Los determinantes comerciales de la salud
Carlos Vivas; Homero Bagnulo
28.01.2019
Como Coca- Cola incide en las estrategias de la lucha contra la obesidad en China.
Varios autores de diferentes países están prestando particular atención a lo que se ha definido como determinantes comerciales de la salud.
Se refieren a las formas ocultas de poder que ejercen las grandes corporaciones para modelar las acciones públicas de los estados sobre las conveniencias en la utilización de sus productos. De esta forma, el pensamiento de la sociedad respecto a varios tópicos actuales de la problemática sanitaria se adecua a las necesidades estratégicas de las empresas. Esto es especialmente relevante en lo que se vincula a alimentos y bebidas de muy amplia difusión a nivel planetario. Lo mismo ha sucedido en cuanto al tabaco y la forma en que afecta a diferentes sistemas de nuestro organismo.
Es por esto que nos ha resultado enormemente esclarecedor el artículo publicado en el British Medical Journal del 9 de enero de este año por Susan Greenhalgh en el que esta investigadora analiza detalladamente la forma en que Coca- Cola ha incidido en las políticas referidas a la epidemia de obesidad que actualmente aqueja a la población china. Desde los comienzos de este siglo, diferentes países alarmados por el aumento de pacientes con sobrepeso y con obesidad han iniciado campañas contra lo que no dudaron en denominar "epidemia de obesidad". Dentro de esta campaña ha tenido especial relevancia la denuncia sobre los efectos nocivos de las bebidas refrescantes azucaradas. Pero rápidamente las compañías productoras de estas bebidas han desarrollado acciones para impedir o al menos retardar algunas de las propuestas para limitar y dificultar su consumo. Una de estas estrategias ha sido promover la actividad física como la mejor solución frente a la obesidad. Sin embargo, y pese a los esfuerzos económicos y publicitarios de la industria las ventas han ido disminuyendo en muchos países. Esto ha sido especialmente el caso de la más famosa de estos refrescos azucarados, la Coca-Cola, por lo que la compañía productora ha enfocado el desarrollo de sus ventas hacia mercados en los que potencialmente podía tener un amplio crecimiento. Por tanto, centró gran parte de sus esfuerzos en China, hoy el tercer mercado en volumen en el consumo de Coca-Cola. Con su enorme población que mira hacia Occidente e imita sus patrones de consumo, el potencial de crecimiento en ventas de múltiples compañías es muy atractivo.
La epidemia de obesidad en China se ha trasformado en un grave problema sanitario para dicho país, ya que entre 1991 y 2011, el porcentaje de obesos se ha más que duplicado: de 20.5% a 42.3% de población con sobrepeso u obesidad. Frente a esto, Coca-Cola ha sido capaz de influir las políticas sanitarias chinas a través de un instituto creado por los ejecutivos de esa compañía hace más de 40 años: el Instituto Internacional para las Ciencias de la Vida ( ILSI), por sus iniciales en inglés. Los directivos de esta organización a través de políticas de apoyo a diferentes actividades, ha podido acceder a organismos oficiales de China, incluso a su propio Ministerio, como se relata claramente en el artículo ya citado. Esta Fundación se ha dedicado a desarrollar una estrategia que enfatiza la importancia de la actividad física por sobre las restricciones dietéticas y ha promovido diferentes proyectos tanto a nivel de la academia como de organismos gubernamentales, en relación a la nutrición, la seguridad de los alimentos y el control y la prevención de las enfermedades crónicas no trasmisibles. La ILSI ha conseguido además apoyo de otras compañías (Nestlé, Mc Donalds, PepsiCo). En las actividades que desarrolla se ha cuidado muy bien de no aparecer públicamente y evitar nombrar productos de sus Compañías. Sin embargo, directivos vinculados a dichas compañías integran la junta directiva de ILSI y por tanto determinan sus acciones y prioridades.
ILSI -China, rápidamente se trasformó en la mayor autoridad en temas vinculados a la obesidad en dicho país, contribuyendo así, a la definición de obesidad como enfermedad y desarrollando índices de masas corporal específicos para esta población. También se trasformó en el mayor sponsor de la investigación en este campo, y en la medición de estas condiciones. Tuvo buen cuidado de no entrar en las estrategias de prevención.
La compañía se presenta como una defensora de estilos de vida saludables y activos y promueve el mensaje que estas bebidas refrescantes edulcoradas y las comidas rápidas (comidas chatarra, es como nosotros las conocemos) son parte de una dieta saludable y que lo que importa para evitar la obesidad es cuán activa es la persona. Dentro de estas estrategias se insiste en que el consumo de bebidas azucaradas y carbonatadas es útil para aumentar la ingesta de agua, enfatizando la utilidad del agua como elemento esencial del organismo.
Se postergó de esta forma la promoción de la comida saludable, de las guías dietéticas y de la educación nutricional. A estas estrategias, que sí velan por el bienestar de la población se le restó visibilidad y apoyo gubernamental.
La Compañía ILSI-China, organizó 6 conferencias internacionales sobre obesidad llevando expertos extranjeros, los que en su enorme mayoría estaban alineados con las estrategias corporativas respecto a la importancia de la actividad física para evitar la obesidad. Uno de ellos sugería reiteradamente que la epidemia de obesidad en EE.UU. se debió a la disminución en la actividad física y no al aumento en la ingesta de dietas poco saludables ( a diferencia de lo que los organismos oficiales sanitarios en ese país propugnan). La autora deja establecido que ni Coca- Cola, ni ILSI-China, ni el Ministerio de Salud de China, respondieron al pedido de comentarios de su investigación.
La estrategia de "sumar voluntades socialmente relevantes" también fue utilizada en los EE.UU. Allí merced a la campaña de la prensa se supo que una universidad había recibido apoyo financiero para montar un programa que demostrara que la ingesta de refrescos azucarados no tenía impacto en la obesidad, sino que la variable más importante era desarrollar un actividad física adecuada. ( los interesados en profundizar en las estrategias de la industria del azúcar pueden leer nuestra columna Salud alimentaria https://www.uypress.net/auc.aspx?82006 )
En ese mismo número del BMJ se publica un editorial titulado "El poder oculto de las corporaciones. Una lección desde China", por los profesores Martin McKee, Sarah Steele, y David Stuckler . Estos distinguidos profesionales nos advierten sobre las redes que se han utilizados para cambiar la discusión acerca de la obesidad, redirigiendo la atención desde sus productos, indudablemente vinculados a esta problemática, hacia otras estrategias que buscan desviar nuestra atención. Advierten también que las corporaciones están realizado un uso intensivo de organizaciones del tipo de ILSI, para promover relatos de apariencia razonables, al mismo tiempo que excluyen las medidas más efectivas que dañan los intereses de estas corporaciones. Lo mismo han hecho anteriormente las compañías tabacaleras.
Lo que nos ha resultado del mayor interés del editorial citado, es cómo estos enfoques insisten en la promoción de elecciones individuales frente a las acciones colectivas, apoyando así campañas "educativas" y obstaculizando las medidas regulatorias que buscan limitar el marketing, y aumentar los impuestos de los productos que han incidido fuertemente en el sobre peso y la obesidad de la población. Una de las estrategias a las que más han recurrido, es la de clasificar las políticas públicas en el área sanitaria como "Paternalistas". Y de acuerdo con esto insisten en el derecho de la población a "Elegir". A continuación, desarrollan la explicación sobre la "Complejidad" de los problemas en la salud pública, insistiendo que poco se puede hacer para enfrentarlos. Las compañías vinculadas a las bebidas refrescantes azucaradas y a la comida chatarra, han buscado en todo este tiempo restarle protagonismo a los conflictos de interés que están detrás de las estrategias que promueven. Buscan desarrollar la visión de que "si todos tenemos conflictos de una forma u otra, ¿para qué declararlos?".
Recomendamos calurosamente la lectura de estos dos artículos que en nuestra opinión contribuyen sustancialmente a visibilizar dos aspectos de las políticas sanitarias estrechamente vinculados entre sí: los determinantes comerciales en nuestra percepción de los problemas sanitarios y el poder oculto de las corporaciones que buscan, frecuentemente con éxito, modelar nuestro pensamiento. Recuerde el lector desconfiar cuando alguien le insista en que los conflictos de interés poco importan, que han que evitar el "paternalismo" de las políticas sanitarias y que los problemas sanitarios son muy "complejos" para soluciones sencillas. Es muy posible que quienes así se manifiestan estén haciendo el mandado de alguna industria poderosa.
Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas