ITER, el proyecto más importante de la historia humana, que intenta replicar la energía del Sol
07.12.2025
CARDACHE (Uypress)- En Francia se desarrolla ITER, un proyecto de cooperación internacional para conseguir una fuente de energía limpia, prácticamente inagotable y capaz de abastecer al planeta durante siglos. Se trata del intento de construcción de un reactor de fusión nuclear experimental y acaba de entrar en el punto más crítico de su desarrollo: replicar en la Tierra la energía del mismo Sol.
El proyecto está considerado por numerosos especialistas como el más importante de la historia moderna en materia de energía, ya que busca demostrar que la fusión nuclear puede generar electricidad abundante, estable y sin emisiones masivas de carbono.
Ahora se da un paso clave: la fase de ensamblaje final del núcleo del reactor de fusión ITER en Carache (Francia).
Por ello la empresa Westinghouse Electric Company ha comenzado la instalación de los componentes principales de la cámara de combustión, un gigantesco sistema diseñado para contener plasma a temperaturas extremas.
Esta cámara está formada por nueve secciones de acero de gran tamaño, contratadas por aproximadamente 168 millones de dólares, que juntas conformarán una estructura capaz de soportar temperaturas de hasta 150 millones de grados Celsius, superiores incluso a las del núcleo del Sol.
El peso del conjunto supera las 400 toneladas, lo que convierte al núcleo de ITER en una de las estructuras científicas más complejas y pesadas jamás construidas.
Cada pieza debe encajar con una precisión extrema, ya que un mínimo error en las soldaduras o en la alineación podría afectar al funcionamiento de todo el sistema.
El objetivo del ensamblaje es crear una cámara donde el plasma quede confinado mediante campos magnéticos intensos, sin que llegue a tocar las paredes físicas del reactor. De esta forma, se intenta recrear en la Tierra el mismo proceso de fusión que ocurre de forma natural en el Sol.
Por qué la fusión nuclear puede cambiar la historia de la energía
La fusión nuclear se considera desde hace décadas la llamada energía soñada por sus enormes ventajas respecto a las fuentes actuales.
A diferencia de la fisión nuclear, utilizada en las centrales tradicionales, la fusión no genera residuos radiactivos de larga duración, no implica riesgo de reacciones en cadena incontrolables y utiliza elementos ligeros como el hidrógeno.
Sin embargo, el gran desafío siempre ha sido la ingeniería necesaria para controlar un plasma a temperaturas tan extremas. En el interior de ITER, se alcanzarán valores cercanos a los 150 millones de grados Celsius, lo que generará enormes tensiones térmicas y magnéticas sobre la estructura.
Para garantizar la estabilidad de ese plasma, el reactor cuenta con una compleja red de sistemas de monitorización y control. Por ejemplo, imanes superconductores, sensores térmicos, sistemas de contención y dispositivos de vigilancia permanente.
El objetivo de todo el entramado millonario es conseguir que funcione de forma sincronizada para mantener el plasma dentro de su jaula magnética sin comprometer la seguridad de la instalación.
Foto: ITER
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias