elegir mediante voto secreto?
No, porque no me garantiza nada y es peor. Si uno es elegido mediante el voto, no debe rendirle cuentas a nadie porque nadie se identifica, pero si es designado por los trabajadores, debe rendirles cuentas a los que lo eligieron. Están identificados.
Es como aquello que pasa en Argentina: que "la patria o Dios me lo demanden"
Exacto. Ni la patria ni Dios porque no existen.
¿En qué quedaron aquellos grupos de pensamiento -usted los llamó así- que lanzó en la interna del PIT-CNT?
Estamos funcionando. Tenemos el 30 una reunión de reflexión en la ciudad de Melo y el 31 en el local de la bebida en Minas. El 26 de agosto en el club Cervecería. No tenemos prensa, por lo visto, pero no nos interesa.
¿Sobre qué reflexionan?
Sobre estos mismos temas que estamos hablando.
Apoyo a Marito en niño cero falta
Cuénteme lo de Marito, el niño "cero falta", que la FOEB apadrina
Nosotros nos enteramos por televisión de Marito. Me impactó muchísimo y me enorgulleció que, en el contexto critico en el que vivía, su madre lo mandaba todos los días a la escuela caminando, de punta en blanco, pisando escarcha en invierno, cagándose de calor en verano, bajo lluvia. Lo que hicimos nosotros fue premiar los valores de esa madre. Fuimos a su casa, por llamarla de alguna manera. Era un lugar donde no había luz, ni agua ni cocina. Nada. Y entonces arreglamos la casa, le pusimos paneles solares para que tuvieran energía; le acondicionamos un poco la vida.
Y después conocimos la escuela, su maestra y sus amiguitos. Los apadrinamos también. Les mandamos ropa, alimentos, un freezer. Lo que para muchos gurises es una fiesta que llegue el viernes porque se viene el fin de semana, para estos chiquilines es al revés: la fiesta es el domingo a la noche porque al otro día se levantan, van a la escuela y comen. Los sábados y domingos la pasan mal. Primaria le da 2.500 mangos por mes para que desayunen y almuercen los 10 chiquilines y la maestra. Hay que ser McGyver para bancar esa olla con esa guita. No estoy payando.
El otro día los trajimos a Montevideo. Hubo gente que se prendió. Un gerente de un banco que está en San Martín y Yatay juntó ropa y un botiquín que vamos a mandar para allá. Otro gerente de una empresa también se prestó a ayudar de manera anónima.
Y los llevamos al Parque Rodó y al Cerro pero cuando llegamos a la playa, había dos chiquilines que nunca habían visto el mar, entonces estas cosas te alimentan el alma.
"No me callo si veo una injusticia"
¿Cómo quedó la relación con Eduardo Brenta?
(profundo y prolongado silencio) ¿Con quién?
Con Eduardo Brenta que fue ministro de Trabajo y con el que tuvo algún diferendo. ¿Lo conoce?
(otro más profundo y más prolongado silencio) Ah...sí, sí... no tuve afinidad de caminar junto a él porque él andaba en una cosa y yo en otra. Mis diferencias con él son políticas y no personales.
¿Qué queda de aquel Richard Read anarquista, del PVP?
No sé lo que queda. Sé lo que soy hoy. Uno no es malo o bueno siempre y va corrigiendo las cosas. Trato de ser un buen tipo, de dar la cara y no joder. Pido disculpas y no me callo la boca si veo una injusticia. A veces no me controlo y se me va la boca. Las injusticias me joden. Ahora sufro mucho por todo este ataque inhumano de Israel sobre Palestina. Cientos de niños mueren. Una crueldad terrible.
Sigo siendo ignorante pero ahora tengo un grupo de compañeros que me contienen. No aspiro a ningún cargo público y no voy en ninguna lista pese a que me lo ofrecieron.
Estaba bien ubicado en esa lista. Era candidato a salir.
Dicen que sí pero no quiero saber de nada. Me quedan sí los referentes de la vida y la ética como la de Hugo Cores; el primer diputado que renunció a su banca porque no quería tener contradicciones entre su pensamiento y el cargo que ocupaba. No fue el único. Le siguieron (Manuel) Singlet del Partido Nacional y (Guillermo) Chifflet, del FA.
Un dirigente de otra época
¿Usted se ve como el último mohicano? Viene de una generación de dirigentes de principio de los años ‘80 de los que únicamente sobrevive usted.
Sí, soy el último. Llevo 32 años de dirigente sindical de manera ininterrumpida y no hay en la historia del país un dirigente con tanto tiempo. La dictadura cortó mucha trayectoria.
¿Cómo ve las medidas sindicales que se toman en algunos gremios?
Si yo fuera dirigente sindical del transporte, acá no habría jamás un paro de ómnibus. Como medida, dejaría que la gente subiera, entre las cuatro y la seis de la tarde, gratis, sin pagar boleto. Y no me importaría que nos llevaran en cana porque ¿vos creés que van a llevar en cana a 700 trabajadores del transporte? Ni en pedo. En la enseñanza y en los municipales pasa lo mismo. Hoy hablás de ellos y la gente te echa flit. Hay una concepción sindical tan corporativista que poco importa lo que opina la sociedad sobre ellos. A mí se me caería la cara de vergüenza si alguien me dice: "vo, hijo de puta, por tu culpa no pude vender ni una botella. Vos ganás 80 lucas y yo perdí guita". Me mato.