“Pase cultural”
En Francia dan 500 euros a los jóvenes de 18 años para gastar en cultura
11.02.2019
PARÍS (Uypress) – Una de las promesas de campaña de Emmanuel Macron, el “pase cultural”, se ha puesto en marcha en esta semana en Francia.
(Museo del Louvre/Uypress/DFP)
El proyecto, que está en una fase piloto, está destinado a los franceses de 18 años: al cumplir la mayoría de edad los jóvenes se beneficiarán con un crédito de 500 euros otorgados por el Estado para ser gastados en productos y actividades culturales.
Se trata de una aplicación geolocalizada para teléfonos móviles que acaba de entrar en un periodo de prueba de seis meses, en el que participarán 13.000 voluntarios de cinco departamentos.
El "pase", según reseña El País de Madrid, permitirá comprar libros, DVD y entradas para cine, teatro y conciertos, además de apuntarse a talleres y cursos o suscribirse a las plataformas de streaming.
El acceso se hará a partir de una aplicación para móviles y tabletas concebida por el Ministerio de Cultura, que propondrá servicios y actividades geolocalizadas a la proximidad del lugar donde se encuentre el usuario. "A veces bromeamos diciendo que es un Tinder de la cultura", afirmó su responsable, Éric Garandeau, en junio de 2018.
"La transmisión de nuestra cultura es lo que hace que nuestros hijos se conviertan en ciudadanos franceses. El acceso al arte en todas partes y para todo el mundo es la misión primera de mi ministerio", ha señalado el ministro de Cultura, Franck Riester. Cuando la experimentación concluya, decidirá si generaliza el proyecto a todo el territorio. Si se avanza al ritmo previsto, 200.000 jóvenes podrían beneficiarse del pase cultural a finales de 2020, según Le Monde.
La aplicación, desarrollada por una startup nacional, podrá ser usada a mediano plazo por cualquier ciudadano francés, aunque solo recibirán los 500 euros quienes lleguen a la mayoría de edad. La idea es favorecer la emancipación cultural de los jóvenes, pero también impulsar un nuevo acceso a la oferta de actividades artísticas, en el que todo se pueda hacer en un par de clics desde un dispositivo móvil con GPS integrado. "Es un nuevo servicio universal de la cultura, de envergadura parecida, tal vez, a la invención de la televisión pública", afirma el ministro Riester.
La iniciativa marca un cambio que se puede decir revolucionario en la política cultural francesa. Es la primera vez, desde la creación del Ministerio de Cultura en 1959 de la mano de André Malraux, en que se prefiere subvencionar la demanda y no la oferta.
El presupuesto para estos seis meses de experimentación es de 34 millones de euros, aunque el Gobierno confía en que la iniciativa privada ponga de su parte, reduciendo sus precios u ofreciendo algunos servicios de manera gratuita. Según la prensa francesa, la partida necesaria para este pase cultural cuando ataña a todos los jóvenes de 18 años será de 400 millones de euros anuales.
El algoritmo de la aplicación francesa funcionará de manera muy distinta al de los gigantes de Internet: propondrá productos y servicios diametralmente opuestos a los que el consumidor haya escogido previamente, en lugar de insistir en otros parecidos. "Convirtiéndose en prescriptoras, las grandes plataformas digitales se arriesgan a mantener a los usuarios en una reproducción mecánica de sus elecciones", indica el documento que presenta el proyecto. "El pase cultural tiene la ambición de construir un modelo contrario, que acompañe a los usuarios hacia una ampliación de sus preferencias y gustos".
Por otra parte, para evitar que esas plataformas acaparen la totalidad del cheque entregado a los jóvenes, el ministerio piensa imponer un tope de 200 euros para los gastos en ofertas digitales. Para la compra de bienes materiales, como libros y DVD, cada usuario podrá gastarse otros 200 euros como máximo. En cambio, no habrá límite para las salidas culturales, como el cine, el teatro, los conciertos o los cursos y talleres comprendidos en la oferta.
Críticas
La gestación del pase cultural ha estado marcada por los retrasos, las críticas y el escepticismo. El exministro de Cultura Jack Lang, artífice de la democratización cultural que la izquierda de Mitterrand llevó a cabo en los ochenta, se ha mostrado "poco convencido". Tampoco en los departamentos implicados las opiniones parecen unánimes. "Para las clases populares, el problema no es solo financiero. Tiene que haber un trabajo de mediación, de preparación a la obra", expresó el diputado socialista Stéphane Troussel, representante de la circunscripción de Sena-Saint Denis, en la deprimida banlieue parisina, una de las cinco demarcaciones que participan en la prueba piloto.
También existe la sospecha de que el Gobierno prefiera privilegiar la oferta institucional por encima de formas de cultura más populares y menos elitistas. "No es verdad. Los videojuegos o el hip hop están incluidos. Toda oferta que sea legal estará presente", asegura un portavoz de Cultura, aunque precisa que los servicios y actividades destacados en la aplicación estarán "editorializados". "Siempre daremos más visibilidad a un filme de arte y ensayo que a un blockbuster", admite. Casi 30 años después de imponer la noción de excepción cultural, Francia aspira a situarse de nuevo en la vanguardia de la economía del sector. Aunque parece temprano para saber si este ambicioso lanzamiento, una de las puntas de lanza del proyecto presidencial de Macron, será un triunfo o un fracaso más en su tortuosa primera legislatura en el poder.
Fuente: El País de Madrid
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias