Las “innovaciones” en Medicina y los medios de información
Carlos Vivas; Homero Bagnulo
15.08.2018
Los medios de comunicación a través de su misión de difundir noticias y articular entre los diversos actores que integran el campo sanitario facilitan al ciudadano la toma de conciencia sobre sus derechos, sus obligaciones, los beneficios y riesgos que conlleva la asistencia sanitaria.
Sin embargo, debemos tener claro que el ámbito periodístico no es neutral, sino que en él luchan por imponer sus agendas diversos grupos sanitarios, comerciales y políticos.
¿Las noticias nacen o se construyen? Este aspecto, duramente debatido entre periodistas y sociólogos, fue abordado por Michel Schudson quien destacó que lejos de constituir un juicio peyorativo, se debe aceptar que la noticia es una narración sobre acontecimientos de la realidad, que al igual que todo documento público, es una construcción social que tiene implícita una validez intrínseca. Es decir, no es posible que el comunicador se abstraiga de la influencia de sus propias creencias. El punto es cómo se construyen esas creencias. Según el investigador mencionado, existen tres perspectivas complementarias que nos ayudan a comprender las características de una noticia: la visión económica, la visión sociológica del entorno laboral de los medios de comunicación y la visión antropológica que recoge la influencia de los símbolos culturales de la sociedad en su conjunto. La visión económica propone que las empresas periodísticas comparten con las empresas de otros ramos la creación de valor, pero, en esta visión, el valor a crear es exclusivamente el económico con indiferencia por los efectos colaterales que cause. En este escenario, cuando el periodista arma la noticia lo hace pensando en el beneficio económico que obtendrá su empleador. Es discutido si esta aquiescencia es producto del criterio de selección del personal por parte de la empresa o si el individuo hace suya la creencia de que lo que importa son las ganancias que se obtendrán por la difusión del acontecimiento. Por su parte la propuesta sociológica analiza el conflicto entre el principio de autonomía del profesional de la comunicación y la restricción que le imponen los valores culturales de la empresa en la cual se desempeña. Por último, cada vez toma mayor fuerza la visión antropológica que identifica como factor definidor de las empresas periodísticas al conjunto de símbolos culturales dominantes de una sociedad. Este aspecto fue bien estudiado por Pierre Bourdieu, quien adaptó los principios de la teoría de la contextualización al proceso de construcción y difusión de las noticias. La originalidad de este sociólogo consistió en definir el campo de acción de las empresas periodísticas al cual define como aquel espacio socialmente concertado donde debaten el capital social y el capital económico.
No es posible comprender la influencia de los medios sobre la salud sino se analiza a su público. Clive Seale señala que la prensa ayuda al individuo a construir su juicio crítico sobre qué es un riesgo sanitario. Así, el público obtendría un estimulo emocional a través de la dramatización de la noticia, lo que le permite comparar la angustia del relato con la tranquilidad de su vida cotidiana. Esto aplica a los "realities" o a los relatos detallados de desastres sanitarios.
Seale agrega que el concepto de "audiencia activa" fue designado para definir la actitud del público ante los medios de comunicación. Su objetivo es desterrar la imagen de que las noticias son aceptadas pasivamente por su público objetivo. Siempre deben tenerse en cuenta las convicciones que la gente tiene a priori sobre el tema que desarrollará la noticia, ya sea para compartirlo a pies juntillas (sesgo de auto confirmación) o para confirmar sus interpretaciones conspirativas "ellos te quieren hacer creer". De esta forma, el público participa de un diálogo imaginario por el que establece nexos de semejanza con quien haya sufrido un percance. No es una situación de empatía, sino que a partir de un relato puntual, por ejemplo un caso clínico, decide generalizar los riesgos de sufrir las mismas consecuencias asumiendo que "la víctima es una persona como yo"
Una situación particular es el caso de personas con rasgos narcisistas quienes gustan de tomar de los medios ciertos datos que desde su perspectiva les resultan útiles para construir su auto imagen. Más allá de las características personales, no debe desdeñarse la influencia de excelentes periodistas que a través del relato logran que su público olvide su realidad y se identifique plenamente con las propuestas de la noticia.
Por último, es interesante recordar que una persona toma conocimiento de una novedad una única vez, pero esa no será su única exposición al tema, sino que a través de diversos canales recibirá varios relatos sobre la misma noticia, tal vez con algunas variaciones. Este fenómeno social actúa sobre la construcción de la opinión de dos formas: el individuo se verá estimulado a conciliar las diferencias entre las distintas versiones de un mismo tema a través de su imaginación o de su experiencia previa, con lo cual la noticia le parecerá más verdadera en tanto él participa activamente de su construcción y, además, los diferentes canales de información le predisponen a aceptar la validez de la noticia pues, en definitiva "lo dice todo el mundo".
El espacio social donde se difunde una noticia no es un escenario armonioso donde cada voz es tenida en cuenta, sino un campo en el cual los ciudadanos, las instituciones prestadoras de salud, los proveedores de insumos y de medicamentos, los profesionales de la salud y la autoridad sanitaria luchan por imponer sus respectivas agendas. En este marco, donde se difuminan los límites entre el espacio público y el espacio privado, los medios no se limitan a difundir objetivamente aspectos de la realidad, tarea imposible para la mayoría de los autores, sino que a través del diseño del formato, elección de la oportunidad, reiteración de la noticia y selección de los canales de difusión imponen su agenda y construyen su marca.
Como ilustración de lo expuesto vale resumir los aportes de un trabajo de investigación realizado en Australia sobre la cobertura de noticias sobre la salud publicadas por la prensa escrita entre los años 2011 al 2013, momento en el cual el sistema nacional de salud australiano, que ofrece una cobertura universal, ofreció subsidiar a quienes desearan contratar su asistencia con el sector privado. De sus resultados se destaca que el tono de las noticias sobre la salud fueron negativas en el 65% de los casos. Los diarios con menores recursos económicos apostaron por enfocarse en el sector público y los temas seleccionados fueron las fallas en la seguridad, la calidad y la accesibilidad. Del sector privado solo se hizo referencia a los copagos. Las dos cabeceras más frecuentes contra el sector público fueron: "el sector público se encuentra en estado de crisis" y "es imperativo encontrar una solución". La solución propuesta fue "se debe reforzar al sector privado". La selección de voceros favoreció claramente a los integrantes del Sindicato Médico de Australia, a quienes se los definió como "expertos" o "líderes", relegando el espacio otorgado a las Enfermeras y a los colectivos de usuarios. Por último, cabe destacar el exquisito manejo del lenguaje para presentar las declaraciones de las autoridades sanitarias. De acuerdo al análisis de dos lingüistas, los verbos y tiempos seleccionados para presentar las declaraciones de las autoridades sanitarias no eran neutros, sino que al ser verbos expresivos meta proposicionales inducían en el lector la idea de que el entrevistado era débil, inseguro o que ocultaba información vital para la sociedad. Como ejemplo los autores destacaron las expresiones: Ej. El Ministro de Salud "reclamó", "se molestó", "minimizó", "concedió", o "admitió".
Un aspecto de relevancia actual es la atracción que los medios de información sienten por temas vinculados a las nuevas tecnologías de la salud. Con frecuencia se encuentran artículos que promueven nuevos insumos, nuevas técnicas quirúrgicas y últimos medicamentos, todos los cuales prometen la curación, a veces cuasi milagrosa, de enfermedades que nos afectan. Estas noticias se recogen ya sea de fuentes informativas extranjeras (frecuentemente de Estados Unidos) y también de presentaciones en congresos o entrevistas a investigadores locales o extranjeros que brindan conferencias en nuestro medio. Las informaciones aportadas son transcritas sin que se indague en las publicaciones científicas donde se han podido evaluar la veracidad de lo trasmitido. Esto fue confirmado en 1981 por Stephen Hess quien comprobó que el 75% de las notas publicadas en Washington no estaban respaldadas por documentos.
En oportunidades los periodistas carecen de experiencia en los campos en los que los investigadores se mueven y son fácilmente manipulables, promoviendo por tanto innovaciones que lejos están de aportar lo que prometen. A los efectos de trasmitir una noticia atractiva, puede que se dejen de lado críticas fácilmente argumentables en relación a las promesas de esas innovaciones.
Resulta imprescindible que quien informa se asegure también de aportar los conflictos de interés que mantiene su entrevistado. Aunque parezca hostil es necesario que el expositor aclare quién ha financiado su presencia en nuestro medio, la publicación de sus hallazgos, así como el vínculo ganancial que mantiene con la técnica que preconiza. Sin duda, las instituciones donde estas técnicas se realizarán también deben aclarar la relación comercial que mantienen con la innovación propuesta y con los técnicos que la desarrollan.
Los resultados que se le atribuyen a estas innovaciones debieran ser comparados con las técnicas o tratamientos que ya disponemos e indagar por parte de los periodistas cuáles son las reales ventajas y cuáles los posibles efectos adversos, así como los costos que insumirá y quiénes se harán cargo de los mismos.
Como ya señaláramos los datos presentados deberían ser cuidadosamente chequeados, consultando la bibliografía disponible y opiniones de quienes pueden tener intereses contrapuestos, ya que de la posible confrontación se podrán desarrollar la independencia de criterios necesaria para trasmitir la adecuada información.
Otro problema que hemos podido apreciar, es la ausencia en el seguimiento de las innovaciones que fueran trasmitidas. Es lo habitual que luego de hacerse eco en el reclamo de una medicación, un nuevo insumo o un procedimiento, no se conozca lo sucedido con el paciente luego que lo reclamado fuera concedido. Sucede con frecuencia, que la evolución de la afección motivo del reclamo, no mejora con el medicamento o la realización de la técnica. Sin embargo, el final de la historia queda inconcluso, resultando que quienes leyeron la noticia ignorarán el desenlace que aparejaron las innovaciones que fueran oportunamente destacadas por los medios.
Como hemos expuesto, el público tiende a confundir información con conocimiento. Esto lo pone en el riesgo de formar su opinión a partir de datos abstractos, descontextualizados, desprendidos de sus raíces y mercantilizados.
En suma, nuestra solicitud hacia quienes diseminan información sobre "los avances" es que también conozcamos los intereses que puedan estar en juego y que se le informe al público sobre los resultados finales que se obtuvieron en cada situación concreta.
Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas