CULTURA
Incoherencias rescatadas
17.05.2021
MONTEVIDEO (Uypress/Nelson Di Maggio*) - Una valija en una casa particular cuyo contenido se ignoraba de París, encerraba un material inestimable: diecisiete obras pertenecientes a los integrantes de Las artes incoherentes (Arts incohérents, 1882-1896).
Agrupación de corta duración fundada por el escritor Jules Lévy, que imaginó una exposición para fines benéficos con personas de diferente procedencia ajenas a profesionales del arte (caricaturistas, diseñadores, cantantes, intérpretes, actores, bailarines). Editaron su revista propia (Le Voltaire) y abrieron un café con su mismo nombre en la calle Fontaine. Eran tiempos republicanos que favorecían la actividad cultural, pacíficos, de economía y tecnología floreciente que anticipaban la gloriosa celebración del nuevo siglo. La belle époque.
Sus integrantes se reunían también en el famoso cabaret Le chat noir (rehabilitado en variadas actividades), que tenía su propio equipo y uno de sus integrantes, Alphons Allais (1854-1905), extraordinario escritor de un humor descacharrante, se integró al movimiento y pionero de las vanguardias del siglo XX. Hasta en su último día: aquejado de neumonía, el médico le recetó seis meses de quietud pero se empeñó en asistir todas las noches al café hasta que a la semana y al despedirse del amigo que lo acompañaba dejó su postrer blague: "Mañana me moriré" y la sentencia se cumplió. Los títulos de algunas de sus obras memorables: Rufianes fornidos tirados en la hierba, bebiendo ajenjo, 1884, cuadro todo verde; Recolección del tomate por cardenales apopléjicos a orillas del mar rojo, solo color rojo; Combate de negros en una cueva durante la noche, solo color negro; anticipo de Cuadrado negro, 1915, de Malevich); Estupor de jóvenes neófitos al darse cuenta por vez primera del tono azul del mar, oh! mediterráneo!, solo color azul, anticipo de Yves Klein y otros títulos de obras de un cromatismo único. Compuso también, Marcha fúnebre compuesta para el funeral de un gran sordo, 1897, sin una nota, anticipo de 4´33´´ de John Cage. El participante Sapeck realizó sobre una fotografía agrandada, Mona Lisa fumando una pipa, 1883, que desestabiliza la famosa originalidad dadaísta de la Gioconda de Marcel Duchamp rebautizada con el título L.H.O.O. Q., 1918, como señal de apropiación de una obra, no muy diferente, ejecutada por un desconocido. El grupo improvisó también en el Folies Bergère con la célebre bailarina Loie Fuller y en escenarios conocidos también antecedentes del posterior teatro del absurdo (Ionesco y demás).
Dadá, el surrealismo, el conceptualismo y el minimalismo, tuvieron en Allais un precursor notable, excluido de las historias del arte. Su feroz sentido caricaturesco, siempre delirante, no volvió a tener la popularidad de su época y sus numerosos libros publicados-de la misma manera que lo tuvieron los incoherentes.
Ahora el ministro de la Cultura francés anunció que las obras de arte incoherente encontradas se reconocen como un tesoro nacional de exportación prohibida. Descubiertas en 2018, las diecisiete piezas enriquecen el acervo oficial. La última exposición que el autor de esta nota conoció de arts incoherentes, estuvo en el Museo d´Orsay, 1992, a cargo de Anne Pouillard. Un excelente e informativo catálogo de 94 páginas con numerosas ilustraciones, no tuvo la resonancia necesaria como para modificar las ideas sobre los antecedentes de las vanguardias del siglo XX. Se abre otra oportunidad para corregir la gravedad de esas y otras omisiones.
* Nelson Di Maggio. Critico de Arte y Curador de Exposiciones.
nelsondimaggio@gmail.com
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