Dolores necesarios

Habana Blues: ver y luego preguntarse

21.03.2013

MONTEVIDEO (Uypress/EV) Anoche vi la película franco-hispano-cubana Habana Blues. Me la habían recomendado mucho, sobre todo mi hijo Claudio. Hace mucho que no me dormía con tantas preguntas y esa sensación combinada de tristeza y de maravilla. Y no malgasto los adjetivos.

Una pintura maravillosa de una parte de la vida de esa ciudad fantástica y única que es La Habana a través de su música, de una pequeña parte de su musicalidad arquitectónica, urbana y sobre todo humana.

Entendí nuevamente porque Cuba me emociona, me llena de dudas, de tensiones y de dolores. Es un retazo de historias personales que se cruzan y que pintan una realidad que conmueve. Y muy diferente a nuestras vidas, a nuestras tensiones y que hay que hacer un esfuerzo para entenderlas. Las mismas y muy diferentes prioridades.

No puedo juzgarla cinematográficamente. Como casi no puedo hacerlo con algunas películas italianas que cuentan una parte de mi vida y mis emociones. Es como mirarse a uno mismo, a sus seres queridos. Y no precisamente porque sea un entendido en temas musicales. Es el pretexto.

Y aquí van las preguntas, la primera, la mayor ¿se puede producir, idear, filmar y vivir una película como Habana Blues en una dictadura? No tiene una pizca de propaganda oficial, al contrario, el combo, la procesión va toda por dentro de los personajes, incluso la política, la emigración, la libertad de creación.

Personajes que viven en medio de las apreturas, de los problemas cotidianos y del gran interrogante sobre el futuro de sus vidas, pero que viven, desbordan vida, no sólo en sus canciones, sino en sus relaciones humanas, familiares, profesionales.

¿No habrá una manera de preservar esa parte creativa, libre, abierta, solidaria que expresa la película con formas de consumo y de acceso a las cosas básicas más adecuadas?

Desde ese 2005 en que se filmó la película han transcurrido 8 años y han cambiado muchas cosas, por ejemplo que ahora no hay que esperar cinco años para obtener un permiso de viaje. Sobre emigraciones y fracturas los uruguayos no podemos ni debemos darle cátedra a nadie, fuimos durante 40 años un país expulsor y conocemos perfectamente esos dolores.

El final de la película, esa mezcla de espectáculo en un teatro antiguo, desvencijado y lleno de música y de solidaridad y simultáneamente las fracturas más dolorosas, te deja sumergido en otras preguntas que ni siquiera quiero compartir. Que cada uno se formule las suyas, entre rapp, danzones, sones, frijoles, malanga y ron.

Cultura
2013-03-21T18:15:00

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias