Falta información y falta debate: Así no se puede pretender que uno se vacune contra el coronavirus
José W. Legaspi
23.01.2021
Toda la “información” apunta a la necesidad de vacunarse contra el Covid-19: Sin embargo, esa “información” viene sesgada y sin debate, por ende no informa, simplemente “empuja” a tomar una decisión.
Hasta ahora la inmensa mayoría de medios, periodistas, médicos, virólogos, infectólogos y opinólogos "aseguran" que es necesario, imprescindible, vacunarse contra el coronavirus.
Y la verdad, a mi NO ME ASEGURAN NADA, por el contrario, me despiertan más dudas que certezas, al punto que estoy cada vez más cerca de decidir, en pleno uso de mis facultades cognitivas, no permitir que me inoculen algo de lo que no se informa debidamente. En fin, para hablar en criollo: Al ponchazo no me van a convencer.
Vamos por partes. Primero que nada, no creo en el discurso conspiranoico que habla de "plandemia", que plantea el aprovechamiento del virus Sars Cov2 (Covid-19) como un engranaje más de la guerra económica entre EEUU y China, o la excusa para reducir la población mundial, matar a los ancianos, cambiar el genoma humano, y/o someter a la población mundial a horrores sin límite.
El virus está, existe, y hay que cuidarse para cuidar a los demás, eso para mí es así, y de esa forma asumí estos casi 12 meses de la llamada emergencia sanitaria.
Pero sin caer en el miedo irracional ni en el pánico, cosa que "extrañamente" se trata de imponer desde "el conteo" diario de contagios y muertes.
Lamento profundamente contradecir a amigos, colegas, médicos especialistas, honorarios o no, pero me alcanza con las respuestas inmediatas, fáciles, de quienes repiten, en todo el mundo y en todos los portales de noticias, los mismos argumentos a favor de la vacunación.
Hace mucho tiempo abandoné la obsecuencia y la obediencia a las líneas de pensamiento impuestas "desde arriba", en aquellos tiempos, por personas que admiré y admiro, así que, con más razón, en estos tiempos, y a esta altura de mi vida, no estoy dispuesto a sumarme a la corriente de atemorizados que se encierran, se aíslan o corren a vacunarse al grito de "es ahora o nunca", o "es una decisión de vida o muerte".
Ni loco.
Hay una amplia gama de profesionales de la medicina, premios Nobel, virólogos, infectólogos, e incluso especialistas exfuncionarios de, por ejemplo, Pfizer, que insisten en que el virus no se logró aislar, que las vacunas a partir de ARN contra el virus no hacen otra cosa que alterar el genoma humano, que no es posible tener vacunas en 6 meses, y lo que es más importante, no se permite el debate científico, entre los que saben, para ampliar y profundizar la información a la población sobre virtudes o defectos de todas las vacunas.
Y uno debería preguntarse por qué.
¿Cuál es la necesidad del secretismo o del señalamiento injurioso hacia quienes cuestionan la efectividad de las mencionadas vacunas?
¿Acaso vamos a dejar de lado, vamos a borrar "mágicamente" lo que hace décadas sabemos acerca del negocio multimillonario de la medicina de estos tiempos?
¿Qué pasó con la tan llevada, traída, y a esta altura veterana teoría de que "tratando" el genoma humano se lograría la cura de enfermedades tan crueles y más mortíferas que el coronavirus, como el cáncer en todas sus manifestaciones?
¿Se ha logrado la cura de ese flagelo o fue un fracaso?
¿Debemos creerle ahora a los grandes laboratorios que "esta vez si" lo lograron y en tan poco tiempo?
¿Debemos creerle a todos los profesionales, médicos, virólogos, infectólogos que cantan a coro "a vacunar, a vacunar"?
¿Qué pasa con los profesionales, médicos, virólogos e infectólogos que afirman lo contrario? ¿Vamos a demonizarlos e ignorarlos simplemente porque nos lo digan?
¿Por qué no se brinda toda la información disponible y se abre el debate sobre bondades o no de las vacunas? ¿Seguirá prevaleciendo el secreto de "la fórmula mágica" y del negocio?
¿Qué hay de cierto que la mayoría de estas vacunas alteran el genoma humano y pueden provocar infertilidad, entre otras "maravillas"? ¿Por qué no se muestran los ensayos y la evolución de la investigación y se debate abiertamente?
¿Cuál es el apuro?
Aquí, amable lector, cabe recordar la campaña de miedo, con ribetes paranoicos, y el uso de la misma que los gobiernos se ven seducidos a hacer. Sobre este tema escribí una columna anterior.
El miedo es una de las herramientas más fuertes, en la sociedad moderna, hiperconectada y subinformada en la que vivimos. Nos han aislado "para cuidarnos" y "cuidar a los que amamos", sin embargo "se prohíbe", al mismo tiempo, la más humana de las expresiones de solidaridad: el abrazo.
Y atrás de eso, gracias al miedo, se limita el derecho de reunión, se somete a seres gregarios por naturaleza (los seres humanos) al aislamiento, con las consecuencias negativas que ello conlleva.
En fin, puedo afirmar a título personal, estrictamente, que mientras no se dé toda la información y no se abra el necesario debate científico, esta persona que escribe esta columna no se va a vacunar.
José W. Legaspi