“Demócratas y ortodoxos. Una historia de la izquierda uruguaya. 1900-1990”, nuevo libro de Fernando López D’Alesandro
26.09.2025
MONTEVIDEO (Uypress)- En su nuevo libro “Demócratas y ortodoxos. Una historia de la izquierda uruguaya.1900-1990” el historiador Fernando López D’Alesandro afirma que el fundador del Partido Socialista (PS) Emilio Frugoni, fue “quien mejor comprendió“ el valor e importancia de la democracia “para el camino hacia el socialismo en el país”. Será presentado el sábado 11 en la Feria del Libro por el historiador Gerardo Caetano, el sociólogo Rafael Porzecanski y el autor.
Según nota del colega Sergio Israel para semanario Búsqueda, sostiene que el exministro del Interior del Frente Amplio, José Díaz, al radicalizar a los socialistas, "precipitó al desastre a su partido en la década de 1960".
El libro plantea también que el Movimiento por el Gobierno del Pueblo (MGP) fundado por Zelmar Michelini dentro del Partido Colorado ocupó luego, cuando se fundó el Frente Amplio, el lugar dejado por los socialistas en 1967, cuando estos se definieron por la lucha armada influidos por la Revolución cubana y fueron ilegalizados por el gobierno de Jorge Pacheco Areco. El autor destaca que, sin embargo, en 1989, al abandonar el Frente para proclamar candidato a Hugo Batalla, el sector no tuvo en cuenta el factor emocional, ya que la coalición presidida por el general Liber Seregni había ganado una gran mística.
López afirma que "el drama final del Partido Comunista" (PCU) -que tuvo su 'época de oro' y gran victoria estratégica con la creación del Frente Amplio y salió con un fuerte prestigio de la dictadura, pero que luego se dividió- "tuvo como uno de los temas centrales el debate contra la dictadura proletaria, con (su principal dirigente) Rodney Arismendi dispuesto a revisar esa fórmula que la vida se había encargado de refutar".
En 1965 -relata López- cuando la Revolución cubana se había consolidado como aliada firme de la Unión Soviética, el PS y el PCU discutieron sobre una posible alianza entre los principales partidos de izquierda. Los socialistas enfocaron las opciones frentistas en el marco de su tesis de "unidad de acción", que podía ser, también, electoral. En una de las reuniones tuvo lugar un intercambio entre el socialista José Korzeniak y el comunista César Reyes Daglio. Este último definió la posición de su partido sobre las elecciones y la transición al socialismo: "No nos hacemos ilusiones en cuanto al tránsito pacífico, pero entendemos que no debemos hacernos ver por la masa con el cuchillo constantemente entre los dientes". Las conversaciones fracasaron, pero la frase de Reyes Daglio luego fue recogida en un documento de circulación interna del PCU relevado por López. Por otra parte, el fracaso electoral de 1962 y poco después la fractura que llevó al nacimiento del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN), sostiene el libro, "dejaron al socialismo en orfandad".
Dos años más tarde, en 1967, el socialista Carlos Machado publicó dos artículos en los que estudiaba el proceso del comunismo -titulados Análisis del revisionismo- que intentaban demostrar cómo los partidos comunistas dejaron "de lado las premisas marxistas abdicando de sus principios revolucionarios". Por lo tanto, planteaba Machado, era "hora de que un partido realmente revolucionario ocupara su lugar".
El libro se detiene en el proceso que llevó al Partido Socialista a un elevado nivel de aislamiento. "José Díaz Chávez -afirma López-se alineó completamente con Cuba y con la lucha armada, poco después refrendará al foquismo, llevando al socialismo uruguayo a un nuevo callejón sin salida. Díaz Chávez quiso que el PS fuera el referente de La Habana en Uruguay, la herramienta uruguaya de la revolución continental, pero el resultado será otro desbarranco en el proceso de debacle del partido que dirigió hasta 1972".
El problema de que un partido legal tuviera un aparato armado ya había sido planteado en un libro coordinado por Álvaro Rico sobre el PCU, en el que se planteó la dificultad que representaba "la coexistencia dentro del sistema democrático-republicano de gobierno de un partido político legal y público que, al mismo tiempo, consideraba que la vía violenta de aproximación al poder era la más probable en la realidad continental".
En 1971 el Frente Amplio había participado por primera vez en las elecciones, y dos años después comenzaría la dictadura y la migración de muchos militantes socialistas, como antes al MLN, hacia el PCU.
Los dirigentes Díaz y Vivian Trías, sostiene el historiador, "cerraron definitivamente la puerta de la democracia en el socialismo uruguayo" de la década de 1960 y, en poco tiempo, "siguiendo el camino 'revolucionario' tomaron opciones distintas, pero jamás volverían atrás, ni reconocerían el rol de Emilio Frugoni ni del socialismo fundacional".
El también autor de El hombre que fue Ríos. La inteligencia checoslovaca y la izquierda nacional (1956-1977) llama luego la atención sobre la postura de Trías: "Mientras se procesaba este giro habanero hacia la lucha armada, la revolución, el foquismo y el leninismo, su prescindencia en la discusión fue extraña. A lo largo de todo el proceso, él tan procubano, quien había intentado instalar el 'marxismo-fidelismo' no hizo oír su voz. Sus artículos en la prensa socialista versan sobre temas nacionales y sobre el papel del FMI en Uruguay".
Los comunistas quedaron -entre 1967 y 1973- como único partido marxista legal. A la vez, "mientras la tensión entre Cuba y el movimiento comunista latinoamericano iba en ascenso, el PCU operaba como mediador" y "había asumido que la situación habilitaba la posibilidad de la lucha armada debido a la coyuntura continental". El partido dirigido por Arismendi valoraba que "Cuba demostraba que una revolución que comenzaba democrática podía virar rápidamente hacia el comunismo". Asimismo, mientras mantenía un debate ideológico, "no dejó nunca de ser solidario con los revolucionarios, independientemente de que creyera que su lucha era un error", de modo que "su apoyo y amparo a los tupamaros y su solidaridad con los movimientos similares de la región fue permanente".
"El Frente Amplio cambió a toda la izquierda, para siempre", sostiene el historiador, quien recuerda que fue el dirigente democristiano Juan Pablo Terra quien acuñó el nombre Frente Amplio, convertido en "una experiencia totalmente novedosa, pero que tenía ciertos puntos de contacto con la construcción frentepopulista de treinta años atrás".
La bandera artiguista de Fernando Otorgués, aportada por el historiador comunista Julio Rodríguez, y el logotipo creado por el artista plástico Manuel Espínola Gómez contribuyeron a la construcción de una nueva cultura política. "El Frente Amplio nació en clave democrática, multidimensional y militante, con sus símbolos y con sus impulsos y dinámicas que lo hicieron una novedad atractiva y atendible. Para las derechas, una novedad preocupante", concluye.
López afirma en el libro que "la dictadura militar fue una lección para demócratas y ortodoxos", ya que "el martirio de tantos militantes no puede caer en saco roto ni analizarse como una mera circunstancia o anécdota", pero, también, "así como 1971 le dio al Frente Amplio cierta mística y simbología, la dictadura le dio la épica". Es así que "sesenta años después se cumplía lo que (el exdirigente blanco) Lorenzo Carnelli había señalado: hasta que la izquierda no tenga tradición no incidirá en la sociedad".
Publicado por Ediciones de la Plaza, Demócratas y ortodoxos. Una historia de la izquierda uruguaya. 1900-1990 tiene 1.122 páginas y será presentado el sábado 11 en la Feria del Libro por el historiador Gerardo Caetano, el sociólogo Rafael Porzecanski y el autor.
Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias