MONTE VIDE EU

No por tener calle se es más culta

30.11.2020

MONTEVIDEO (Uypress/Daniel Feldman) – No, no se les ocurra ni por un instante que pretendo esbozar un erudito ensayo sobre cómo se amalgaman o entrelazan saberes populares y clasicismo.

Nada más alejado de mis intenciones.

Caminar por la ciudad hace que nuestros devaneos tomen vuelo, y las cosas que pueden parecer más inverosímiles producen asociaciones de ideas tal vez con menos credibilidad que sus precursoras.

Eso me sucedió la primera vez que, transitando por Joaquín Requena hacia el sur, divisé furtivamente a mi derecha el deslucido cartel señalando que el nombre de la calle que había pasado era Culta.

Harto desvencijada me pareció la señalética, invadida por el herrumbre, que pensé que tal vez era una expresión de estos tiempos y sentí lástima porque Culta estuviera tan venida a menos y fuera tan corta.

Imaginé que tal vez otrora la vía hubiera sido escenario de debates e intercambios teóricos, performances al aire libre, lectura de poemas que el viento -o su ausencia- llevó a sus estrofas a internarse en los intersticios de los orgullosos adoquines que aún resisten en sus dos cuadras de extensión.

Haciendo a un lado la fantasía, volví. Me bastó adentrarme cinco metros en la calle para hacer caer por tierra todas mis especulaciones. José E. Culta, decía la placa de una de las casas.

No demoré mucho en verificar que Culta era el homenaje del nomenclátor a José Eugenio García de Culta, de quien se sabe que nació en Argentina, presumiblemente en la provincia de Tucumán, no se sabe en qué año, así como se desconoce su fecha y lugar de deceso.

Resulta que el tal José Eugenio parece haber sido un truhan hecho y derecho, aunque con uno de sus perfiles con cierta sensibilidad social.

Dice su muy corta y escasa biografía que sirvió a Artigas, y lo más destacado de su carrera se verificó en 1812, cuando dio inicio al Sitio de Montevideo y enarboló, por primera vez en la Banda Oriental, la bandera celeste y blanca  creada por Manuel Belgrano.

Parece que nuestro amigo Culta, o García de Culta, para darle más lustre, era cabo de Blandengues y marchó con Artigas hasta el Ayuí, pero allí -valga la cacofonía- lo abandonó y se dedicó, al frente de un grupo de gauchos, al pillaje y la delincuencia.

Cuenta la historia que en 1812 intentó asaltar la estancia de don Tomás García de Zúñiga, ubicada en lo que hoy es el departamento de Florida, con tan mala suerte que fue aprehendido por el propietario.

La misma historia relata que García de Zúñiga, alguien bastante próximo a Artigas por ese entonces, lo reconvino severamente por su conducta y lo instó a volver a sus deberes militares en pro de la independencia.

Confieso que me causó cierta gracia leer que lo "reconvino severamente", e imaginé numerosas variantes acordes a la época de esa  reconvención. También imaginé otras tantas variantes de cómo fue que García de Zúñiga y sus muchachos los "instaron" a volver a sus deberes militares, de tal suerte que reunió a 200 hombres e inició, el 1º de octubre de 1812, el Sitio a la hoy capital a que hacíamos referencia al comienzo.

Su protagonismo en el suceso no se extendió por más de tres semanas, ya que el 20 de octubre llegó el general José Rondeau para hacerse cargo de la situación, lo que, para darnos una idea de la importancia de uno y otro, verificamos con que a este último le correspondió no una callecita bastante ignota sino una avenida en pleno centro de la ciudad, con su grado de general indicado en el nombre.

Sin embargo, la actuación militar de Culta no terminó ahí, ya que se nos dice que participó con gran destaque en la Batalla del Cerrito, que el 31 de diciembre pondría broche al año, donde se enfrentaron las fuerzas realistas atrincheradas en Montevideo y las favorables a Buenos Aires. Culta recibió el grado de capitán.

Después de eso se nos pierde el rastro, y, devaneos culturosos a un lado, se me ha dado en imaginar que José Eugenio retornó a sus andanzas de pillaje, aunque esta vez evitando cuidadosamente los pagos de don García de Zúñiga.

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Cultura
2020-11-30T00:23:00

Daniel Feldman | Periodista