A propósito de una nota de Alberto Peyrou publicada en Uy-press.
Carlos Pérez Pereira
26.11.2019
Alberto Peyrou (AP), a quien no tengo el gusto de conocer, hace un análisis sobre las razones de la derrota del FA y lamenta, por anticipado, que quizás la "impresionante remontada" final le impida a los militantes y dirigentes de esta organización "hacer un buen balance y una buena autocrítica de lo que, en última instancia, ha ocurrido".
No conozco tampoco la filiación política de Peyrou, pero parto de la base de que es frenteamplista, por lo menos a partir de algunas expresiones que irán subrayadas en la transcripción que hago de partes de su texto. Aunque mantendré cierta duda al respecto, precisamente por no conocerlo y por lo que dice. Antes me he encontrado con muchos supuestos frenteamplistas que en realidad no lo eran, haciéndose los "indignados" contra el FA. No incluyo entre estos a personas honestas, frenteamplistas reales que dejaron de serlo, o volvieron a militar por el FA en los últimos días. No soy tan soberbio, para no ver eso.
Pregunta Peyrou: "¿Cómo es posible que luego de haber logrado subir el salario real un 60%, de haber bajado la pobreza del 40% al 9%, de haber hecho 90000 cirugías de ojo, de ser reconocido como país avanzado con los mejores índices de Latinoamérica en PBI, distribución de la riqueza, agenda de derechos, legislación de avanzada, etc., etc. hayamos perdido el gobierno?"
No he leído textos anteriores del (en principio) compañero, por lo que debo inferir que siempre estuvo Peyrou en la línea crítica de muchos militantes y adherentes del FA, durante todo este tiempo, lo que no es nada menor. Porque quien suscribe, siendo militante frenteamplista desde su fundación, ha estado en una actitud permanente de crítica en la interna, siempre con la idea de superar errores y mejorar a nuestra organización. Si Peyrou habla como frenteamplista, debo presumir que está y estuvo en la misma línea. Esta lucha ha sido y es de muchos. Porque no es lo mismo decirlo desde siempre que decirlo ahora, después de elecciones perdidosas. Tampoco es lo mismo bombardear de afuera, que estar adentro, aportando para adecuarnos a los nuevos tiempos y para superar imperfecciones. Una fuerza política perfecta no existe, o existe y es inoperante, meramente testimonial, o es una secta de pensamiento único. Lo cual, como bien lo debe saber AP, no es la realidad del FA.
AP se quedó corto en la enumeración de los grandes avances que significaron estos tres gobiernos de izquierda, pero aceptemos la escueta enumeración como síntesis, con el agregado salvador de los dos etcéteras del final del párrafo. Un "etc" puede abarcar mucho, pero dos ya pueden abarcar todo un rosario de logros, aunque, por táctica discursiva, mejor dejarlo ahí, para no debilitar las conjeturas siguientes. Porque lo que viene es una forma muy hábil de eludir el análisis de fondo. Con dos parrafazos contundentes, AP invalida todos aquellos logros enumerados por él, incluidos los etcéteras, para encontrar un motivo real por el que más de 300000 votantes frenteamplistas de pasadas elecciones, dejaron de votarnos. Y por cometer un pecado mortal (que veremos), somos culpables de que mucha gente quiera vivir peor que hasta ahora. Es una hipótesis muy original, convengamos.
Porque ¿cuál es la causa real, el motivo central de esta derrota del FA, luego de ser un gobierno exitoso para el pueblo uruguayo teniendo en cuenta los logros enumerados y los etcéteras? Señores: es la soberbia, nos dice, sin ambages, AP. No es la única, obvio, pero es el común denominador de todas las otras causas. Cito: "Tengo la convicción de que la causa principal que hartó a la mayoría, que generó una suerte de rabia generalizada fue la soberbia". Este pecado mortal (hace perder una elección, si lo será) es capaz de meterse en la cabeza de un gobierno, replicarse en miles de militantes y llegar a ser la causa principal de que muchos adherentes al FA, que votaron sus fórmulas anteriores, en esta le dieran la espalda y prefirieran un gobierno de otro signo, que será peor para ellos, pero eso no importa. Lo que importa es el chas chas en la colita. Esperemos que gobiernen sin soberbia como los frentistas y ya tá. Vaya manera de escarmentar a la organización política que logró tantas cosas. Me da la impresión -no quiero prejuzgar- que ni la gente que dejó de votarnos, ni el mismo AP, tienen una visión tal de esos logros como tales. ¿Se puede llegar a la reacción tan elemental de entender que el gobierno está bien, que hubo avances, pero que hay que castigarlo ¡por soberbia!? ¿Acaso no es una actitud soberbia negar la capacidad de pensar de la gente? Pero además se llega a esta conclusión, invocando una actitud de una masa de votantes, indemostrable científicamente en el campo de las ciencias sociales. No escuché a ninguna encuestadora y a ningún analista político serio expresar que la mayoría de quienes dejaron de votar al FA, lo hizo para castigar su soberbia. Esto por sí solo no invalida la opinión de AP, obviamente, pero por lo menos la pone en duda. Y espero que el análisis no parta desde visiones de alguna escuela esotérica o de algún cubículo intelectual de vanguardia, al cual mi limitado entendimiento (espero que no sea mi soberbia) me impida acceder.
Para ajustar la realidad a sus presunciones (presume la incapacidad del FA para hacer el balance correcto y la debida autocrítica) el analista se saltea con habilidad algunas cosas. Una de ellas es que esta izquierda "soberbia", que se nuclea en el Frente Amplio, ha crecido mucho desde su nacimiento (no me atrevería a adjudicar a la soberbia o a cualquier otra actitud de tipo sicologista el decrecimiento impresionante, según su propio vocabulario, de los partidos blanco y colorado en este tiempo) en 1971, superando -no sin heridas- heroicamente toda la dura etapa de la dictadura. Y hoy, por "motu proprio", con su programa de aumentar la riqueza del país con reparto a las grandes mayorías, está sostenida por una base social de casi 50% de la sociedad uruguaya. Al Frente Amplio en 2005 lo votó la crisis, en 2009 y 2014 lo votó la gente que lo apoyó. En 2019, la mitad de la población votante le volvió a dar su confianza. Y con votos genuinos, no "prestados". El decrecimiento en las últimas elecciones referidas a las dos anteriores, no se puede explicar con tanta simpleza y otras causas son posibles, por lo menos para integrar al análisis.
AP se saltea también (o desconoce) el acoso sistemático de los medios que responden a empresas cuya inclinación política nadie duda (¿o hay dudas?) con un martilleo diario de informativos sesgados, verdades a medias (un ejemplo que él mismo maneja: ventas de Pluna, temas de ANCAP, impuestos excesivos y otros, que sería largo analizar) comentarios intencionados, saturación de opiniones tendenciosas, banalizaciones premeditadas, que incidieron en la campaña política. Campaña que comenzó en el mismo momento en que el Presidente Tabaré Vázquez puso el pie en la Casa de Gobierno el 1 de Marzo de 2005. No estoy atribuyendo causas a elementos exógenos a nuestra política, y si Peyrou me niega la influencia de los medios en la formación de la opinión pública, le puedo arrimar varios libros de especialistas en estos temas, que le pueden servir para entenderlos. Tengo algunos muy buenos, escritos por asesores de Macri, de Fujimori, de Trump, de Bolsonaro, por citar algunos.
Podría integrar otras causas que explican por qué el FA no llegó en su tercer gobierno a convencer a más de un 50% (¡caramba, nos quedamos en un 48!), como, entre otras, la formación de una coalición de varios partidos para derribar al FA del gobierno, una alianza sin programa (aunque detrás está el programa de crecer sin distribuir, o distribuir lo necesario para que no estalle ninguna olla a presión) y sin principios. Y me hago cargo de esto último, porque aliarse (y hacer la vista gorda) a un sector que expresa opiniones imbuidas de autoritarismo, que le hicieron daño no solo a la izquierda, sino también a los propios blancos y colorados y al país, no es muy recomendable que digamos. Obviar eso, es dejar de lado muchos principios básicos de partidos democráticos. Esto debería ser mucho más preocupante para AP que su obsesión por la autocrítica del FA, pero en apariencia no es así. Sin duda por allí hay mucha gente que, antes no tenía a donde ir y se fue con Lacalle, pero no precisamente por él. Habría que ver hasta dónde esa gente está realmente apegada al candidato electo y no lo tiene como simple trampolín de lanzamiento hacia propósitos más oscuros. Eso dependerá del Presidente electo y será de su responsabilidad, porque votaron por él e hicieron declaraciones antidemocráticas antes y en el momento en que pasaron a integrar la coalición multicolor que lo eligió. Quizás, con orejeras, tapando los ojos y acuciado por la necesidad de ganar, se está prohijando otra historia que puede tener rasgos muy peligrosos. No es agitar fantasmas; en este caso los fantasmas están ahí, ellos mismos se agitan en las redes, en videos y en comunicados representativos de nostálgicos de dictaduras. Si AP duda de esto, también le puedo acercar esos videos y comunicados que son públicos y confirmados. Confiemos en el talante democrático no desmentido del Presidente electo y de otros sectores políticos que lo rodean.
Por último, como frenteamplista agradezco la deferencia de AP de ayudarnos a hacer una buena autocrítica y un buen balance de lo que en realidad ocurrió. Presumo que este mensaje se hace con buena intención. Aun así, preferiría que no gaste tanta tinta en elogios a los frenteamplistas que le consta, es "gente valiosa, honesta, capaz de verdaderas autocríticas, gente con la que el país necesita seguir contando" (después de tanto palo, vale el halago), y más en acertar en las verdaderas causas por las que, pese a su gran crecimiento, la izquierda no ha llegado aún a constituir una masa crítica que permita seguir en su trayectoria sostenida a favor de los más desposeídos de la sociedad. Pero en eso estamos y si miramos un presente largo (al decir de Javier Cercas), venimos en crecimiento sostenido, al revés de otros, que vienen cayendo desde hace mucho tiempo. Al fin y al cabo, esos otros, con menos votos, y con menos crecimiento que nosotros, han logrado un sistema electoral a su favor, en que las minorías sumadas, pueden llegar a coaligarse por un tiempo para ganar el gobierno. Veremos si logran ganar al pueblo uruguayo, con políticas que les sean favorables y con una decidida defensa de los valores democráticos y republicanos. Si es así, nos tendrán a su lado siempre, sin soberbias.
Carlos Pérez Pereira
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias