La sobrecarga en la medicación: un problema creciente

Carlos Vivas; Homero Bagnulo

01.06.2019

Un reciente informe del Instituto Lown (Medication Overload: Understanding the Scope and Impact), nos reafirma para abordar la importancia de un problema que ya advirtiéramos en algunas columnas anteriores.

Se trata de la frecuencia creciente con que los pacientes, fundamentalmente los mayores de 65 años, están  cada vez más expuestos al consumo simultáneo de múltiples medicamentos. Se ha descrito que 750 personas mayores, (o sea de 65  años y más) se hospitalizan cada día debido a los efectos adversos provocados por uno o más de los medicamentos que reciben.  Diferentes autores han llegado a la conclusión de que en la última década probablemente más de 35 millones de consultas en los Servicios de Emergencia se han debido a síntomas provocados por  efectos  de los fármacos que estaban recibiendo. Esto llevó a unos 2 millones de ingresos hospitalarios, con un gasto aproximado de 3.800 millones de USD.

 

La prescripción de múltiples medicaciones (5 o más) a un paciente se ha denominado Polifarmacia . Más de 4 de cada 10 adultos mayores presentan la situación descrita, o sea que utilizan diariamente 5 o más   prescripciones medicamentosas por día. Este número se ha visto incrementado sustancialmente. Así, los adultos mayores con 5 o más medicamentos eran el 13.6 % de esta población en 1994 y ascendió al 42.4% para el año 2014 en los Estados Unidos. Por consiguiente los adultos mayores sin medicación descendieron del 26% en 1994 a únicamente el 9 % para el 2014.   Más preocupante aún es el dato de que un 20% de aquellos que están con polifarmacia toma 10 medicamentos o más !! Esta polifarmacia, puede ser beneficiosa para el paciente, fundamentalmente en la situación de aquellos que tienen múltiples enfermedades crónicas. Pero es necesario reconocer que con relativa frecuencia esto puede determinar daño a los pacientes. Por tanto, el informe ya citado define como "Sobrecarga Medicamentosa" a la situación en la que el daño producido al paciente por la medicación que recibe supera los beneficios. Dejando sentado a su vez, que a mayor número de medicaciones, mayor es la posibilidad de recibir un daño.

 

Como ya hemos visto, la situación ha ido para peor, y esto en parte se debe a que el problema, pese a su dimensión, es mayormente invisible, tanto para el personal sanitario como para la población en general. Por eso nos parece de sumo interés la propuesta de organizar campañas que adviertan, tanto a los pacientes individuales, a sus familias, a los profesionales sanitarios y a las agencias gubernamentales, de la importancia de conocer y abordar con propuestas factibles esta problemática. Si bien los datos que maneja el informe, provienen mayormente de Estados Unidos, puede presumirse que lo mismo se aplica en la mayor parte de los países occidentales, ya que la prescripción excesiva está profundamente enraizada en múltiples sistemas sanitarios. Incrementar la prescripción medicamentosa es muy fácil y tiene variados incentivos sistémicos, pero es mucho más dificultoso, como luego veremos, disminuir el número y las dosis de las indicaciones previamente recibidas por los pacientes. La desprecripción, o sea la suspensión de un medicamento, es una tarea mucho más ardua que la prescripción, entre otras cosas porque necesita mayor disponibilidad de tiempo.

 

También se ha visto que cuantos más médicos tratantes tiene un paciente, mayor es el número de fármacos que reciben. En la sobrecarga medicamentosa pueden percibirse 4 situaciones que resulta útil reconocer: 1- una prescripción que nunca fue necesario realizar. 2- una medicación que estando indicada, finalmente no resultó beneficiosa para el paciente. 3- una medicación que ya no es necesaria; se indicó en una situación que ya sucedió. 4- automedicación y uso de suplementos que no provienen de una indicación médica.

 

Toda persona que recibe 5  o más medicaciones, tiene de por sí un "factor de riesgo ". Esto no implica que por esa razón vaya a sufrir un efecto adverso, ya que personas con múltiples afecciones requerirán también varias prescripciones para conservar de la mejor manera su salud. Sin embargo, debe tenerse presente que cuanto más medicación tome, mayor será el riesgo de efectos adversos potencialmente graves. El riesgo de un evento adverso, aumenta entre 7 y 10% con cada nueva medicación que se les indique a los pacientes. Dichos efectos adversos   pueden manifestarse como síntomas menores (nauseas, mareos, incontinencia), hasta situaciones de notoria gravedad (deterioro cognitivo, sangrados, caídas, etc). Y para agravar aún más este problema, casi la mitad de las personas que experimentan un evento adverso vinculado a la medicación no  lo reconocen y demoran   la consulta médica.

 

Los grupos de medicamentos que  más frecuentemente causan daño, son: los anticoagulantes y antiagregantes (aspirina), los medicamentos para el control de la diabetes, los opiáceos y otros sedantes. También hay que tener en cuenta por sus posibles efectos adversos a los medicamentos que tratan la hipertensión arterial, la medicación psiquiátrica y algunos comprimidos de venta directa al público que asocian medicamentos de varios grupos. Los pacientes que tienen mayores riesgos de estar expuestos a sobrecarga medicamentosa, son aquellos que residen en geriátricos, los que presentan neoplasias de distintos tipos y todos los que reciben tratamientos de múltiples médicos, y los que no tienen una adecuada coordinación en su cuidado.

 

¿Pero qué es lo que ha causado la actual epidemia de sobrecarga medicamentosa? Hay 3 determinantes mayores en que el informe insiste:

1-     una cultura prescriptora que se resume en que cada paciente deber recibir por lo menos una píldora. Es que prescribir queda bien, es rápido, tanto el paciente como el personal sanitario recibe influencias prescriptoras desde múltiples fuentes.

2-     Fallos en la información y el conocimiento: hay falta de información en el pregrado y el postgrado sobre el problema planteado; la investigación vinculada al tema es escasa ; la influencia de la industria farmacéutica es notoria y las guías clínicas están desbalanceadas, ya que no desarrollan los tópicos vinculados a la suspensión de los medicamentos que se recomiendan.

3-     Los sistemas sanitarios están habitualmente fragmentados: hay escaso trabajo en equipo, también hay muchas transiciones (traslados) en el cuidado de los pacientes, las historias clínicas tanto en papel como electrónica, frecuentemente tienen un pobre diseño en relación a la medicación que recibe el paciente.

En su informe el Instituto Lown propone el desarrollo de estrategias a nivel nacional, para enfrentar la sobrecarga medicamentosa y ayudar, fundamentalmente a la población mayor de 65 años, a evitar la exposición innecesaria a medicamentos, que puedan determinar daños. Recomienda algunas soluciones inmediatas y otras a largo plazo. Entre ellas:

1.      Empoderar a los pacientes y a sus familias explicándoles claramente los daños y beneficios a que están expuestos en relación a los medicamentos que reciben.

2.      Mejorar la información al personal sanitario, a los efectos de lograr una prescripción más razonada, con mayor nivel de evidencia y con guías de prácticas clínicas para enfrentar los problemas descritos.

3.      Adecuar las prescripciones en pacientes mayores de 65 años, recomendando la adecuación de las dosis a la situación de cada paciente.

4.      Mejorar la comunicación y la coordinación del cuidado de cada paciente, evitando la superposición de medicación vinculada a los múltiples especialistas.

5.      En los pacientes con 5 o más medicaciones es recomendable que anualmente tengan una visita médica más prolongada para revisar si se mantienen las indicaciones de los fármacos que están recibiendo. En caso de que alguno de ellos no sea necesario, se retirará teniendo en cuenta que dicho retiro puede implicar una disminución progresiva de las dosis.

6.      Hay pacientes que notoriamente se beneficiarán de unas "vacaciones medicamentosas". O sea, suspender todos los fármacos que recibe y bajo estricta supervisión médica irlos reinstalando individualmente para apreciar mejor el beneficio que cada uno de ellos otorga, pudiendo de esta forma "ahorrarse" de suministrar a varios de los que previamente recibían.

Por último, el informe cuya lectura recomendamos enfáticamente, propone el desarrollo de estrategias nacionales con redes de desprescripción para enfrentar el problema, ya que el mismo tiene una muy preocupante progresión que, de mantenerse, afectará  irremediablemente a un alto número de la población con mayores rangos etarios. El problema aquí planteado, no debería ser soslayado.

Homero Bagnulo y Carlos Vivas
2019-06-01T09:07:00

Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas