FRENTE AMPLIO
MPP “sentimos la responsabilidad histórica de poner toda la carne en el asador”
15.02.2016
MONTEVIDEO (Uypress) – El Frente Amplio tendrá elecciones internas el 29 de mayo. Este 5 de marzo su Plenario Nacional analizará la habilitación de las candidaturas. Varios sectores políticos están elaborando documentos preparatorios.
El MPP, sector mayoritario dentro del Frente Amplio, ha trabajado en un documento, a cuyo borrador accedimos, y dice en un pasaje que "Nosotros sentimos la responsabilidad histórica de poner toda la carne en el asador".
El documento analiza sintéticamente la historia del Frente Amplio en sus principales hitos, fundación, resistencia a la dictadura y defensa de las empresas públicas entre otras. Sostiene también que ". El Frente Amplio tuvo la capacidad de proponer una senda de crecimiento, distribución del ingreso, regulación del mercado de trabajo, políticas sociales, transparencia en el acceso al Estado y una larga lista de propuestas".
También afirma que "y hoy, 45 años después de su fundación debemos preguntarnos qué Frente Amplio necesitamos y necesita el Uruguay para seguir profundizando esas transformaciones para un país más justo, igualitario, libre y democrático".
Finaliza este borrador diciendo sobre la presidencia del Frente Amplio que "necesita un presidente/a que esté poco tiempo en la calle Colonia y mucho tiempo dialogando con los actores de la sociedad, con la gente, con la base frenteamplista, con los actores barriales, los sindicatos, los estudiantes".
El Frente Amplio de cara a sus elecciones internas
Borrador Área FA Nacional
El Frente Amplio nació como una respuesta enérgica a la necesidad de conformar un espacio democrático de articulación de las fuerzas antimperialistas, populares y de izquierda en nuestro país. Durante la dictadura fue actor fundamental en la lucha clandestina y factor clave en la recuperación democrática. Luego de una feroz represión, pagó con cárcel, exilio y la vida de muchos de sus militantes. Esa lucha se llevó adelante con una fuerza política articulada en lo territorial y con vínculos extremadamente fuertes en el campo social y sindical. Desde un principio incorporó en alto grado la participación de sus militantes de base a par r de estructuras de militancia y participación que, además de novedosas, permitió generar un espacio de trabajo y formación políticas inéditas: los Comités de Base.
En la década del noventa, enfrentó con decisión el embate privatizador y desregulador de la derecha. En una América Latina que perdió la mayoría de sus empresas públicas, Uruguay logró ser uno de los pocos países en donde, a través de la inicia va popular, ese proceso se detuvo parcialmente. El Frente fue una vez más protagonista.
A poco de la reapertura democrática, se convirtió en alterna va de gobierno en la capital del país, donde logró mantener un planteo de políticas sociales cualitativamente distinto al aplicado por los gobiernos nacionales durante los ´90.
Fue una pieza clave en la resistencia al modelo neoliberal privatizador y excluyente que se aplicó por parte de los partidos tradicionales desde la reapertura hasta la crisis. Es así que a partir de 1998, se comienzan a sentir los efectos más agudos de esa política económica, junto con la desindustrialización, culminando con la brutal crisis del año 2002. El Frente Amplio tuvo la capacidad de proponer una senda de crecimiento, distribución del ingreso, regulación del mercado de trabajo, políticas sociales, transparencia en el acceso al Estado y una larga lista de propuestas a través de un programa político claro de alterna va y esperanza. Fue motor de la participación ciudadana para la decisión de asuntos claves para nuestro país, como el futuro de las empresas públicas, el agua, los derechos humanos.
Finalmente, consiguió acceder al gobierno nacional, por tres períodos consecutivos con mayorías parlamentarias propias. No pueden caber dudas en que luego de más de una década de gobiernos del Frente Amplio nuestro país se transformó en muchos aspectos, que se traducen fundamentalmente en la mejora de la calidad de vida de enormes sectores de nuestra sociedad. A través de la ley de participación ciudadana y la creación de un tercer nivel de gobierno, dio sustento legal a la participación democrática de la ciudadanía. Paradójicamente, al mismo tiempo, se vio reducida la participación de los militantes en los organismos propios del Frente Amplio, desdibujándose el rol que los Comités de Base tenían para jugar en el escenario de la vida política de la izquierda nacional.
Sin dudas, al Frente no hay que darle mucha vuelta ni tampoco sobredimensionarlo, pero es necesario partir del hecho que el Frente Amplio es uno de los partidos políticos progresistas más exitosos de la región.
El espacio político que representamos dentro del Frente Amplio tiene ante sí un desafío colosal. El futuro inmediato nos interpela y nuestro compromiso debe ser expresado con claridad, contundencia y responsabilidad, más allá de las palabras. Nosotros sentimos la responsabilidad histórica de poner toda la carne en el asador. Es el desafío de reinventarse, de subir a todas las expresiones de nuestro pueblo al proyecto político, empujarlo, discutirlo y sembrarlo. Es el desafío de seguir transformando nuestra sociedad. Es el enorme desafío de lograr que las grandes mayorías se empoderen del proyecto político, que lo sientan propio, que lo modelen, cual arcilla en la mano del escultor. Eso no pasa por otro lado que no sea por la profundización de la democracia. Democracias fuertes implican par dos políticos fuertes. Activos. Activos no solamente en el sentido electoral sino fundamentalmente en el sentido de ser actores relevantes de todas las discusiones estratégicas de un pequeño país como el nuestro. Discusiones sobre la cultura, la producción, la distribución, sobre la viabilidad de nuestro desarrollo en el marco del globalismo existente.
Hoy estamos frente a múltiples transiciones y transformaciones que abarcan a todas las fuerzas políticas y todas las fuerzas del campo popular. La izquierda está obligada a salir de la zona de confort que significa tener referentes políticos cantados, ya que los liderazgos que modelaron el proceso de la izquierda uruguaya de los últimos 30 años están dando paso a formas alterna vas de referenciarse en la sociedad.
El Frente Amplio es la síntesis de todas esas luchas populares y hoy, 45 años después de su fundación debemos preguntarnos qué Frente Amplio necesitamos y necesita el Uruguay para seguir profundizando esas transformaciones para un país más justo, igualitario, libre y democrático.
Hay que mirar lo que está sucediendo afuera
Todos los procesos políticos progresistas y de izquierda en la región sudamericana se encuentran en situaciones contradictorias, en crisis más o menos instaladas y con ofensivas de las fuerzas de derecha en curso o en pos de retomar la inicia va política.
Una primera constatación: en los países de la región en los cuales gobiernan fuerzas progresistas, las derechas se han reorganizado y de a poco se consolidan. Las tácticas de esta consolidación, son claramente supranacionales, es decir, son salidas de los centros mundiales del poder. Aunque no tienen un modelo de desarrollo alternativo, despliegan ofensivas en alianza con los grandes medios de comunicación y con sectores empresariales. Avanzan sobre todos los logros que mal o bien se hayan podido concretar por parte de los gobiernos progresistas. En cambio, en los países donde gobierna la derecha, las fuerzas de izquierda aún se encuentran debilitadas, dispersas, fragmentadas, sin unidad política o enfrentadas entre sí (Colombia, Perú y Paraguay).
El denominador común de estas situaciones es la debilidad de los par dos de izquierda, como organizaciones políticas, como organizadores de la realidad. Allí donde no hay par dos fuertes, con vida orgánica propia, con objetivos y procesos de discusión en los cuáles se debate y se clarifican los medios para alcanzarlos, en esos casos, los procesos de cambios sociales se detienen y en muchos casos se vuelve atrás.
En muchas oportunidades se ha visto cómo ante la ausencia de par do u organización política que sostenga los procesos de transformaciones sociales y económicas, se intenta recrear detrás de un liderazgo exclusivo, estructuras de gestión política. Las lógicas de gobierno y de construcción de gobernabilidad son muy demandantes y existe el riesgo muchas veces constatado que se confunda organización política con gestión de gobierno. Esas lógicas, en el peor de los casos, terminan succionando toda la energía de las organizaciones políticas que se ven reducidas a poleas de transmisión desde lo gubernamental a lo social.
Hay que evitar este camino- en el cual ya se pueden detectar síntomas en nuestro Frente Amplio- porque conduce no sólo a fracasos electorales, sino a retrocesos en el campo de la acumulación histórica de la izquierda. Sobre esta base, se refuerza un lavado de cara de las viejas derechas en planteos supuestamente "modernizadores", de "cambio", con figuras "exitosas" venidas de fuera de la política, con propuestas de gerenciar todo más fácil y sencillo. Reinstalando una lógica empresarial en la gestión estatal con los empresarios como protagonistas.
El Frente Amplio ene que ser protagonista de todos estos debates, que aún no están saldados porque no se están realizando a lo largo y ancho del pueblo uruguayo. El debate sobre el desarrollo, sobre los recursos naturales, sobre nuestro derecho a la igualdad y al desarrollo, sobre los derechos humanos, sobre nuestra soberanía, sobre nuestra democracia. El Frente Amplio debe ser protagonista, pero también constructor y fundamentalmente promotor de esos debates.
La restauración conservadora propone una supuesta "nueva política", lo cual nos genera contradicciones, y demuestra que tenemos pendiente el planteo estratégico para la etapa que se viene. Ya sacamos al país de la crisis, ya demostramos que podemos gobernar. Ahora es preciso enfrentar la idea (posible) de que el período histórico del Frente Amplio no es más que una anomalía en el devenir de los acontecimientos, luego de lo cual todo volverá a una relativa estabilidad conservadora.
Ese período de cambios políticos asociados al concepto de progresismo, parece estar llegando a su etapa final. En el momento actual confluyen un poco de dos cosas: enlentecimiento de las economías regionales y contradicciones en el campo político de las izquierdas, con el agravante de la escasa presencia de ideas en el espacio de discusión estratégica; nos falta puntería de largo plazo que nos ayude a ir dando los pasos en el corto plazo, empoderando a las grandes mayorías del proyecto. Son muchas las transformaciones generadas en beneficio de los pueblos, pero como hablamos en términos históricos, estructurales y societales, tan solo 15 años de políticas progresistas redistributivas son una gota en un océano.
En cambio para nosotros como Frente Amplio, este contexto es una oportunidad. Se trata de la posibilidad de construir un nuevo período de hegemonía política, con extensiones a mediano y largo plazo.
En este caso, es posible, y necesario, identificar aquellas vetas por las cuales se pueda desarrollar un potencial de transformación social, ligado a aspectos concretos de la estructura productiva. Es necesario detectar dónde están las vetas de transformación objetivas de la estructura social que tenemos actualmente, y desarrollar estrategias específicas para su desarrollo. De comunicación, de formación, de organización, de profundización democrática, de participación y movilización.
¿Qué Frente Amplio necesitamos?
En primer lugar necesitamos un Frente Amplio que sea capaz de dialogar permanentemente con toda la sociedad, especialmente con los sectores organizados, pero también con aquellos sectores marginales, "los sin voz", los más débiles de la sociedad. Para que ello sea posible necesitamos una organización política fuerte articulada en el territorio nacional pero también con áreas de trabajo interconectadas y vivas en las diferentes temáticas. Asimismo un medio de comunicación que haga llegar la multiplicidad de visiones que existen pero también la opinión consensuada de nuestra fuerza política sin intermediarios.
Uno de los roles fundamentales del futuro ene que ser la articulación con los trabajadores frenteamplistas, compartir sus opiniones, generar espacios de debate e intercambio, discutir el proyecto político en profundidad con una mirada frenteamplista.
El Frente Amplio tiene que ser un actor central del debate político, estar un paso adelante del gobierno y articular con las organizaciones sociales, sobre la base de su programa político. No puede ser un mero amortiguador de las demandas ni una extensión del gobierno, defenderlo sí, pero trabajar para su mejora, apoyarlo pero ser capaz de realizar propuestas de orientación y cambio, fundamentalmente, no olvidar que el gobierno no es un fin en sí mismo sino una herramienta de transformación política.
El Frente Amplio ene que ser capaz de seguir profundizando la democratización de su toma de decisiones, siendo flexible a las nuevas formas de comunicación y establecimiento de puentes con todos aquellos que depositan su confianza en él y se sienten identificados con su proyecto político. Las elecciones abiertas son un ejemplo de ello, pero solo una muestra de la potencialidad que nuestro par do político tiene. Por lo tanto un Frente Amplio más participativo no solo que es posible, sino que es necesario para la preservación de la fuerza política, un par do que se cierra sobre sí mismo ene altas chances de desaparecer y fagocitarse en sus discusiones internas. Democratizar al Frente Amplio es una de las tareas del hoy.
El Frente Amplio que necesitamos debe verdaderamente integrar a los jóvenes. Destacarlos en responsabilidades políticas, promoverlos, apoyarlos, ser sostén de su formación, su desarrollo y su expresividad, sus formas de creación y sus formas de realizar la política. Consustanciarse con los temas que les preocupan, comprender, ceder espacios.
El Amplio que necesitamos debe integrar en todos sus espacios a la mujer. No hay transformación posible sin la integración real de las mujeres. No se trata de leyes, se trata de formación, desvinculación de las viejas prácticas patriarcales que aún permanecen en la izquierda; apoyatura, impulso y promoción de una can dad impresionante de compañeras que tienen mucho para aportar. El Frente Amplio del futuro debe hacer carne en el tema.
EL Frente que necesitamos debe estar meticulosa y solidariamente vinculado a cada una de las
3 departamentales del interior, a sus presidentes/as, a sus delegados de base, a sus necesidades cotidianas, al desarrollo de sus capacidades políticas, a su formación. Cada una de las departamentales debe ser nuestra capital.
Una fuerza política de gobierno, tiene que ocuparse del día a día, pero también tiene que construir esperanza. Esa esperanza no puede sustentarse sobre la base de una sumatoria de necesidades sectoriales, sino que tienen que ser el resultado del trabajo a conciencia sobre la base del desarrollo del pensamiento prospectivo de izquierda en clave de largo plazo.
Sobre la presidencia del FRENTE AMPLIO
Para ser presidente/a del Frente, no solo hay que saber de política y conocer al país, tal vez lo más relevante sea conocer al Frente Amplio y conocer a los frenteamplistas, su base militante. El presidente/a del Frente debe tener respuestas a éstos y otros planteos y capacidad para formar equipos de trabajo que afronte esta realidad y la transforme.
El presidente/a debe ser parte del recambio generacional, recambio imprescindible e impostergable. Los jóvenes deben sentir que éste es su par do y no el de sus padres o abuelos. El presidente/a debe dar la imagen principalmente hacia los jóvenes de que esta es una organización política abierta, en la que ellos/as puedan llegar con sus propuestas.
El Frente Amplio necesita un presidente/a que recorra el país en forma permanente sin estridencias ni grandes prepara vos, que afirme y renueve los lazos de la fuerza política con las organizaciones sociales, fundamentalmente las del campo popular que son el germen de nuestra existencia y de las cuales nos hemos ido alejando día a día; que tenga un vínculo estrecho con los trabajadores y los vecinos de los barrios más populosos y los poblados del interior más profundo. Un presidente/a que renueve la esperanza y el mano a mano con la gente, que genere los espacios de discusión y participación hacia la interna y hacia afuera, no porque hay un congreso, sino porque hay necesidad de la discusión y el intercambio.
El Frente Amplio necesita un presidente/a que esté poco tiempo en la calle Colonia y mucho tiempo dialogando con los actores de la sociedad, con la gente, con la base frenteamplista, con los actores barriales, los sindicatos, los estudiantes.
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