La embestida populista causa daños
Carlos Vivas; Homero Bagnulo
10.05.2019
Los planes de vacunación han logrado erradicar o reducir las que una vez fueron enfermedades tan frecuentes como devastadoras. Sus beneficios se pueden medir tanto a escala individual como colectiva.
La Organización Mundial de la Salud estima que los planes actuales evitan de 2 a 3 millones de muertes al año y que, si se mejorara la cobertura se lograría evitar otro millón de muertes. Este panorama se ha visto ensombrecido durante las dos últimas décadas con el desarrollo del llamado activismo anti-inmunizaciones. Europa Occidental es la zona geográfica y cultural donde esta conducta tiene mayor desarrollo.
- Los niños sanos son llevados a los médicos, son bombardeados con dosis masivas de muchas vacunas, luego no se sienten bien, cambian, ¡y quedan autistas! ¡Hay muchos casos!
- Se ha demostrado que tengo la razón sobre las vacunaciones masivas, ¡Los doctores mienten! Salvemos a nuestros niños y a su futuro! Sr. Donald Trump, 2014
El inicio del empuje actual del activismo anti - vacunas se ha fijado en el año 1998, momento en el que la prestigiosa revista inglesa, The Lancet, publicó un artículo fraguado que, en forma irresponsable, señaló que la vacuna triple viral (sarampión, rubeola, paperas) era responsable del síndrome autista y de afecciones del tubo digestivo. (1) Este artículo puede, por tanto, ser considerado la primera publicación "fake new sanitaria" de la era de la post-verdad. En el Reino Unido el porcentaje de vacunación cayó del 92% al 79% en cinco años. Para evaluar el impacto de este descenso se debe tener presente que el porcentaje recomendado como seguro es de 95%. En Inglaterra y Gales los casos de sarampión subieron de 56 en 1998 a 1370 en el 2008.
El desastre de estas cifras, lejos de generar una respuesta ciudadana firme y responsable, se afianzó merced a la publicación a través de los medios de artículos sin ningún sustento razonable. Recién en el 2011, la revista New England Journal of Medicine definió a los activistas anti-inmunizaciones como: "un espectro que comprende desde quienes son incapaces de comprender los conceptos de riesgo y de probabilidad, a los activistas radicales que deliberadamente falsifican datos, intimidan, construyen relatos apocalípticos con los que se proponen bloquear los planes de vacunación y acallar/amenazar a los estudiosos".
Nadie es inmune a las amenazas, por lo que la investigación sobre las raíces de estos movimientos es escasa y/o las editoriales no se animan a publicar artículos que desmonten esta superchería. No solo se requiere que se involucren los profesionales de la salud, sino que para comprender este fenómeno fueron fundamentales los trabajos de los sociólogos médicos y de los investigadores de las ciencias políticas. Del trabajo mancomunado de estos expertos surge, que al menos en Europa y en los EE.UU, existe una clara relación entre el activismo anti-vacunas y el populismo político. Por ejemplo, el partido italiano Movimiento Cinco Estrellas sostiene que la vacuna triple viral es peligrosa, aunque en 2 años la cifra de enfermos de sarampión aumento de 860 casos a 5.000. No obstante la catástrofe, este partido junto a sus socios de la Liga del Norte enviaron al Parlamento un proyecto de ley para derogar la obligatoriedad de la vacunación a los niños. En Francia, el Frente Nacional niega que las vacunas sean seguras y se opone a los planes de vacunaciones obligatorias. Los votantes del partido populista UKIP, principal propagandista del Brexit, quintuplican a la población general respecto a la afirmación "la vacuna triple viral es insegura". No solo los partidos populistas de derecha piensan así, también el partido izquierdista griego, SYRIZA, actualmente en el poder, sostiene que deben ser los padres los que decidan sobre la necesidad y oportunidad de vacunar a sus hijos. (2)
Aunque estos partidos no tienen una ideología en común, reúnen las características suficientes para ser definidos "populistas". Su común denominador es su mensaje beligerante contra el "establishment". Su propuesta divide al mundo entre "masa" y "élite", define que la masa sufre por ser ninguneada por la élite y que su misión es recuperar el poder para el pueblo, poder que le fuera arrebatado por las élites ilustradas. La definición de masa o pueblo varía según la orientación de cada populismo. Mientras que para los europeos derechistas el pueblo se define étnicamente, para los izquierdistas el concepto "pueblo" se construye sobre la pertenencia a una clase social. Por su parte las élites, pueden ser el poder político, el económico, el cultural, el legal o los expertos en general. En cierta forma los populismos recelan de todos los productos sociales que derivan de la Ilustración.
No obstante lo dicho, debe quedar claro que los partidos populistas no son la causa de los movimientos anti-vacunas, sino que se aprovechan de las dudas y miedos de la gente para utilizarlos en su arremetida contra los referentes políticos y técnicos de una sociedad.
Es preciso recurrir a los sociólogos para intentar comprender este fenómeno social. En parte, señala Anthony Giddens, el populismo es una explicación sencilla para todos aquellos ciudadanos que se sienten abandonados por el sistema político tradicional.(3) Los populistas opinan que la respuesta a la creciente desigualdad e inequidad de la sociedad moderna no es justa, lo que es absolutamente compartible. Esto se puede objetivar con mayor facilidad en los trabajadores no calificados quienes sienten que sus puestos de trabajo y sus salarios están amenazados por el desarrollo tecnológico y por el fenómeno migratorio de causa económica. La amenaza no está en estas opiniones, sino en las soluciones demagógicas y absurdas que ofrece el populismo. Por ejemplo, en oportunidad de la aparición de ciudadanos norteamericanos infectados con el agresivo virus Ebola, la solución que aportó el ahora presidente Trump para terminar rápido con el problema, fue que se prohibiera aterrizar a los aviones procedentes de países con la infección.
Giddens señala que las sociedades modernas se apoyan en sistemas complejos solo susceptibles de ser comprendidos por un pequeño número de expertos. Esta organización de la sociedad obliga a que la mayoría de la población deba confiar en esos expertos, aunque no comprenda como operan las bases de la sociedad a la que pertenece. Esta confianza, definida en forma pragmática, no está referida al experto en tanto individuo, sino hacia "la autenticidad del conocimiento experto que el individuo posee". El porcentaje de fallos, esto es, las diferencias encontradas entre el discurso del experto y la realidad llevó a que se comenzara a hablar de una "supremacía epistemológica" o, a señalar a los expertos como los "auto - propuestos dueños de la verdad". Es de rigor reconocer que detrás de esta postura se encuentra una crítica legítima al método científico o, mejor dicho, a la falta de humildad de los expertos para reconocer sus errores. Sería entonces la persistencia en esta falta de reconocimiento de los fallos lo que facilitaría la desconfianza del "pueblo" respecto a los expertos, así como la propuesta de sustituir al conocimiento científico por una "epistemología popular" de la cual el populismo es su consecuencia política.
Entonces, ¿la resistencia a recibir inmunizaciones es una explicación irracional?
Como mencionáramos, las bases de la propuesta populista para la salud no siempre son simples estrategias diseñadas por un líder con sed de alcanzar el poder, sino que suele haber una situación previa sobre la cual la sociedad en su conjunto no alcanzó un acuerdo. Al respecto, cabe recordar la construcción del relato por parte del gobierno de Sudáfrica para negar la gravedad del HIV y su vínculo con el SIDA. En esta decisión se reconoce la profunda herida que el período colonial dejó en la población. (4) La explotación sistemática de los recursos naturales así como la utilización de la gente como conejillos de Indias para probar la eficacia y seguridad de medicamentos en fase de prueba, facilitó la construcción populista de que las potencias occidentales tienen como única finalidad seguir abusando de sus ex -colonias.
Diferente fue la situación que mencionáramos al inicio de esta columna respecto a la campaña en el Reino Unido contra la vacuna triple viral. El líder del grupo investigador, Dr. Andrew Wakefield, junto a los doctores John Walker-Smith y Simon Murch , fraguaron un hipotético estudio de investigación con el que pretendían demostrar que la vacuna triple viral era responsable del síndrome autista y de una afección inflamatoria intestinal grave. El estudio fue publicado en 1998 y de inmediato generó alerta en el público y en la comunidad médica. No obstante, fue recién en 2003 cuando un periodista recibió datos que permitieron entender la trama. Dos años después logró demostrar que la iniciativa fue de un estudio jurídico que tenía como clientes a padres que recelaban de la seguridad de la vacuna. Los 12 pacientes incluidos en la "investigación científica" eran los hijos de esos clientes del estudio. Eso no salvó a los niños de ser sometidos a maniobras invasivas y riesgosas que les fueron practicadas sin recabar la autorización de sus padres. La financiación para el estudio fue obtenida de una organización pública que brinda apoyo económico para que quienes no pueden solventar los costos de un proceso legal. Además de los U$S 750.000 que recibió el Dr. Wakefield del estudio jurídico para actuar como perito médico una vez demostrada la "culpa" de la vacuna, el mismo médico registró en el extranjero varias empresas de investigación biomédica a nombre de sus colegas y de su esposa. Cada una de esas empresas constituía un eslabón de la cadena que iba desde demostrar las lesiones causadas por la vacuna, estudios inmunológicos para desarrollar y patentar una nueva vacuna, patentar un test para el diagnóstico de la enfermedad intestinal y un centro para el tratamiento del autismo. El plan de negocios señalaba que al tercer año los ingresos alcanzarían los 28 millones de libras. Luego de un proceso de 12 años les fue retirado el título de médico a los dos investigadores principales, aunque Walker - Smith ganó en su apelación. (5)
Por su parte, Wakefield emigró a Texas donde se vinculó con activistas anti-inmunización. Este estado es conocido por tener uno de los índices más altos de objeción a la vacunación infantil. Otro estado donde actuó Wakefield es Minnesota, en especial en la comunidad somalí, que abarca unas 32.000 personas. En esas asambleas no estuvo permitido el ingreso de técnicos sanitarios ni de periodistas. Hasta 2007 el porcentaje de vacunación con la triple viral dentro de la comunidad somalí era adecuado, pero del 92% registrado en 2004 descendió a 42% en 2014 por el temor al síndrome autista. Esto explica el aumento de la incidencia de sarampión más sostenida en 30 años en ese estado. En abril de 2017 se registraron 58 casos con 14 internaciones. Cincuenta y cinco de esos niños no habían sido vacunados, perteneciendo en su amplia mayoría a la comunidad somalí. Estudios llevados a cabo por las autoridades sanitarias estatales demostraron que la incidencia de síndrome autista en la comunidad era el mismo que el de la población general. (6)
Este año se publicó un estudio dinamarqués en el cual se siguió a 650.000 niños nacidos entre 2000 y 2010. No se encontró diferencia alguna entre vacunados o no vacunados con la vacuna triple viral respecto al porcentaje de casos de síndrome autista. (7) A pesar de resultados similares que descartan el vínculo entre vacuna y autismo, la campaña de miedo persiste. Como bien señala la médica escocesa Margaret McCartney es improbable que alguna vez contemos con estudios de alta calidad que nos permitan evaluar el efecto de los mensajes aterradores que se publican a través de revistas médicas o en medios periodísticos. Sin embargo, dice McCartney, esto no debiera impedirnos reflexionar públicamente acerca de la responsabilidad de quienes transmiten inadecuadamente las incertidumbres de la medicina a la sociedad.
Como hemos señalado desde estas columnas, el espacio público es un escenario de enfrentamiento ideológico muy duro, donde todo aquello que no esté prohibido, es válido. Las consecuencias más graves de la difusión de las propuestas populistas, en especial cuando afectan la salud, siempre se concentran en los más débiles. Por tanto, entendemos la obligación de todo profesional y trabajador sanitario ser coherente con nuestra vocación de servicio y salir al cruce de propuestas falaces denunciando alto y claro sus peligros.
En ese camino seguiremos.
1. AJ Wakefield, SH Murch, L Anthony, DM Casson, M Malik, et al. Ileal lymphoid nodular hyperplasia, non-specific colitis, and pervasive developmental disorder in children. Lancet 1998;351:637-41 [retracted].
2. J Kennedy. Populist politics and vaccine hesitancy in Western Europe: an analysis of national-level data. European Journal of Public Health. 2019; Feb 25 [Epub ahead of print]
3. A Giddens. The consequences of modernity. Stanford: Stanford University Press,1990.
4. G Lasco, N Curato. Medical populism. Social Science & Medicine. 2019; 221: 1-8
5. B Deer. Secrets of the MMR scare. BMJ 2011;342:c5347
6. O Dyer. Measles outbreak in Somali American community follows anti-vaccine talks. BMJ 2017;357:j2378
7. A Hviid, J Vinsløv Hansen, M Frisch, M Melbye. Measles, Mumps, Rubella Vaccination and Autism.A Nationwide Cohort Study. Ann Intern Med, 2019; 170:513-520
Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas