Prospectiva

Coronavirus: ¿Cómo quedaremos?

20.03.2020

MONTEVIDEO (Uypress/Esteban Valenti) En medio de tanto encierro obligado y lecturas muchas veces monotemáticas, las preguntas se acumulan y se suman. ¿Cómo terminará esta situación? No solo desde el punto de vista sanitario, aunque ya hay países, como China que dieron vuelta la curva y están en franca recuperación y ya hace dos días que no tienen nuevos contagios, la pregunta va mucho más allá, refiere al impacto económico, social, cultural y anímico.

Jorge Drexler y su canción Codo con codo. https://www.youtube.com/watch?v=BR84j0Tkv1Q

 

El único cambio que puede reducir el tiempo de duración de la pandemia sería la aparición y circulación masiva de una vacuna. Los tiempos estimados van desde un récord de 6 meses hasta 18 meses. Esta variable tendrá un impacto muy directo sobre las consecuencias en todos los aspectos. Con una progresión negativa geométrica.

La pandemia tiene impactos que no solo se pueden seguir día a día, que requieren de prospectiva, de jugarse y arriesgarse sobre cuáles son las señales y las posibilidades y no seguir repitiendo hasta el hartazgo que no debe cundir el pánico, que hay que lavarse las manos, que hay que aislarse socialmente y luego el mazazo de las cifras de los nuevos contagiados y muertos. A esta altura esos mensajes ya tienen vida propia, lo que necesitamos son análisis sobre nuestro futuro, lo que está claro es que nada será igual que antes, aunque decirlo suene incómodo.

Nunca antes las generaciones vivas en el mundo y en el Uruguay vivieron una situación como esta y sin necesidad de recordar la gripe española de 1918 o retroceder a la peste bubónica del siglo XIV lo cierto es que las cifras de muertes serán mucho menores, pero el impacto económico puede ser muy profundo.

No tengo elementos para opinar con propiedad sobre las consecuencias globales, me falta muchos estudio de los datos y de cómo evolucionará la situación en los países centrales, en nuestra región - que recién comienza - y ni que hablar en Asia y en África. Pero sobre el Uruguay me atrevo a hablar, sin ser economista y precisamente por no ser economista, pues la principal herramienta sigue siendo la política. Incluso la economía política.

Las tradicionales herramientas del mercado no servirán ni en Uruguay ni en el mundo para afrontar la nueva situación, lo está demostrando la gran intervención de los Estados, en todo el planeta para comenzar, reitero comenzar a intervenir en la caída ya visible de la actividad en todos los sectores, del valor y la salud de las empresas, del sufrimiento de grandes y crecientes sectores sociales. Como siempre encabezados por los cartones ligadores de todas las épocas, los más débiles, pero ahora se trata de algo mucho más amplio y comprometedor.

De esta situación saldremos con un debilitamiento de todos los indicadores macro de nuestra economía, como el déficit fiscal, como la inflación, como el empleo y su contracara el desempleo y de los indicadores sociales. De eso no nos salva nadie, la interrogante es ¿cuánto empeoraremos? Y a continuación ¿Cuánto vamos a demorar en remontar la cuesta?

Pero el elemento más grave ya es y será la situación MICRO. Para que la grave situación emergente no se transforme en endémica, la principal línea de defensa debe ser la atención a la MICRO. Es una lección que la crisis de 1982 el arrastre durante varias décadas posteriores y, la crisis del 2002 también, nos deberían haber dejado.

Si las empresas micro, pequeñas y medianas, los trabajadores por cuenta propia se hunden masivamente y se pierden decenas de miles de puestos de trabajo, demoraremos muchos, muchos años en salir a flote y será mucho más costosa y más lenta la recuperación de la MACRO. No voy a entrar en estas circunstancias en un debate ideológico sobre estos temas, por lo que me puse a buscar ejemplos que ilustren la inteligencia, la flexibilidad, la oportunidad política e histórica para este gobierno de actuar adecuadamente. Porque si un error es correr de atrás la pandemia, peor es correr de atrás sus consecuencias. Hay que adelantarse, arriesgarse y jugarse.

Nadie podrá afirmar que el Presidente de Chile Sebastián Piñera es de izquierda, y sin embargo anunció hoy que abandonando su proverbial prudencia fiscal aplicará un paquete de 11.750 millones de dólares, la más grande intervención del Estado en la historia de ese país como estimulo fiscal a la actividad económica de Chile. Esta cifra equivale al 4.7% del PBI de Chile, llevado a los valores de Uruguay equivale a 2.800 millones de dólares.

Obviamente que esta intervención del estado chileno incrementará el déficit fiscal que ya estaba en alza para afrontar los múltiples reclamos sociales. Esta es una medida excepcional porque la situación no tiene precedentes.

Los fondos permitirán asistir a las empresas, a las de todo porte pero en especial a las micro y a las pequeñas empresas, protegiéndolas, es decir para que no quiebren y "sostendrá los ingresos de los más afectados", los trabajadores que mantengan el empleo, los que pierdan su trabajo y los actualmente desocupados, que no tendrán oportunidad de obtener un puesto de trabajo en el futuro inmediato.

Chile tiene a la fecha (19/3/20) 342 contagiados de coronavirus y Uruguay tiene 94, ambos países no tienen muertos.

La lista de países que han anunciado políticas de apoyo fiscal, es interminable, desde los grandes países de Europa y la propia Unión Europea, pasando por Estados Unidos y Canadá. Incluso Brasil, con las irresponsables declaraciones y actitudes de Jair Bolsonaro se apresta a gastar 30.000 millones de dólares complementarios, partiendo de una situación fiscal aún mucho más delicada que la que nuestro país tiene en la actualidad.

El gobierno uruguayo informó ayer sobre un paquete de medidas bien orientadas, pero insuficientes. Las autoridades no deberían perder de vista que lo que no se invierta a tiempo, considerando el esfuerzo que se requiere para implementarlas y para que tengan impacto en la economía real, hará demorar y complicará la salida del país durante y sobre todo luego del fin de la pandemia. ¡Es ahora!

Y es fundamental que las medidas lleguen lo más abajo posible, a nivel individual, familiar, empresarial, para que apenas se puedan recuperar los niveles  de actividad, la reapertura de las empresas, el crecimiento del consumo y de las inversiones pueda ocurrir de la mejor manera posible. De lo contrario, los efectos de la crisis hundirán el consumo de miles de personas por un largo periodo y hará que una parte  significativa de las empresas uruguayas resulten endeudadas y sean llevadas a la quiebra.

La consigna de la campaña con la que este gobierno ganó las elecciones fue "¡Es ahora!". Las ironías de la historia lo han puesto en una situación que nadie esperaba, que alcanza dimensiones nunca antes afrontadas por otro gobierno y los uruguayos de buena ley, los que no nos ponemos a calcular que conviene para las próximas elecciones, sino que le conviene al país, ahora y para el futuro, por eso nos auguramos que las reacciones estatales sean proporcionadas a los riesgos a los que estamos confrontados.

No es un problema de justicia social, que cada uno tendrá en cuenta con su propia visión ideológica, no se trata de saldar la confrontación si esta tragedia mundial es el resultado de un sistema que ya no responde a las exigencias de una civilización amenazada por el clima, por las enfermedades generadas por nosotros mismos, o a las crisis cíclicas cada día más profundas. Ya habrá tiempo. Ahora necesitamos ayudar entre todos, codo con codo, espalda con espalda. Es justo reconocer que se requerirá mucha generosidad, solidaridad y sentido de que somos una "comunidad espiritual" enfrentando una grave peligro para todos y sin avivados.

 

 

Actualidad
2020-03-20T18:23:00

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias