Ley de eutanasia, ¡bien por Ope Pasquet!

Héctor Musto

13.03.2020

Leí por ahí que el Senador Ope Pasquet escribió una ley sobre la eutanasia. Debo reconocer que no la leí, y no tengo idea sobre dónde conseguirla. Pero a pesar de esa carencia, que es grave (soy el primero en reconocerlo) me parece genial que, por fin, alguien proponga una ley en ese sentido.

La eutanasia, de acuerdo a su definición más simple, es algo así como la intervención voluntaria de terceros que acelera la muerte de un paciente que sufre una enfermedad terminal, sin cura posible, a fin de evitar sufrimiento y dolor. Es obvio que una ley que lo permita, tiene implicaciones de diverso tipo: religiosas, éticas, morales. No es un tema sencillo.

Intentaré resumir mi posición en pocas líneas. Todos hemos tenido parientes, amigos que han sufrido enfermedades terminales, sin cura posible. Con ellos, la medicina ha hecho lo posible por alargarles la vida. Loable, sin dudas. Los parientes, amigos, queremos que el enfermo cure. Pero la medicina tiene sus límites. Y en muchos casos, por más esfuerzos que hagan los médicos, es inevitable que la patología avance y, muchas veces los médicos, en su esfuerzo, lo único que logran es "alargar" unos pocos meses la vida, sabiendo que es por poco tiempo, pero al mismo tiempo aumentan el sufrimiento del paciente que, en muchos casos sabe y sufre, no sólo físicamente, sino espiritualmente por saber que el fin está cerca. Y nos ven a los que lo rodeamos sufrir por ellos. ¿Es humano permitir esto?

Y la pregunta fundamental: ¿el paciente quiere esto? ¿Quiere esta prolongación, diría artificial, de su vida, de su sufrimiento (el de ellos y de los que, con amor, lo rodean?). No hay una respuesta unánime. Sin dudas, los "creyentes en Dios en serio", los que creen en la voluntad de Dios, dirán que se tiene que hacer lo posible por mantener al paciente vivo, hacer lo humanamente posible para que siga vivo. Y muchos de los enfermos que tienen fé, estarán convencidos que hay que esperar hasta que "Dios resuelva". Me parece una posición más que respetable, porque, aunque soy ateo, creo que hay que respetar su voluntad. Reitero, ateo y respetuoso. Y, de ser médico, jamás violaría la voluntad de un paciente que decida esperar que "Dios lo llame" o que "Dios resuelva que se cura". Es su derecho. Y merece ser respetado, más allá de mi convicción personal.

Pero también existimos otras personas, con fé o sin ella. Existimos... y somos unos cuantos. En un tema tan polémico (e íntimo) hablo por mi, aunque me consta que lo que diré lo compartirán muchas personas.

Contra cualquier enfermedad, cáncer por poner un ejemplo, hay que hacer lo posible desde el punto de vista científico, médico, lo posible, por alargar la vida y sobre todo por buscar una "cura" y aliviar el sufrimiento. La ciencia avanza y ha logrado mucho. Enfermedades "incurables" (como el Sida hace 20 años) eran irreversibles. Y hoy tenemos medicación, tratamientos que no solamente logran retrasar por años lo que parecía inevitable, sino que curan. Eso es la ciencia, avanza todos los días. Por lo tanto, ante una patología como el cáncer está bien, más que bien, hacer todos los tratamientos que nos da la ciencia. La radioterapia, la quimioterapia, la cirugía, han hecho posible lo que parecía imposible: hoy el cáncer, en una medida, significativa, no es lo mismo que hace 50 años. Y quizás (sin dudas) el futuro logrará más avances. Por lo tanto, reitero, hay que hacer lo posible ante un paciente para intentar curarlo, mejorar su calidad de vida y alargarla lo más posible.

Pero, llega un momento en el que "ya está". En el que no es posible hacer nada con los conocimientos actuales. En el que la ciencia no puede más... ganó la enfermedad. ¿Y qué pasa en ese momento? Sin dudas los que rodean al paciente (sus parientes, hijos, hermanos, nietos; sus amigos) saben que no hay nada que hacer. Solo esperar. Y a veces el mismo paciente. Los enfermos no siempre son ignorantes y saben lo que tienen, y sufren un doble dolor: el personal, que es saber que les queda poco tiempo, que van a seguir sufriendo el dolor que es solamente el preámbulo de su muerte; y sufren por ver sufrir a quienes los aman, que muchas veces se ven obligados a poner cara de "ya vas a salir de esta, te vas a curar", cuando saben que ellos saben que el paciente sabe y el paciente sabe que ellos saben y seguiría con esto de saber... con este engaño. Creo que muchos de lo que leerán estas líneas, habrán estado al lado de la cama de un paciente así, que nos mira con esos ojos, llenos de amor, de dolor, de certeza de saber lo inevitable, pero que no nos dicen nada... solamente nos sonríen... por dejarnos contentos, por no hacernos sufrir. Que un enfermo terminal se tenga que preocupar por los que sufren a su alrededor, ¿está bien?

Y me pregunto. ¿Esto es lógico? ¿No sería mucho más humano respetar la voluntad de cada uno? Yo me pongo en el lugar del terminal. ¿Qué prefiero, que me mantengan la vida por unas semanas, o "partir en forma digna"? En mi caso, estrictamente personal, prefiero, cuando la ciencia no pueda, morir en forma digna. Lo más digna posible. Cuando los "dados estén echados", no sufrir. Y no solamente no sufrir yo, lo cual sería argumento más que suficiente; sino evitar el sufrimiento de los que me quieren. De que no me miren con esos ojos, con esa mirada, que solamente los que nos aman nos dan. Hasta peor que el dolor de la enfermedad y la "certeza de estar en los descuentos", sería ese dolor de compañera, hijos, nietos, amigos... Prefiero, sin dudas, que me ayuden a partir en forma digna.

¿Que esto es polémico? No me caben dudas. Seguro los religiosos se opondrán a la eutanasia. Pero ¿tienen los religiosos derecho a imponerme cómo morir, dada la circunstancia de que la ciencia no puede? ¿Alguien tiene el derecho a imponerme a hacer sufrir a los que me rodean, cuando además no soy creyente? Afirmo que no. Para mi no lo quiero, ni lo quiero para nadie a quien amo.

Lo del principio. No leí lo que propone Ope Pasquet. Pero la muerte digna, como la vida, también es un derecho humano. Y felicito a Ope Pasquet por poner el tema arriba de la mesa. Es una discusión difícil, compleja. A nadie le gusta discutir de la muerte. Pero morir es algo inherente a haber vivido. Y tenemos que asumirlo. Discutamos lo que propone Ope. Está hablando de un derecho humano.

Héctor Musto

Columnistas
2020-03-13T22:21:00

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