La promesa y la acción en política
Alvaro Guerrero (*)
27.11.2018
"La facultad de hacer y mantener promesas, responde a la fragilidad de los asuntos humanos, en el océano de las incertidumbres que es el futuro, las promesas sirven para establecer islas de seguridad que aseguren la continuidad de las relaciones humanas." (Hanna Arendt)
La promesa en política
La promesa para Arendt, forma parte indisoluble del accionar político, pero que se entienda bien, no es la promesa electoral, la manifestación de deseo de algún político en busca de votos mezcla de voluntarismo verbal con falsedad y retórica; Lo que Hanna se refiere es la capacidad que tenemos los seres humanos, de imaginar un futuro preferible e inclusivo y decir de qué forma lo vamos a alcanzar. Para darle sentido a la acción política, la promesa debe ser creíble y debe retroalimentarse de la verdad, que de señales que vamos hacia el lugar prometido.
La promesa no es una mera construcción racional, no se afirma en una ideología perfecta, ni resiste cualquier análisis crítico, sino por el contrario, se nutre de todas y cada una de las emociones humanas, se alimenta de las necesidades y de los deseos, las historias de vida y las narraciones épicas, las esperanzas y los miedos. La promesa es una mezcla compleja, sin lo cual no sería confiable.
Así el marxismo tenía su promesa, la sociedad comunista donde todos seriamos libres y la dictadura del proletariado como el camino que nos conduciría a ella, el neoliberalismo nos promete la sociedad desarrollada con suficiente riqueza para que todos seamos felices y el consumismo capitalista como camino, si será irracional creer en eso, pero, hay promesa para rato.
Actuar: archein y prattein
La promesa vive y a la vez le da sentido a la acción. Tanto para los griegos como para los romanos, existían dos verbos para lo que hoy consideramos como el verbo "actuar", uno significaba el dar comienzo a la acción (archein), y el otro continuarla una vez comenzada (prattein). Las personas libres eran quienes podían ser los sujetos del verbo que representaba 'iniciar la acción', para los demás, se reservaba el otro.i
El proceso de elitización de la política, ha transformado estos dos verbos en el acto de gobernar o ser gobernado, dirigir o ser dirigido, entre quienes ordenan y quienes ejecutan la orden, dividiendo a las personas entre quienes conocen el porqué y quienes actúan sin conocerlo.
Para sostener la acción sin una promesa, se abandona la verdad y se adopta la mentira, que si bien siempre fue considerada como necesaria para los políticos y estadistas, en la actualidad se transforma prácticamente en la única herramienta para continuar gobernando. ii
La Promesa del Frente Amplio
Veamos algún ejemplo de nuestra propia realidad. Con la llegada del Frente al Gobierno, muchos teníamos la ilusión de dejar de ser una República neo-oligárquica, si se me permite explicar el adjetivo, no se trataba solamente de que hubiera trabajo para todos, sino de que todos tuviéramos el derecho de vivir una vida digna, que es mucho más que el 'derecho de vivir en la calle' (la ironía la explicó en el párrafo siguiente), se trataba de que dejaran de existir las abismales desigualdades que hoy continúan existiendo.
La promesa de la izquierda en el Uruguay pos-dictadura, no era el socialismo, era construir un país un poco más igualitario, donde los poderosos no fueran tan poderosos y los infelices no fueran los de siempre. El camino era la unidad de las izquierdas, el procesar las diferencias internamente para luego actuar en conjunto y con coherencia. El FA se identificaba con un movimiento de militantes comprometidos, muchos independientes de estructuras y partidos, que no seguían a dirigentes ni lideres televisivos, que compartían el rumbo y el andar, una ética solidaria, de transparencia y con la verdad.
El Frenteamplismo era el garante de la unidad, expulsando a quienes no fueran éticos o fueran contra la unidad, un movimiento lleno de significados construidos con alegría, como aquella bandera de 300 metros, paseada por todo Montevideo, para que todos fuéramos uno debajo. El Frenteamplismo se ha perdido, como el anillo del Señor de los Anillos, un anillo surgido de los fuegos del infierno, construido para evitar que la alianza se destrozara.
¿Y esto porqué ha ocurrido? Déjenme arriesgar una idea, el FA se ha perdido, al quedarse sin la capacidad de representar una Promesa.
El FA huérfano de Promesa
'Los indigentes tienen derecho a vivir en la calle' fue dicho por la Directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo, Dra. Fabiana Goyeneche. ¿Quien? Una joven abogada completamente desconocida, que tuvo algo de notoriedad por su participación en la campaña del 'No a la Baja' y que según el CV publicado en la página de la Intendencia, lo más cerca que estuvo de trabajar con un pobre, fue en alguna de las giras por los barrios que hizo acompañando a Martínez en la campaña pasada. La frase aclaró, que había sido descontextualizada, más allá del análisis filosófico, políticamente es una forma de aceptar que no se tiene la menor idea de que hacer con la creciente cantidad de personas en situación de calle, que habitan la ciudad. Y tocaría preguntarse ¿cuánto sabe realmente Goyeneche de políticas sociales orientadas a trabajar con la pobreza extrema? ¿Es la persona más capaz que el FA tiene para esa posición, o su nombramiento corresponde a un acuerdo de darle trabajo a los suplentes del Intendente? ¿Y lo que es más preocupante, en que parte del programa del FA se dice que se debe hacer con estos casos y también con los dirigentes que dicen estas cosas?
Pongamos otro ejemplo para que nadie piense que es Fabiana el problema; el Fondo de Solidaridad, fue creado para administrar las becas estudiantiles universitarias, la mediocre pagina web del fondo, plagada de errores y secciones vacías, no coincide con el más de un millón de dólares que se ha gastado en servicios informáticos en dicho organismo. Tampoco tiene sentido, los magros 7700 pesos mensuales que reparte para cada beca, al lado de los elevados sueldos de sus funcionarios, una escala decreciente, que empieza con su gerente que cobraba 350 mil pesos hasta que se dieron cuenta que era amoral y se lo bajaron a 300 mil, continuando con los 250 mil que cobra el jefe de sistemas para dirigir a cuatro empleados. El Fondo de Solidaridad, es una muestra más de un Estado vaciado de sentido, dirigido por políticos ineficientes y sobre valuados, con una gestión opaca, sin transparencia y sin rendición de cuentas.
Lejos de la reforma aquella que era la madre de todas, el FA no sabe que hacer en el Gobierno, mientras agoniza huérfano el movimiento, la unidad deja de tener su sentido, sin su padre el militante de a pie y sin su madre la ética compartida, el Frenteamplismo queda desaparecido sin verdad ni justicia, como el hijo de Luisa, otra más de las mentiras de los que se quedaron sin Promesa.
(*) Especialista en participación digital
iHannah Arendt, La condición humana, 1958.
iiHannah Arendt y Jerome Kohn, Between Past and Future, Revised edition (New York: Penguin Classics, 2006).