Domingo de campaña
Alejandrina Morelli
09.09.2020
Ir a la Feria, en Maldonado, el domingo de mañana, es casi una obligación. No solo se compra más barata la verdura sino también mercadería “importada” de la frontera más cercana y “antigüedades” de todo tipo, desde simples cosas viejas a copas de cristal.
Allí fuimos, como parte del ritual dominguero y nos recibió una colorida sorpresa: banderas de todos los colores hacían del acceso un camino triunfal, escoltado a ambas márgenes con militantes que se acercaban a darte boletas dobladas, tal como las tendremos que poner en las urnas el 27, con el candidato a Intendente y el candidato a Alcalde de cada lista.
Contrariamente a lo que se supone la gente no discute mucho de política en este tiempo de elecciones, como si tuviera miedo que alguien le hiciera cambiar de opinión. Más bien los comentarios fueron anecdóticos: "Qué buen tipo Elinger, lástima que vaya con los colorados" o lo que me dijo un sindicalista de larga trayectoria en el FA: "me cae bien Sebastián Cal, que denunció el monopolio de los supermercados, pero va como candidato de Cabildo Abierto". El más curioso comentario que escuché fue "yo era colorado pero voté a Burgueño porque soy de Aiguá, y ahora sigo votando a los blancos." (Adentro mío pensé que sería de mí, nacida en Buenos Aires, si tuviera que votar a alguien por ser porteño. ¿Se imaginan?)
La tarde no fue menos festiva por la rambla de circunvalación de Punta del Este. Cada treinta metros estaba estacionada una camioneta con jóvenes repartiendo boletas de diferentes partidos y listas.
La emoción recorría las calles. Cuando pasó la larga caravana de coches del Frente Amplio asomaron bandera de aquí y de allá que no habíamos visto al pasar caminando y se alzaban dedos en V.
En la esquina del Yate Club Punta del Este estaba Marcelo Gattás, amigo de la infancia, convertido en candidato a Alcalde, rodeado de seguidores, y apoyado por Elinger y el Ministro de Turismo en persona. Un rincón de raigambre muy puntaesteña, en una esquina de privilegio.
Al dar la vuelta una caravana de grupos evangelistas, que apoyan a Antía, pasó tocando bocinas. De vez en cuando se detenían cuando alguien se cruzaba para abrazar al candidato.
Los Blancos, divididos en dos corrientes han hecho que suban los niveles de adrenalina. Por un lado Antía, lejano heredero de Wilson Ferreira e Intendente en el último período, apuesta a la continuidad que mejorará al poder contar con un dialogo más fluido con el gobierno central y por otro lado Rodrigo Blas, con el apoyo de Sartori, que quedó bien colocado por ser "herrerista" y por lo tanto estar en la línea sucesoria del presidente.
No aguanté la tentación. Me detuve en el puesto de Blas y empecé a hacer preguntas inocentes como ¿Puedo votar a Alcalde al candidato de una lista, y a Intendente al de otra de la corriente opuesta pero dentro del mismo partido, por ejemplo Luis Bosari a Alcalde y Antía a Intendente? Como tardaban en contestar les pregunté: "Habiendo una coalición ¿Puedo votar de Alcalde un colorado y a Intendente un blanco? No quiero perder mi voto." Podría quedarme esperando la respuesta hasta el día siguiente porque ninguno de los que formaban el grupo sabía las respuestas.
Cuando bajó el sol nos vino frío y empezamos la retirada saludando aquí y allá a candidatos y vecinos. Así es en los pueblos chicos.
Hicimos escala en el Shopping y allí todavía nos esperaba una parada más: Martín Laventure, también discípulo de Wilson, del Partido Nacional.
Al subir al coche en el celular me apareció el "flaco" (Óscar de los Santos candidato a Intendente del FA) contando lo que hizo durante su gobierno, a contra reloj porque la consigna era decirlo en 3 minutos y terminó desafiando a Antia a hacerlo mismo "en un minuto y medio".
Lo complicado es que a Antia también pueden quedarle cortos tres minutos. Las obras han sido muchas de parte de ambos. ¿Cómo esperar menos de la Intendencia más rica del Uruguay?. Tal vez hay que diferenciar los perfiles, los acentos. El flaco nos trajo la UDELAR y Antía a los israelitas con cámaras de seguridad. Cada uno sabrá lo que le cuadra más.
Lo único triste, para mí, es cuando un candidato aparece con dólares en lugar de banderas y con slogans en lugar de ideas porque tanta y tanta publicidad enturbia el panorama y confunde a la gente. Me da miedo que nos borren la cabeza y le den una ruta equivocada al corazón.
Todavía siento la bocinas, todavía las sorpresas que se abren en abrazos, todavía la ilusión de los amigos y esta cosa rara que me pasa aquí de querer votar a tantos.
Una profunda reflexión me deja este domingo de democracia, este domingo de campaña: en Maldonado no se va a votar por estrategia. Aquí, por lo que veo y siento, cada uno sabe su lugar, tiene sus ideas, su partido, su candidato y su disciplina partidaria. Aquí no sé quién va a ganar pero sí sé que la gente no va a votar equivocado.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias