CONTRATAPA
¿Quién llama a la puerta? – Crónica de aldabas y picaportes
03.08.2021
MONTEVIDEO (Uypress) – Cuando recorremos los cascos antiguos de muchas ciudades del mundo, podemos reparar en elementos colocados en las puertas de entrada a viviendas o edificios, que originariamente permitían al visitante la función de anunciarse. De aldabas y picaportes nos comenta el Dr. Fernando Mut.
Eran de gran utilidad práctica, e incluso servían de referencia para distinguir casas de mayor o menor alcurnia. A pesar de su notoria obsolescencia, estos adminículos aún hoy se conservan siquiera como objetos de carácter puramente ornamental. Reparar en ellos y valorar su arte y significado es un ejercicio entretenido para quienes disfrutamos de los detalles urbanos. Nos referimos a las aldabas, picaportes o llamadores.
"Una aldaba, picaporte o llamador es una pieza articulada de metal situada en las puertas exteriores de las casas, que sirve para llamar a sus ocupantes por medio de golpes en la puerta" (Wikipedia). La palabra aldaba proviene del árabe andalusí "a?-dabbah"; a su vez, picaporte deriva del catalán (picaportes) y llamador, del latín (clamator). Como suenan demasiado bien las palabras castellanas de origen árabe, quizás por la abundancia de vocales (como ocurre con las lenguas guaraníes), prefiero referirme a las "aldabas".
La forma típica de una aldaba es la de una argolla o aro, siendo las más antiguas de hierro, unida a una cabeza de bronce u otro material contundente. Se golpeaba con ellas sobre una gruesa cabeza de clavo; servían además como tiradores y en las puertas de algunas iglesias eran un signo de asilo, que se solicitaba asiéndose del anillo. Imaginen a un fraile medieval reabriendo las puertas del monasterio al amanecer y recogiendo a decenas de indigentes pobladores colgados del aro, en una época de terribles necesidades. Como sea, la aldaba es un símbolo de permiso, de hospitalidad, de anuncio, de compañía. Aunque también, a veces, de malas noticias.
Uno de los ejemplares de aldaba más remotos en el tiempo fue hallado en la ciudad romana de Pompeya, compuesto por una argolla colgada de una cabeza de Mercurio, el mensajero de los dioses. Otras de las aldabas de más antigua usanza tenían cabeza de león, de grifo o de quimera, estas últimas figuras mitológicas muy ornamentadas, a menudo de aspecto feroz, que en realidad no emitían un mensaje muy hospitalario que digamos.
En los pueblos de cultura islámica también se colocaban aldabas en las puertas de las viviendas, pero curiosamente eran dos, de diferente forma y tamaño, que también sonaban distinto. Una se colocaba a la derecha, para los hombres, y otra a la izquierda, para las mujeres; la de los hombres con sonido más grave y la de las mujeres más agudo. Así, en función de quien llamara salía a abrir un hombre o una mujer, para minimizar la exposición pública entre sexos opuestos (según manda el Corán). Sin embargo, el simbolismo más amigable y receptivo parecería ser el de la aldaba con forma de mano, muy frecuentemente encontrado entre su variada y casi infinita morfología. Se trata de una mano de rasgos finos, con o sin anillos, que sostiene lánguidamente un fruto esférico como si fuese a dejarlo caer en la mano que quien se dispone a llamar. Hay quien confiere este uso al símbolo de la cultura árabe y judía sefardí, tratándose de la mano de Fátima o Jamsa que simboliza el numero cinco, en referencia a los cinco pilares de la religión musulmana: la profesión de fe o "shahada", la oración o "azalá" que debe realizarse cinco veces al día, la limosna para los pobres o "azaque", el ayuno o "sawm" en el mes sagrado de Ramadán, y la peregrinación a la Meca que se debe cumplir una vez en la vida. Según los eruditos, su uso probablemente se base en la leyenda según la cual estando Fátima (la hija del profeta Muhammad) preparando la cena para su marido Alí, este llegó inesperadamente con otra de sus mujeres. Ante la sorpresa y bajo un súbito ataque de celos, Fátima dejó caer su mano dentro de una olla de aceite hirviendo. Como consecuencia, quedó lisiada de por vida y su amado padre, el profeta, escogió el símbolo protector de su mano para inmortalizar aquel funesto suceso... CONTINUAR LEYENDO
Imagen: Leticia Mut y Alejo Linardi
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias