Historias Reales. Capitulo 11. La hinchada no se olvida, recuerdos de fin de siglo
Juan Pedro Ribas
03.06.2020
Narrábamos en el capitulo pasado sobre la muchedumbre peñarolense apostada frente a la Jefatura de Montevideo cuando jugadores de Nacional y Peñarol y su técnico estaban presos en el octavo piso de la misma.
Años antes de fin de siglo en la serie de programas En Positivo que obtuviera varias menciones Nacionales e Internacionales, habíamos presentado las barras de las hinchadas, Cerro, Defensor y lo medular la barra de Peñarol y Nacional.
Conseguimos internarnos en sus entrañas y a través de entrevistas, recorridas, vivencias e historias, logramos conocer su ADN, el antes y el después de los partidos, las movidas, la preparación de los cantos, el armado del estadio y también muy especialmente la obra social que las hinchadas realizaba concienzudamente.
Estuvimos literalmente con la cámara bajo las inmensas banderas en el vientre de la Colombes y la Amsterdam, en un gesto de aceptación que nos lleno de agradecimiento y que nunca más podremos olvidar.
Sentimos el estruendo de la pirotecnia explosiva, el griterío ensordecedor, al cemento estremecerse con los saltos y la alegría cuando aún no había llegado el consumo en toda su dimensión.
Tiempo después, logramos un acuerdo inédito previo a un Clásico que coincidía con el día de la madre.
La idea se transmitió boca a boca y consistía en que quince minutos antes del comienzo del partido se generaría un aplauso de ambas barras a las Madres y Abuelas de Asentamientos y Barrios del Norte; un aplauso coronado por la alegría de la bajada del boleto, que significaba un litro de leche más para cada hogar.
Conseguimos solo cuatro entradas gratuitas para que dos madres y dos abuelas ingresaran a la platea Olímpica con unos cartelitos pintados en una hoja de tipo papel garbanzo.
El Pepe Larriera en la Amsterdam desplegaría un cartel más grande y el Tano Feliccini en la Colombes pediría a los compañeros el despliegue de otra.
Desde temprano esperábamos a la entrada de la Olímpica y la gente que pasaba avisaba "mira que yo aplaudo".
A la hora señalada en la platea las cuatro Madres y Abuelas se pararon y levantaron sus cartelitos, cuando lo hicieron, bajó un aplauso por toda la Olímpica que fue respondido por el aplauso de la Amsterdam y la Colombes y la sorpresa fue el canto al unísono de las barras que hicieron sentir con la tonada de aquel tema de carnaval brasilero "mama eu quero" traducido a nuestra realidad fue el "mama te quiero" que por minutos y sostenido por un aplauso atronador se sintió en todo el Estadio e inmediaciones poniéndote la piel de gallina y conmoviendo hasta la fibra mas intima.
Debo confesar, que digo inmediaciones, puesto que abrumado por los nervios hice la del Pistola Marsicano cuando concurría a ver a Uruguay y daba vueltas alrededor del Estadio. Salí del Estadio y espere al costado de mi auto en Avenida Italia y Garibaldi el resultado que lograran las Madres.
Uno de los episodios que me quedo profundamente gravado de "Cien años de soledad" fue la matanza de tres mil trabajadores huelguistas colocados en un tren y que fueron ejecutados por las Fuerzas del Gobierno.
El gobierno y la prensa negaron la huelga, negaron la muerte y finalmente negaron a los trabajadores, de forma tal que no había sucedido nada y con tanta certidumbre que hasta el propio José Arcadio, participante del hecho, dudó que le hubiera sucedido lo que había sucedido.
Cuento esto, porque si no lo hubiéramos grabado, si no lo hubiéramos vivido, si no nos hubiéramos emocionado, hasta nosotros habríamos dudado de la existencia de aquel grandioso momento.
Pero lo vivimos, lo grabamos y es un humilde tesoro imborrable.
Entendemos que la Prensa ocupada en la importante tarea de cubrir un Clásico no concentrara su atención en la tribuna porque no había disturbios, si no hay disturbio, los miles son apenas una referencia, un marco decorativo de colores y de alegría, un numero sesenta o setenta mil, una manifestación futbolera a la que no se le concede el status de una manifestación social; y eso es lo que fue.
Algún periodista hasta lo negó, seguramente muy preocupado por saber si el dedo gordo del pie derecho de su ídolo estaba inflamado o identificar los claritos de otro o quizás embriagado por el olor a linimento y el sonar de los tapones en los corredores no percibió la realidad.
En la radio varios comentarios señalaron que algunos son componentes de la elite de operadores funcionales de los empleadores y representan grandes intereses de propietarios de medios de comunicación y de políticos que cuando carecen de votos se atrincheran en el futbol, protegiendo ese reducto de forma tal que se hace impenetrable para quienes no integran esa clase privilegiada que sostiene las tradiciones más conservadoras del futbol y la política.
Pero la hinchada no olvida, la hinchada es movimiento permanente.
Luego de los programas mencionados, el Ingeniero Coirolo de la barra brava de Nacional me dijo "hay un político muy importante y muy buen tipo que te quiere conocer"
"Perdóname hermano, pero desde que me sacaron mis programas estoy en la vereda de enfrente de los políticos"
"Pero este es bueno, tu hermano lo conoce"
Cuando me dijo que el político era Larrañaga ya no tenía tiempo de dar vuelta atrás y me quedo una sensación de vacío por el respeto que sentía por Wilson y por consiguiente a él.
Cerca del año 2001, en mi hogar recibo una llamada "Soy Larrañaga, entendí perfectamente lo que le dijiste a Coirolo; de todas maneras te llamo para decirte que logre incluir a la Fundación en el subsidio por Ley 17296/ 432 "
Y le conteste "Hermano, me acabas de dar una lección la tendré en cuenta para siempre"
Transcurridos algunos años me llama Cames también de la barra brava de Nacional "Estoy de secretario de Doreen Ibarra, planteamos y logramos aumentar el aporte para la Fundación de la Ley 17296/ 432"
Más bien de la Olímpica apareció Enrique Canon, que había compartido extensas jornadas de tarea social junto a nosotros incluidas aquellas con Diego Aguirre, su mama la señora Liropeya y su hermano Alvarito; nos incluyo en la lista para recibir los decomisos que por orden judicial se distribuían. Así fue que pudimos llevar equipos deportivos a Clubes de barrios y Asentamientos.
La Fundación gestada e iniciada por los humildes del 50, los no adinerados, Don Roque Maspoli, Don Julio Pérez, Don Oscar Omar Míguez y el Profe Ricardo Corazón de León pudo continuar su camino.
Juan Pedro Ribas
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias