A LOS 93 AÑOS
Falleció el escritor italiano Andrea Camilleri, uno de los máximos exponentes de la novela negra
17.07.2019
ROMA (Uypress)- El escritor italiano Andrea Camilleri, uno de los máximos exponentes de la novela negra en el mundo, falleció este miércoles, en el hospital romano del Santo Spirito, a los 93 años de edad tras ser ingresado por un paro cardíaco, informaron fuentes médicas.
Camilleri (Porto Empedocle, 1925) fue ingresado en la mañana del pasado 17 de junio tras sufrir un paro cardíaco en su casa de Roma, por lo que tuvo que ser sometido a reanimación, y finalmente falleció hoy tras un mes ingresado, según informa agencia de noticias EFE.
Fuentes del departamento de sanidad de Roma comunicaron que la muerte se produjo a las 8.20 horas (6.20 GMT) después de que las condiciones siempre críticas de estos días empeorasen en las últimas horas, comprometiendo las funciones vitales.
Siguiendo las últimas voluntades de Camilleri, la familia ha decidido que se celebre un funeral privado, mientras que se anunciará donde poder rendirle un último homenaje.
El escritor siciliano es considerado uno de los máximos exponentes de la novela negra, sobre todo por su saga sobre el comisario Montalbano, que acumula una treintena de entregas desde 1994 con las que conquistó a millones de lectores en todo el mundo.
Ya en el primer parte tras su ingreso, el director del departamento de Cardiología, Roberto Ricci, había asegurado que las condiciones del paciente eran "críticas" y su pronóstico reservado.
La prensa se agolpa a las puertas del hospital mientras que en su interior le han acompañado en sus últimas horas sus familiares y llegados.
Camilleri nació el 6 de septiembre de 1925 en la localidad italiana de Porto Empedocle y en sus inicios comenzó a trabajar como director de teatro, aunque posteriormente se desempeñó adaptando obras literarias para la radio y la televisión.
En 1978 debutó en la narrativa con la publicación de su primera novela, "Il corso delle cose", y el gran éxito le llega en 1994 a los setenta años con "La forma dell'acqua", primera novela como protagonista del comisario Montalbano, que debe su nombre al escritor español Manuel Vázquez Montalbán.
A partir de ahí, Camilleri publica una larga serie de novelas policíacas, siempre con Montalbano como protagonista: "El Perro De Terracota" (1996), "El Ladrón De Meriendas" (1996), "La Voz Del Violín" (1997), "La Excursión a Tindari" (2000), "El Olor De La Noche" (2001), "Un Giro Decisivo" (2003), "La Paciencia De La Araña" (2004), "El Primer Caso De Montalbano" (2004) o "Ardores De Agosto" (2006).
Otros de sus títulos son: "La luna De Papel" (2007), "La Muerte De Amalia Sacerdote" (2008), "Las Alas De La Esfinge" (2009) o "El Campo Del Alfarero" (2010).
Recientemente ha publicado "Il cuoco dell'Alcyon", actualmente a la cabeza de los libros más vendidos en Italia.
Camilleri fue ganador del prestigioso premio de novela negra Pepe Carvalho en 2014 en Barcelona. EFE
Contador de historias
Contaba Andrea Camilleri que antiguamente en su Sicilia natal había hombres que iban de pueblo en pueblo narrando historias a los vecinos y que al terminar sus relatos pasaban su gorra entre la audiencia para recibir algunas monedas.
Decía que él se sentía justamente así, como un contador de historias, y que se consideraba enormemente recompensado por el afecto de sus (millones) de lectores, incondicionales de una saga que empezó a publicar cumplidos los setenta y que, en apenas un cuarto de siglo, alcanzó el medio centenar de títulos.
El escritor contaba todo esto una tarde de otoño en su casa de Roma, hace ya más de diez años. Hablaba Il Dottore y el tiempo se detenía. Por más que pasaban los minutos, nunca se hacía de noche y uno no sabía si aquello era una licencia literaria que se había tomado el autor objeto de la entrevista.
Il Dottore acababa de ganar el Premio Internacional de Novela Negra de RBA por "La muerte de Amalia Sacerdote". Fue la excusa perfecta para repetir, por fin cara a cara, las conversaciones telefónicas que por aquel tiempo mantenían la Agencia Efe y el celebrado autor italiano con cierta frecuencia, más o menos cada vez que se publicaba en español uno de los libros de su intensa obra.
Aquellas entrevistas tenían una especie de secciones fijas, cada una con su propio protagonista. Después de algunas preguntas de cortesía sobre su salud -que siempre era buena, a pesar de que Camilleri era un fumador recalcitrante- el siguiente argumento solía ser el estado de ánimo de Salvo Montalbano, de quien su autor hablaba como si hubiera tomado café con él hace un par de días.
Camilleri disfrutaba haciendo envejecer a su personaje novela tras novela. Le divertía dirigirle por caminos que él mismo había transitado antes: le llenó de achaques y le agrió el carácter, pero nunca le dejó caer en el lado oscuro. Montalbano, como su autor, mantuvo sus principios intactos hasta la última página.
No les debió de resultar fácil a ninguno de los dos. Camilleri continuaba definiéndose comunista mucho después de la caída del Muro y de la disolución del histórico Partido Comunista Italiano. Sus opiniones políticas en la Italia de Berlusconi eran de una agudeza descomunal, que combinada con su proverbial socarronería. Por eso era tan interesante dedicar a la situación política una parte de las entrevistas.
Por ejemplo: "La alteración de los hechos sigue siendo una práctica política", advertía en 2007. Aún no estaba de moda hablar de las noticias falsas. Y nadie imaginaba que Silvio Berlusconi era en realidad un precursor del populismo que habría de llegar después.
Camilleri nunca comprendió el éxito abrumador de la serie de novelas del comisario Montalbano. Las ventas millonarias de la saga le permitieron cultivar su auténtica pasión: la novela histórica. "Es un chantaje asqueroso", bromeaba el escritor al explicar por qué no se podía librar de su personaje, que continuó hasta el final protagonizando historias que habitualmente surgían de las noticias de la prensa.
"Yo no me invento mis historias, me las sugieren los hechos reales", decía Camilleri aquella tarde de octubre en la que detuvo el tiempo mientras hablaba en su casa de Roma de sus novelas, de política, de Luigi Pirandello -y de la importancia de leerlo en siciliano-, de Sicilia... Y de la novela final de Salvo Montalbano.
Andrea Camilleri entregó hace quince años el capítulo final de la saga de Montalbano, que llevaba el título provisional de "Riccardino", para que su editorial lo publicara tras su muerte. Fue mucho antes de sufrir la ceguera con la que vivió sus últimos años.
Si su autor no cambió de opinión al final, el comisario no morirá en la única novela de Camilleri que sus seguidores desearían no leer jamás y que dentro de poco tendrán entre sus manos para despedir al escritor con el que compartieron tantas horas de lectura. Addio, Dottore. Grazie.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias