TOQUE A BENEFICIO Y COLECTA SOLIDARIA

Festival solidario en apoyo del músico Alejandro Moya este domingo 23 desde las 18 hs en el Remanso de Neptunia

23.11.2025

NEPTUNIA (Uypress)- El músico Alejandro Moya perdió la totalidad de su casa y lo que había dentro en un incendio el 11 de noviembre. Vecinos y músicos se juntan para ayudarlo. El toque será en Brisas del Mar entre Aguas Dulces y la Fragata con Luami Girardin, Berta Pérez y Pollo Piriz, Ney Peraza y Los Ringui Ranga, El Alemán, Rossana Taddei y La Banda Flotante. La entrada/colaboración es de $300.

Quienes quieran colaborar pueden ir al toque o pueden sumarse con la contribución que estimen a la Cuenta Prex 250247 del artista, quien narró mejor que nadie lo sucedido en su cuenta de Facebook.

"Ayer recordé el día exacto en que empecé a construir la casa. Me había tocado hacer el trasnoche en el cine y a las 3 bajé a Paysandú y Yaguarón, a tomar el ómnibus. 

Pensaba dormir un rato en la penumbra del C4, pero cuando estaba en eso, subió un cantor a vociferar "Amor Profundo" y otros grandes éxitos, así que me limité a mirar por la ventanilla el paisaje nocturno. 

Al rato estaba bajando en el peaje.

Caminé por Brisas del Mar, sin apuro porque aún era noche cerrada, apenas interrumpida cada tanto por el farolito de alguna casa. Aún no habían puesto el alumbrado público y se apreciaba el enorme cielo estrellado entre los árboles.

Eran muchas cuadras pero no tenía como perderme. Solo debía caminar hasta que se terminara la calle.

Al llegar al terreno, que se encontraba justo en la esquina, dudé. Era demasiado temprano y los perros del vecino se iban a poner a gritar. Tomé entonces, el caminito que conduce hasta el arroyo, con un poco de temor por la posible presencia de batracios y otras criaturas de la noche. Tropecé en la negrura, me pinché con los arbustos, pero pronto llegué a la pequeña playa. Lo que se alcanzaba a ver del paisaje era increíble. Las luces del pinar reflejadas en el agua, los médanos contrastando con la oscuridad, el horizonte invisible que se adivinaba en la desembocadura desde donde llegaba el ruido del oleaje. A un par de metros de donde me encontraba, me percaté de que había un bote o chinchorro  o como quieran llamarle, amarrado con unas cuerdas.

Me mojé un poco tratando de subir y me senté en esa madera transversal que no sé cómo se llama. La sensación de ser suavemente mecido por el agua calma, de flotar, me transportó a mi infancia, cuando mis padres me llevaban a la isla de las gaviotas. Caí en la cuenta de que desde entonces no había experimentado ese vaivén que no se encuentra en tierra firme. 

Juré que lo primero que haría, apenas me instalara en la casa, sería tener un bote o canoa. ¿Para qué viviría uno a 30 metros de un arroyo si no puede al menos navegarlo un poco? 

Nunca cumplí ese sueño, que incluía un bautismo de la embarcación al estilo de la marina real y una primera travesía con la música de El Crucero del Amor. La vida tiene siempre otras urgencias.

El cielo enrojecido y el canto de muchísimos pájaros me indicó que ya era hora prudente de comenzar con la tarea. Nada muy delicado. Se trataba de perforar 16 pozos en los lugares previamente marcados. Las medidas: 60x60 y un metro de profundidad. Esos serían los cimientos.

Unas horas más tarde ya estaban plantados en sus lugares todos los pilares. Aun quedaba rellenar con hormigón, pero la presencia de esos 16 gruesos postes ya permitían prefigurar la futura casa.

La semana anterior, habíamos visitado el predio con Malena y Paula, y habíamos ubicado la posición de sus dormitorios. Contra su voluntad les exigí que se tiraran en el pasto, en los lugares donde estarían sus camas, para ver como se sentían. Se sentían horrible, en realidad, amenazadas por los bichos y los yuyos. Pero ahí empezó todo.

Luego fueron meses de construcción, con la enorme colaboración de Pablo Cha, el tipo que realmente sabía, el que había trabajado en LA para estrellas de Hollywood. Lamentablemente, su productividad se vio menguada por una situación sentimental que le exigía varias horas al teléfono y posteriores letargos depresivos, factor que reducía drásticamente su aplicación al trabajo.

Cada tanto recibíamos la visita de mi suegro de ese entonces, el señor Píngaro, que con su ojo exigente, corregía algún error de cálculo.

Nunca había puesto tanta energía en una actividad. Me mudé aun antes de hacer el techo, con una carpa y trabajé como un demente. Estructura, instalaciones, techo, revestimiento, sanitaria. Todo.

Pasaron muchas cosas en ese, mi nuevo hogar. Buenas y malas. Entendí el movimiento del sol a través de las estaciones, el cambio de formas de los médanos , las crecientes del arroyo, que llegaban a inundar las calles. Seguí la historia de la pareja de pinos de la duna, la soledad del que sobrevivió con sus ramas escuálidas, las remodelaciones sucesivas del boliche Burdeos, los indeseables motonáuticos la tormenta que desprendió el muelle y lo arrastró hacia nuestra costa. También ocurrieron algunos contratiempos. El camión de la basura atropelló a Lucy, la hermanita del Rafa, me robaron muchas veces, algo así como 4 o 5. Todo eso me fue generando cierto desencanto con el barrio, pero lo peor creo que fue el intento de asalto a mano armada. Siempre me había sentido seguro caminando a cualquier hora, desde el peaje a casa, o para el lado de la playa, a veces cargando instrumentos o cosas de valor y a partir de esa infausta noche, ya no fui el mismo. Desconfiado, mirando las pintas con prejuicio, preocupado por las visitas de mis hijas.

En fin. Hace un par de meses, le puse comida al Rafa, le dije "cuida la casa que ya vuelvo" como si me fuera a entender y salí para el Solis a tocar en la presentación del disco, con Taddei y Etchenique. Salí, como un día cualquiera, pensando en nada importante. "tengo que cortar el pasto", "hay que arreglar la cerradura de la puerta" "ya habrá tiempo" 

Pero no hubo tiempo, porque salí esa tarde y no volví más. 

Hay muchas formas de no volver. Los accidentes pasan. Te puede pisar un auto o caérsete un piano en la cabeza. En mi caso, bajé mal de una rampa atrás del escenario y caí a la vereda. Ambulancia, operación, internación. 

Como no podía volver a casa me quedé recuperando en Montevideo en lo de Gaby, mi ex. Al Rafa lo colocamos con una amiga. 

Esa es una forma. Salir y no volver en el plazo esperado. Que ocurran cosas y uno regrese dos meses más tarde, con un montón de facturas acumuladas bajo la puerta y cosas podridas en la heladera. 

Otra de las formas de no volver, es que se te incendie la casa. O que te incendien la casa, para ser exactos. 

Fabricio me avisó apenas se inició el fuego, pero fue Carlos, el mecánico, que me ilustró la situación. Con el mismo tacto que usa para decirte que rompiste el diferencial y va a ser mejor tirar el auto que arreglarlo me llamó : "Piero (me dice Piero, el fenómeno). Hacete la idea de que ya no tenes casa". Me parece que si no hubiese sido mecánico, como médico andaba fenómeno. 

Es muy extraño estar tirado, con la pierna inmóvil y saber que al mismo tiempo, lejos, un montón de vecinos hacen lo que pueden por controlar el fuego, llamar a los bomberos, correr de un lado para otro. 

Pero por más extraño que sea, me alegro de que haya sucedido así. Las otras posibilidades eran todas peores. 

Sí yo hubiese estado en casa, con dificultades de movilidad, seguramente no habría salido sano. Aparte uno tiende a no ser muy racional en esos momentos, tratando de apagar o rescatar objetos de valor. 

En el caso en que todo hubiese ocurrido en uno de esos días normales en que vuelvo de trabajar a las 6 de la tarde, me hubiese encontrado con la casa carbonizada, el perro muerto, y seguramente no habría tenido más remedio que ir a buscar al pirómano y asesinarlo con mis propias manos en un frenesí de locura. 

Por último y no menos importante, no quisiera que los hechos aquí narrados desmerezcan las bondades de la construcción en madera. Con los cuidados adecuados, este sistema constructivo presenta grandes ventajas en tiempos de ejecución, huella ambiental (tener en cuenta que de lo que era mi casa, casi no quedaron escombros), aislamiento térmico y humedad controlada".


Música
2025-11-23T04:40:00

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias