Desplome social de la industria del medicamento

Carlos Vivas; Homero Bagnulo

08.10.2019

De acuerdo a los resultados de la  encuesta de Gallup que se conoció a fines del pasado mes, la industria farmacéutica norteamericana ha alcanzado un nuevo descenso que la ubica en el último lugar de las 25 industrias que evalúa dicha encuesta.

La misma mide el sentimiento de los ciudadanos de los EEUU respecto  a los diferentes sectores empresariales, y le solicita a quienes respondan que valoren a los mismos en:  1- muy positivos, 2- algo positivos, 3- neutral, 4- algo negativos, 5- muy negativos. Esta  encuesta se realiza desde el año  2001 y en   los 18 años que se conocen sus resultados, (únicamente en 3 oportunidades, 2001,2003 y 2015) los resultados fueron positivos ( + 1: +5 y +4).para el sector. A partir del 2016 los resultados han ido empeorando para concluir en este año en  -31. Este nuevo es el mayor  descenso de su imagen y llega  en medio de una  tormenta de críticas vinculadas a los altos precios que se  factura a los ciudadanos y a los gobiernos,  a la falta de trasparencia en la fijación de los mismos y a los gastos masivos que invierte en los lobbys políticos. Todo ello agravado  por la crisis que afecta a los EE.UU en relación al consumo de opioides.  Para peor, luego de realizada la encuesta, un juez en Oklahoma, sancionó a Johnson & Johnson con una multa de  572 millones de USD por su responsabilidad en la epidemia  vinculada al uso abusivo de opioides en ese estado.

La industria farmacéutica ha recibido  críticas reiteradas de todo el espectro político en ese país. Tanto el Presidente Trump como el  Senador Sanders, han  declarado en reiteradas oportunidades sus disconformidades con diversas actuaciones de este conglomerado industrial. Y los legisladores están estudiando cómo regular los precios que se  cobran en ese país por los medicamentos, insistiendo a su vez en las marcadas diferencias con los costos en el vecino Canadá.

En contraste con las farmacéuticas, la imagen de la mayor parte de las industrias ha mejorado en los últimos 10 años , lo que muy posiblemente se relacione con la recuperación económica luego de la crisis del 2008. Ejemplo de eso es la mejora en la imagen de las industrias que producen electricidad  y petróleo ( +23). Las 5 primeras industrias que encabezan la lista son: restaurantes (+58), computadoras (+50),  comestibles (+43),  agricultura (+41),  turismo (+39). 

En el otro extremo, con puntajes negativos, como ya hemos dicho, la peor considerada es la industria farmacéutica (-31) precedida por el gobierno federal (-27) y  las industrias vinculadas al cuidado de la salud  que también puntea muy bajo (-10).  La cercanía de estas dos industrias en el mercado refuerza que estos no son resultados aislados y que respondan a un evento puntual, sino por el contrario expresan el rechazo de la ciudadanía americana por los sectores que obtienen ganancias masivas lucrando con la salud de la gente. Solo la comparación con su vecino Canadá, donde la industria farmacéutica obtiene buenas ganancias, pone al descubierto la manipulación de los precios de los medicamentos. Como se denunció públicamente en un reciente congreso de oncología norteamericana, la innovación por sí sola no explica el incremento del presupuesto en remedios, sino que la industria ha diseñado estrategias para aumentar el precio de medicamentos que ya están maduros en el mercado.   

En su comentario sobre los resultados de la encuesta, el analista Justin Mccarthy expresa que es muy difícil que la imagen de la industria farmacéutica mejore en tanto no reconozca el rol que ha cumplido en la epidemia de abuso de opiáceos y que no disminuya la presión que los precios de sus medicamentos están imponiéndole a los ciudadanos. Un cambio de estrategia podría eventualmente mejorar su imagen en los próximos años, tal como sucedió con los bienes raíces que se recuperaron luego de estar en el fondo de la lista, pasando de ( -40)  en el 2008 a (+ 30)  actualmente, pero para ello es imprescindible que la población visualice una  muy completa transformación  de sus acciones.

Con el conocimiento de los resultados de este informe, cabe preguntarse cuál será la imagen que la población de nuestro país tiene de la industria farmacéutica.  En nuestro  medio, poco se han visualizado los problemas que se han denunciado desde las más altas esferas en varios países.  Llama la atención que frente a los diferentes reclamos jurídicos y amparos para la accesibilidad de fármacos de alto precio no se convoque  a las diferentes compañías farmacéuticas. Esta estrategia de no incluir en el problema a la industria farmacéutica en los recursos de amparo, deja paradójicamente desamparadas a las instituciones de salud y al prestador público, permitiendo que las representaciones locales de las grandes compañías, permanezcan fuera de la discusión. Si se sigue considerando como verdad incuestionable el criterio de fijación de precios de la industria, parece ineludible la profundización del conflicto social que teóricamente enfrenta a los que necesitan con los que no quieren pagar. Resulta molesta la falta de respeto hacia la ciudadanía que expresan los voceros de la industria del medicamento al insistir una y otra vez en los costos de investigación y desarrollo para justificar el precio de sus productos, argumento cada vez más débil, como lo muestra la encuesta mencionada. Parece injusto que en la judialización del acceso a los medicamentos no se haga siquiera mención al esfuerzo que deben realizar los prestadores sanitarios para diseñar una ingeniería financiera que les permita brindar a sus usuarios la medicación que requieren y al mismo tiempo no morir en el intento. Sin ir muy lejos, durante la admistración Obama, quedó muy claro que los EEUU no tenían los recursos económicos suficientes para cubrir el precio que le exigía la industria para un tratamiento de la Hepatitis C (además de eficacia no resuelta) Resulta indudable que el modelo paternalista uruguayo sobre el papel que debe jugar el Estado frente a las necesidades de los ciudadanos es muy difícil de conciliar con las evidencias científicas que respaldan o desaconsejan cada prestación de salud. Los ensayos clínicos tienen una estructura que vuelve discutible la aplicación de un principio general para el caso de una persona en particular, sobre todo en momentos que dicha persona se transformó en paciente y el criterio "tiempo" adquiere una significancia emocional que domina a su valor cronológico. Aunque auspiciosa, la medicina personalizada basada en la aplicación del Big Data aún está lejos de la práctica diaria. Desconocemos el impacto que pudiera tener la divulgación en nuestro país de una encuesta sobre la confianza que la sociedad tiene en los distintos sectores industriales, pero sin duda sería un paso trascendente hacia la transparencia en la responsabilidad civil de cada uno de los actores sociales.

En nuestra opinión es hora que la industria del medicamento acepte que ya no puede sostener su imagen presentándose como un simple proveedor de insumos sanitarios, sino que debe asumir en toda su extensión el valioso papel que se ha ganado de ser un eslabón fundamental de la cadena de valor sanitaria.

Homero Bagnulo y Carlos Vivas
2019-10-08T08:01:00

Dres. Homero Bagnulo; Carlos Vivas