No hay arte inocente ni objetivo; en diálogo con la fotógrafa Annabella Balduvino

Daniel Feldman

03.02.2020

No hay arte inocente ni objetivo; en diálogo con la fotógrafa Annabella Balduvino

 

Annabella Balduvino nació en San Carlos, departamento de Maldonado, el 21 de abril de 1948. Hija de padres fotógrafos, tuvo su primera cámara cuando tenía apenas ocho años. En 1966 se traslada a Montevideo, donde estudia Servicio Social en la Universidad de la República. Fue militante del MLN, estuvo presa y exiliada. Se dedica en forma exclusiva a la fotografía desde el año 1981. Ha realizado numerosas muestras individuales y colectivas, tanto en Uruguay como en el extranjero.

En 1993 funda, junto a Carlos Sanz, Aquelarre - Escuela de Fotografía (*), de la que actualmente es directora y docente.

En 2001 publicó junto con el escritor Carlos Caillabet el libro Nomeolvides, con prólogo de Daniel Viglietti, donde recopila todo su trabajo fotográfico.

De ese libro sale la frase que usaría para sus siguientes trabajos "Entres los desaparecidos no hay inocentes. Todos fueron culpables de querer un mundo mejor".

Foto: Rafael Sanz Balduvino

 

Hija de padres fotógrafos y a los ocho años tuviste tu primera cámara. Estabas predestinada.

Sí, hija de fotógrafos y mi papá me regaló esa cámara. Siendo más chica -mi padre era fotógrafo profesional- yo le terminé todo un rollo jugando. Se ve que resolvió que yo tuviera mi propia cámara. Me costó bastante aprender. Era una cámara sin fotómetro; los de esa época eran muy caros, se llevaban colgados al cuello, y se desacomodaban muy fácilmente.

Así empezó una historia que te acompaña hasta el presente.

Así empezó, aunque ni mis padres ni yo pensábamos que yo fuera a dedicarme a la fotografía. Cuando terminé secundaria me vine a Montevideo y comencé a estudiar Servicio Social. Primero entré a Derecho. Mis padres tenían mucho interés en que fuera doctora. Pero me cambié a Servicio Social, carrera que no pude terminar, me faltaron tres materias.

¿Cómo nace entonces esa "vocación" por la fotografía?

Se dio en París, donde conocí a Carlos, mi compañero, con quien fundamos la escuela. "Tengo que estudiar" me dije. Y me di cuenta que sabía mucho, porque ayudaba a mis padres: revelaba y hacía otras cosas, pero simultáneamente concluí que no sabía nada. Analizando a los grandes fotógrafos te das cuenta que no sabés nada. Me puse a estudiar, y a partir de ahí  - salvo un pequeño período, unos años que estuve en Nicaragua- siempre hemos vivido de la fotografía.

De acuerdo a la Wikipedia la "fotografía es el arte y la técnica de obtener imágenes duraderas debido a la acción de la luz".

Es verdad.

Bien. A partir de ahí se construye todo lo demás. ¿Se la puede considerar un arte?

Es algo que está cambiando en la percepción de los fotógrafos. Si a un fotógrafo le preguntabas si era artista, te decía "no, yo soy fotógrafo".  Además, durante mucho tiempo la fotografía no entraba a los museos. Eso por un lado está mal, pero por otro está bueno que la fotografía esté en la calle; la ve más gente que en los museos. Creo que sí, que es un arte. No es un reflejo de la realidad como dicen algunos. En todo caso es un reflejo de la realidad como el fotógrafo o fotógrafa la ve, o la quiere ver.

Sobre eso quería hablar. Hay contexto, hay manipulación de la imagen... está el punto de vista del propio autor.

Por supuesto. Yo pienso que es así. No hay arte inocente ni objetivo. Es mentira que la fotografía sea objetiva. La hacemos seres humanos que no somos objetivos. Podemos sí hablar de una fotografía ética, que no es lo mismo que ser objetiva. Puedo falsear la realidad, cambiarla; puedo decir "esa es la realidad que yo vi". Eso no quiere decir que es la que es. La fotografía juega un gran papel en mostrarnos situaciones, terribles por ejemplo. Si no fuera por ella sabríamos mucho menos de las guerras, las hambrunas. También sabríamos menos de las alegrías. Pero, por ejemplo, hay muchos fotógrafos de guerra, y no todos nos muestran lo mismo.

Dependiendo del bando en que estés va a estar tu ojo.

Claro. Es que la objetividad no existe.

Una imagen ¿vale por mil palabras, como habitualmente se dice?

No, eso no es cierto. Por ejemplo, la famosa fotografía de la niña quemada por napalm que circula por todos lados, y otras tantas. Si no sé que es una niña quemada por napalm, que es en medio de una guerra, si no me dicen las causas, veo una niña en una situación terrible, corriendo.  Puede ser que se le quemó la casa y fueron soldados a ayudar para sacar a los niños.

Foto de la niña Kim Phuc, tomada por el fotógrafo Nic Ut

Está también la foto muy conocida del niño Aylan, que apareció en las playas del Mediterráneo. Si no me dicen cuál es el contexto, puedo hacer muchas interpretaciones.

Foto tomada por Nilüfer Dermi del niño Aylan Kurdi

Es muy importante el valor de la fotografía, pero tengo la obligación de contextualizarla. De lo contrario no estoy diciendo todo. A los que nos gusta mucho el fotorreportaje y el ensayo tenemos eso de creer que nuestra fotografía puede crear conciencia... en realidad, una fotografía tiene que hacer pensar. Como cualquier arte.

Para eso es necesario que construyas un relato.

Tengo que construirlo y dar elementos a la otra persona para que sepa de qué hablo. Si no, ¿te obligo a pensar sobre qué?; ¿sobre lo que yo siento? Bueno, ahí entra a jugar el egocentrismo de los artistas, pensá en función de lo que yo siento, pero no en función de lo que es o lo que pasa.

¿Estaríamos entonces ante una fotografía social? O ¿cómo la definís?

Creo que la fotografía, como cualquier arte, debe tener eso de hacer pensar. Aún aquella en que no estamos ante lo que podríamos definir como una situación complicada. Cuando hacemos la fotografía de familia, cuando mostramos esa fotografía a hijos, nietos, sobrinos, también se trata de que conozcan y construyan la noción de familia. Y es una fotografía que no entraría dentro de ninguna de las "categorías artísticas".

La suizo-francesa Sabine Weiss dice que para ella la fotografía no es un arte sino una artesanía.

A ver: ¿le decimos a Picasso que lo que hizo con sus vasijas es una artesanía? En términos generales, cuando se habla de artesanía, hay una tendencia a desvalorizarla.

Pero no es necesariamente así.

No. Pero se la pone un escalón por debajo del arte. A mi entender, lo que tenemos es fotografía buena y fotografía mala. Artesanías buenas, artesanías malas; pinturas buenas, pinturas malas. Dónde entra y cómo hacemos la categorización, ahí está el tema.

¿Qué es para Annabella Balduvino una fotografía buena?

Tiene que tener algunas cosas que me parecen importantes, como que los procesos técnico y estético estén bien, aún en los casos en que lo planteado es romper con todo; uno se da cuenta que está rompiendo con todo. Conozco montones de fotógrafos y fotógrafas a los que considero muy buenos, pero no necesariamente me llegan. Lo mismo que en la pintura, la música o en cualquier arte. Son buenos fotógrafos. Tratan una temática, cualquiera ella sea, y te das cuenta que está trabajada, en general en procesos que no son cortos. Llegar a realizar una cantidad importante de fotografías no es fácil. Una, dos, tres fotos buenas, todos sacamos a lo largo de nuestras vidas. El tema es lograr un trabajo consistentemente bueno. Ojo, mirá que esto que te estoy diciendo te lo va a discutir todo el mundo.

Eso es lo bueno, generar debate. Te referías a esos fotógrafos que no fue que se levantaron un día y por arte de magia hicieron las fotos. ¿Cómo es el proceso creativo? Tal vez ocasionalmente se pueda captar algún momento, pero cuando trabajás sobre un tema, un reportaje -en el sentido de un relato- ¿cómo se elabora o arma la idea?

Creo que hay varias formas. Existe una fotografía callejera, en la que uno recorre y va encontrándose con las cosas que pasan. Aquellos que hacen esta fotografía, salen a buscar. No es que van por la calle y la encuentran. Sí, encuentran a la persona que va toda tapada y justo pasando por un lugar... pero salieron a buscar eso. Hay una intención. Hay también un aprendizaje de lo que es esa fotografía, que en muchos casos lleva tiempo. Un reportaje o un ensayo, en general, son cosas de largo aliento -nadie hace bien un reportaje en un día-. Podemos ver un reportaje que sea "La vida de doña María en un día", pero esas fotos no se sacaron en un día, de una. Fue una vez, habló con María, volvió a ir, entró en confianza... eso implica trabajo e ir manejando las situaciones que se van generando. La gente posa, mira al fotógrafo -y por ende a la cámara-. Eso no es algo que se logra si no se entra en confianza. Implica tiempo.

Esa fotografía callejera, de a veces captar a hurtadillas cosas y personas, ¿no implica una invasión a la intimidad?

Personalmente, salvo en situaciones como una marcha, un acto público, cosas a las que uno va conscientemente y sabe que puede ser fotografiado, prefiero pedir autorización.

¿No se pierde la espontaneidad?

Hay colegas que sostienen eso. Pero se puede hacer como un gran fotógrafo brasilero, que toma la foto, para a la persona, se la muestra, y si esta le dice que no, la borra. Yo no estoy de acuerdo con eso de ir "robando" imágenes, pero entiendo que en determinadas situaciones uno no pida permiso. En una guerra no tenés esa oportunidad. Hay que pedir autorización cuando se tiene la posibilidad.

¿Blanco y negro, o color?

Depende. De todas maneras, tengo un chiste malo para eso. Es un cuento viejo. Dicen que iba Pinochet y había una inundación del Mapocho, y se estaba llevando el jeep en que iba el dictador y estaba presente un fotógrafo. Este se plantea: "¿qué hago? ¿Blanco y negro o color?" Todo depende del trabajo que uno haga.

Con el desarrollo de las nuevas tecnologías se podría pensar que todos somos fotógrafos. La fotografía, literalmente, está al alcance de la mano de todo el mundo.

Por suerte.

¿Cómo influye eso en el trabajo de ustedes, fotógrafos profesionales, para quienes la fotografía no es solo su pasión sino su medio de vida?

Siempre se dijo que la fotografía era democrática porque se podía copiar innúmeras veces. Pienso que sí, que era más democrática que la pintura, pero tampoco tanto, porque no todo el mundo podía ir a un estudio o tenía una cámara. Creo que hoy, con esta historia que hasta en los celulares podés tener la foto, creo que se ha vuelto un poco más democrática. Después, hay todo otro tema. Creo que hay mucha gente que piensa que la fotografía es únicamente apretar un botón.

¿No era así?

Jaja, no, no es cierto. Y además, el momento actual nos exige a los fotógrafos ser cada vez mejores.

Eso no es malo.

Para nada. Estamos en un momento, a mi entender, interesante. Hay muchos colegas que sienten miedo; también porque hay mucha gente que no sabe mucho y ofrecen muy barato su trabajo. Estamos en un momento que nos obliga a que, los que de verdad pensamos que la fotografía es maravillosa, tengamos que estudiar.

Ya habías planteado la importancia del estudio, muchas veces subvalorada. No solo en la fotografía. Creo que el estudio conduce al rigor profesional.

Por supuesto. Fijate una cosa: uno a veces se encuentra a fotógrafos y les pregunta si fueron a ver la exposición de Picasso en el MNAV. "No, no fui", te dicen. Pero hay que ir, no hay más remedio que ir a ver la exposición. ¿Estuvo Dalí? No tenés más remedio que ir a verla. ¿Conocés la obra de Torres García? ¿La época de Nueva York? Para hablar de cosas que tenemos, que están al alcance de la mano, porque podría hablar de otras que no tenemos. Las artes están todas vinculadas. ¿Viste tal película? ¿Te fijaste en la fotografía? ¿La pusiste cuadro a cuadro? En el cine hay fotógrafos maravillosos, de los que tenemos mucho para aprender. Soy una convencida de que tenemos que estudiar, en todo. ¿Cuál es el problema? Que hay algo que últimamente está muy extendido, que es "aprenda inglés en tres días, aprenda fotografía en ocho clases...".

O el famoso yo me formé en la universidad de la calle.

Creo que los medios de comunicación han tenido mucho que ver en esto. Yo no le echo la culpa a la educación formal. Los profesores nos han dicho que estudiemos; a nosotros, a mis hijos y a mis nietos. No es culpa de los docentes. Mucho de esto ha tenido que ver con eso que te decía, del aprendizaje rápido. Haga un viaje pero no sepa adónde va. ¿Va a París? No se informe previamente de qué hay para ver, si yo lo llevo. Nuestra responsabilidad es reforzar la idea de que hay que estudiar. Todos los buenos fotógrafos han estudiado. Aún aquellos que de repente a mí no me interesan tanto o no me llegan al corazón, uno ve que sus trabajos no son casualidad. No es casualidad el trabajo de Avedon [Richard, fotógrafo de moda y retratista] u otros; es gente que ha estudiado. Te pueden llegar o no al corazón y al alma, pero hay que verla, porque además te dan la pauta de lo que se trabajó para hacerlas.

 

(*) Escuela de fotografía Aquelarre, Andes 1528.

Entrevista originalmente emitida en el programa LA PUERTA por FM Ciudadela

 


Daniel Feldman
2020-02-03T01:12:00

Daniel Feldman | Periodista