Hongos negros de Chernóbil, que sobreviven a niveles extremos de radiación, podrían ser aprovechados por la NASA

05.12.2025

WASHINGTON (Uypress)- Los hongos negros de Chernóbil despiertan un creciente interés científico al mostrar una sorprendente capacidad para desarrollarse en zonas con niveles extremos de radiación, rasgo que podría resultar determinante para mejorar la protección de astronautas durante futuros viajes espaciales, según informa El Confidencial.

 

Esta particularidad convierte a Cladosporium sphaerospermum en una de las especies más estudiadas por su potencial en la exploración más allá de la Tierra. Las primeras observaciones de estos organismos se llevaron a cabo a finales de los años 90, cuando equipos de investigación identificaron una comunidad de hongos oscuros adherida a los muros del reactor accidentado. El grupo dominado por Cladosporium sphaerospermum no solo resistía la radiación, sino que mostraba un crecimiento inusual en espacios donde la ionización destruye moléculas esenciales de la mayoría de formas de vida conocidas.

La alta concentración de melanina en las paredes celulares fue la primera pista para intentar explicar este comportamiento excepcional. Los análisis indicaron que este pigmento experimenta cambios estructurales al exponerse a la radiación ionizante, lo que abrió la posibilidad de que actúe como un conversor energético. Según los especialistas, este proceso podría asemejarse a una forma de captación de energía que algunos estudios describen como radiosíntesis, aunque todavía no se ha demostrado de manera concluyente. Investigaciones posteriores mostraron que, sometido a determinadas fuentes radiactivas como el cesio, el hongo llegó a aumentar su desarrollo alrededor de un 10%. Este comportamiento no es uniforme en todas las especies melanizadas, por lo que la hipótesis necesita más respaldo experimental.

Ensayos en la órbita terrestre

El interés internacional por esta especie llevó a que muestras de Cladosporium sphaerospermum fueran enviadas a la Estación Espacial Internacional, donde quedaron expuestas durante meses al impacto constante de radiación cósmica. Los sensores registraron un crecimiento superior al observado en cultivos de control situados en la Tierra y, además, detectaron una reducción parcial del flujo radiactivo que atravesaba la fina capa de micelio.

Estos resultados han impulsado la idea de desarrollar materiales basados en biomasa fúngica capaces de actuar como barreras protectoras de forma ligera y autorreparable, una alternativa especialmente atractiva para futuras misiones a la Luna o Marte. La posibilidad de producir estos materiales directamente en destino reduciría el peso transportado desde la Tierra y facilitaría la creación de hábitats seguros para los astronautas. La zona de exclusión de Chernóbil continúa sirviendo como un laboratorio natural donde la vida demuestra su capacidad de adaptación en entornos extremos. Aunque aún quedan interrogantes sobre el mecanismo exacto que permite a estos hongos prosperar bajo radiación intensa, su comportamiento abre nuevas vías de investigación para mejorar los sistemas de protección espacial y avanzar en tecnologías indispensables para la exploración del cosmos.

Foto: Una muestra de 'Cladosporium sphaerospermum' / Atlas of Mycology / Rui Tomé


Ciencia y Tecnología
2025-12-05T08:24:00

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias