Danilo Astori, recuerdos y actualidad
18.12.2024
MONTEVIDEO (Uypress/Esteban Valenti) - A un año de la muerte del contador Danilo Astori se realizó una sesión de homenaje en la Asamblea General. Hablaron todos los partidos y no pretendo hacer una crónica que, por otro lado ya publicó Uypress.
Concurrí al acto con un viejo amigo, un periodista italiano e internacional muy reconocido y un gran especialista de los temas globales, no como observador sino como luchador por los cambios, Roberto Savio. El tiene la teoría de que Uruguay es una excepción, tanto de la región como en el mundo. Y seguramente reforzó esa visión con la sesión del parlamento de ayer. No conozco países donde se podría hacer algo similar. Todas las intervenciones fueron de gran respeto y sentido institucional republicano.
No soy quién para criticarlas, simplemente quiero agregar algunas ideas. Conocí a Astori en 1972 y en especial en 1973 cuando era decano de la Facultad de Ciencias Económicas y se quedó en el local central de la Universidad ocupando junto a los estudiantes de la FEUU y participó en primera fila de muchas marchas callejeras. Las balas, los palos y los gases no hacían distinciones.
Tampoco voy a aportar a la reconstrucción de su trayectoria como político, estuvimos de acuerdo pero también enfrentados, como por ejemplo en la campaña electoral de 1999. Y compartimos la nacional del 2004 y la interna y la nacional del 2009. Para algunos que consideran que no hay que hacer referencias a las experiencias personales, lo lamento, se ve que ellos tienen muy pocas o nulas. Son parte de mi vida y puedo opinar sobre ellas.
Lo que más me interesa es agregar algo a lo que considero el aporte fundamental de Danilo Astori a la izquierda uruguaya, fue el principal artífice para que el punto débil de todas las izquierdas en el gobierno y transformó con su equipo a la economía política en su mérito principal y de todo el gobierno.
También lo hizo desde la radio durante la dictadura, utilizando el análisis económico como una potente arma contra el régimen y como una parte importante de la resistencia. Había que hilar muy fino y con mucha calidad política e intelectual. Y valentía.
Durante los tres gobiernos del FA fue una pieza clave, no solo en la economía sino en la elaboración del discurso, de las ideas principales que construyeron el soporte ideológico y cultural de la izquierda. Con resultados concretos y tangibles, a nivel económico, de reformas muy importantes y estableciendo los cambios importantes en el marco de la continuidad republicana. El llamó a eso revolución.
Astori es parte de esa generación de cuadros de la izquierda, él era originalmente de ultraizquierda que fue incorporando a sus ideas una visión más amplia, más profunda e impulsando un cambio general, no como dicen algunos simplificándolo todo, hacia el centro, sino hacia una compleja relación entre reformas, renovaciones y revolución.
Lo pudo hacer por su nivel técnico-profesional, por su estudio constante y por lo tanto su cultura general, por su capacidad política y por su indestructible vocación de izquierda.
En la época que el Frente Amplio era un mar de grados 5 de la Universidad, de catedráticos, Astori resaltaba entre todos ellos.
Astori nos falta, aún con su legado muy importante que ya forma parte de nuestro ADN, de la mayoría de la izquierda, en las nuevas situaciones nacionales, regionales y globales su capacidad de análisis, sus síntesis, su discurso preciso, riguroso, punzante y sobre todo siempre de izquierda en lo táctico y sobre todo en lo estratégico, nos falta mucho.
Esa carencia no podemos solo recordarla, llorarla, asociarla a su personalidad, pero para avanzar hay que construir ese aspecto colectiva e individualmente. La incorporación de cuadros importantes de la academia y del mundo profesional al actual gobierno es un camino correcto.
No voy a endulzarlo todo porque Astori está muerto, sería indigno, porque discrepamos muchas veces y reivindico el valor de poder hacerlo con Astori. Es un orgullo.
Para llegar a ser presidente, que lo merecía y sobre todo lo merecía el país y la izquierda uruguaya, le faltó una cosa: la maldad política imprescindible. Si, aunque suene feo, yo participe de campañas juntos y enfrentados y puedo decir que era una debilidad, la política necesita siempre, nos guste o no, una cuota de manejo feroz del poder. Aún en el Uruguay donde todo a veces aparenta diferente.
Eso no lo pudo suplantar con su nivel político e intelectual, ni siquiera con la voluntad firme de llegar a ser presidente, la maldad, la especulación con todas las componentes es parte inexorable de la política. Era demasiado unitario, aunque esto suene mal.
Su trayectoria en los diversos gobiernos del FA son una expresión de esa combinación de compromiso indestructible con la democracia, con la república, con la izquierda y sus debilidades a la hora de adoptar ciertas posiciones.
Las páginas en las que Astori puso su firma fundamental son muchas y algunas fueron recordadas ayer en el Parlamento. Y también deben ser recordadas las páginas, las oratorias, las clases donde aportó a la cultura nacional y de la izquierda uruguaya. Los calificativos prefabricados le cabían mal, pero fue efectivamente un intelectual orgánico, en el más profundo sentido del término.
Sin ese tipo de dirigentes, de personajes no hay izquierda que crezca, que avance, que se renueve, que dispute el poder, lo conquiste y lo ejerza con grandes resultados. Ante los errores y algunos pocos, pero notorios horrores, no reaccionó a la altura. Trato de no ser hipócrita.
Si realmente queremos recordarlo con provecho, hay mucho material para estudiar y para leer y hay marcas y señales en la economía y la política nacional que debemos tener presentes.
El balance político principal sobre Astori, es que nos hace mucha falta, una falta notoria.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias