“Con amor” o la política desde lo cotidiano, en plena crisis

Mónica Díaz

11.10.2020

Desde muy pequeños, acostumbré a mis hijos a jugar con el sentido del gusto: las palabras y los sabores iban creando un clima de misterio hasta llegar a develar la verdad.

 

La crema de vainilla era "crema con sorpresitas", y cuando les preguntaba qué le había puesto a la sopa hecha con las verduras de la quinta de mis padres, luego de un largo rato de suspenso, les respondía: la hice "con amor ", ingrediente absolutamente imprescindible en todas las comidas.

Sin embargo, nunca había advertido que ese juego sencillo, de madre que se devana la cabeza pensando cómo combinar los mismos ingredientes cada día para que cada plato fuera distinto, se iba a convertir en una delicada forma de vida. 

El colmo de la emoción fue cuando, al preparar unas sencillas galletitas de aceite, saltando de alegría me pedían: -¡mamá, ponele "conamor" que quedan riquísimas!- como si fuera jengibre o canela. 

"Conamor" se convirtió en la especia más preciada de mi casa.

Una nunca sabe cuando despierta vocaciones y el desarrollo del gusto no requiere de dinero. 

Requiere de fineza para estar abiertos a lo nuevo. Un poco de menta silvestre, romero, huevos recién sacados de las gallinas del fondo, tomatitos cherris, zapallitos, y acelga de la quinta, las naranjas y ciruelas de los árboles del lugar...lo que se podía, para convertirlo en el manjar de cada día, mientras sonaba Vivaldi, Bach, los Beatles o Los Red Hot Chili Peppers y jugábamos con Las láminas de Joaquin o de Giaccomo.

La química cotidiana para hacer que el 2002 fuera menos duro y seguir jugando y creciendo, con ellos. 

La delicadeza se entrena desde pequeños. No importa si tenés dinero o apellidos. Es algo que precisás desarrollar para disfrutar luego de una "Causa" de salmón (*), una Tortilla de papa bien "babé" o Camarones con ajo blanco, junto a tú hijo, que ama la comida y el buen gusto. 

Podes llegar a sufrir si no podés regarlo con un sauvignon blanc. Pero sentis que los Canutillos de maracuyá con un buen express, son la delicia de tu día. Sobre todo, cuando te mira y te dice: -disfrutá mamá-. 

(*) exquisitez de la cocina peruana, a degustar en el Bar Toledo, en Ciudad Vieja

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2020-10-11T10:22:00

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