Crisis del 2002. Porqué la pagaron los mas débiles

Ernesto Palomeque

06.08.2012

Hemos escuchado en estos días varios comentarios, programas y espacios en los que se ha intentado recordar la crisis del 2002.

Naturalmente, que desde los trabajadores nuestro enfoque tendrá siempre el componente de clase.

A lo largo de estos años y en cada agosto, se ha recordado lo que vivimos e hicimos como país y lo que cada organización aportó en esa circunstancia.

Me interesa analizar aquel contexto, quiero decir las condiciones en que nuestro pueblo se encontraba en el 2001 y en los años previos al desenlace de aquella crisis jamás vivida en nuestro país.

Veníamos de la década de los noventa, en la que se quisieron aplicar las políticas neoliberales privatizadoras, desreguladoras y flexibilizadoras.

Esto significa que se había intentado y logrado parcialmente reducir el rol del Estado en áreas estratégicas de la economía nacional.

Asimismo se sancionaron algunas leyes que constituían un retroceso en materia de derechos de los ciudadanos y en particular de los trabajadores.

De igual manera, la flexiblización laboral y la inexistencia de ámbitos de negociación colectiva, así como la ausencia del Estado en este tema, dejó a toda la masa trabajadora a merced de la buena voluntad de las patronales.

A ello se agregó la reforma en el sistema de seguridad social que entre otras cosas creó las “afaps”, introduciendo un nuevo factor de incertidumbre y perjuicio para los trabajadores.

Completando este cuadro, desde fines de 1997 la economía del país no reaccionaba y no crecía, la fuerte dependencia de la región nos condicionaba y ya se notaba el bajo de nivel empleo, lo que comenzaba a perjudicar duramente las condiciones de vida de los uruguayos y en particular a quienes ya estaban en condiciones de pobreza y de miseria.

Por otra parte el sistema financiero tenía importantes debilidades señaladas por Aebu como el hecho de que una importante porción de los depósitos provenían de residentes en el exterior lo que incrementaba su vulnerabilidad, así como un creciente endeudamiento interno y externo en dólares.

En esas condiciones nos agarró la crisis del 2002.

“Arbol sin raíces no aguanta parado ningún temporal ….” Dicen los versos cantados por nuestros compañeros trabajadores de la música y el arte Eduardo Larbanois y Mario Carrero.

Y si alguien tiene alguna duda que analice las condiciones de cobertura social con que enfrentó Estados Unidos la crisis del 2007/08 y la crisis que están enfrentando especialmente algunos países de la Eurozona. El fondo del pozo para ellos está bastante mas arriba que el que encontramos nosotros en oportunidad del 2002. En Europa en particular no conocían lo que era estar desempleado sin cobertura del sistema estatal. Lo están sufriendo por primera vez.

Lo que quiero significar es que las situaciones de crisis más duras o más leves siempre existirán, lo que pasa es que lo que determinó la dureza de aquella crisis del 2002 no fueron solamente las millonarias estafas de los banqueros las que condenaron a decenas de miles de uruguayos a las peores condiciones de vida, fue el punto de partida, producto de la imprevisión de varios gobiernos que precedieron ese momento y generaron las peores condiciones para enfrentar cualquier situación desfavorable.

Por lo tanto, repasar una vez más nuestra ejemplar cultura cívica sin ánimo de comparar con la experiencia del otro lado del río no contribuye a mi juicio al aprendizaje histórico que debemos hacer.

Por supuesto, que un Ministro deEconomía con perfil político como Atchugarry se desempeñó mejor que Bensión y supo articular en un momento muy difícil.

Claro que nuestro PITCNT sostuvo una acción responsable sin dejar de encabezar el reclamo de soluciones desde una perspectiva de clase que no fue obstáculo para tejer alianzas con sectores empresariales no siempre alineados a nuestros intereses.

Es destacable también el papel del Frente Amplio como partido político opositor que priorizó la defensa de las instituciones a sus intereses particulares más inmediatos.

Ni que hablar de la inteligencia y la valentía aplicada a la conducción sindical de nuestro querido compañero Juanjo Ramos, que no solo condujo a nuestro Gremio Bancario con la sabiduría de los grandes sino que se ubicó con la responsabilidad de un gobernante.

Sin embargo, por más que haga esos merecidos reconocimientos, aquellos momentos difíciles dejaron muchos miles de uruguayos y uruguayas al borde del camino, muchos se tuvieron que ir del país, otros cayeron en la peor miseria y soledad y otros ya nos dejaron.

Esas pérdidas irrecuperables nos enseñan que tan importante como poner toda la energía en la cancha es prepararse para los partidos difíciles sin dar ventajas.

Hoy nuestro país y con él nuestra gente está mejor, en ello tenemos mucho que ver los trabajadores y sus organizaciones, sin embargo, cuando hemos llegado a mejorar sensiblemente los ingresos y las condiciones de trabajo sigue existiendo una gran cantidad de uruguayos que no llegan a recibir aún las mejoras de los últimos años.

En estos momentos el empleo ya no es el principal problema, los salarios han crecido como nunca por la existencia de la negociación colectiva, se aplica certeramente aquello de que pague mas impuestos el que gana más y se ha avanzado en un sistema nacional de salud que aún resta perfeccionar mucho.

Sin embargo, se observa una sociedad mucho más violenta, fragmentada, individualista y poco solidaria que genera un clima de inseguridad, agravado por la droga como potenciador delos dramas sociales. En este cuadro, no se ha logrado superar las deficiencias del sistema educativo. Todo esto amenaza en convertirse en un freno para el proyecto político que debe continuar avanzando hacia una sociedad más justa e igualitaria.

Allí debe seguir estando nuestra participación y compromiso, para que las tormentas (que siempre vendrán) encuentren un árbol más robusto y fuerte.

Ernesto Palomeque
2012-08-06T08:24:00

Ernesto Palomeque - Miembro del Consejo Central de Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU).

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