LA NOTA DESPUÉS DE LA NOTA

Otros apuntes sobre la denuncia de Martina Casas contra Tato Olmos. Ximena Baráibar Ribero

14.11.2025

El 22 de setiembre, después de varios meses de enfermedad, murió Gustavo “Tato” Olmos, con quien fuimos pareja desde 2014. El 29 de octubre, en este mismo medio, publiqué una nota titulada “Tato Olmos: Algunos asuntos previos a su enfermedad y muerte”. La nota fue leída por una gran cantidad de personas y muchas de ellas, me preguntan sobre lo ocurrido después de su publicación. Es sobre esto que se centra esta nueva nota.

 

La primera nota tuvo dos objetivos centrales. Por una parte, brindar información sobre lo ocurrido a partir de la denuncia de acoso realizada en diciembre del 2023 por Martina Casás, primera suplente de la banca de la cual Tato era titular.  Además, busca contribuir a la reflexión colectiva sobre las maneras en que queremos tramitar los problemas sociales. Si queremos hacerlo a través de los mecanismos, instituciones y procedimientos que existen en la sociedad, y en particular el Frente Amplio, los que suponen -al menos-, escuchar a ambas partes dando garantía a todas las personas involucradas y por parte de personas que tengan distancia de quienes están implicados.  Otra posibilidad -la elegida por Casás y su entorno-, supone resolver a través de la "justicia por mano propia", por parte de personas directamente implicadas con la denunciante y el linchamiento público. 

Las respuestas a la nota fueron muy positivas y su contenido puede ser agrupado en cuatro asuntos. Por un lado, el convencimiento que los hechos no era tal como fueron expresados de manera híper mediática por Casás y su entorno, pero sin tener el conjunto de hechos de manera objetiva y ordenada. Vinculado al anterior, muchas personas llegaron a la conclusión de que varias de las afirmaciones realizadas por Casás y su entorno eran directamente mentiras. En tercer lugar, muchas personas me expresaron preocupación por la gestión de la denuncia, alejada de los procedimientos que la sociedad en general y el Frente Amplio en particular se han dado para dirimir estos asuntos, y más grave aún, que esto fuera realizado personas que tenían relevantes responsabilidades políticas. Finalmente, también hubo gente que calificó mi conducta como valiente.

En relación al primer asunto, a lo señalado en la nota anterior, quiero agregar otro. El 6 de noviembre de 2023, Patricia González Viñoly, quien hasta el 21 de octubre de este año, fuera presidenta de la Comisión de Género y Feminismos del Frente Amplio, le solicitó a Liliam Kichichian, referente política de Fuerza Renovadora, la "cabeza" de Tato (lo que suponía el abandono de la banca). Esto fue solicitado considerando exclusivamente el relato de Casás. Importa agregar que al día siguiente, Verónica Piñeiro, vicepresidenta del Frente Amplio, se comunica con Liliam Kechichian. La llamada no era para consultarle si habían valorado alternativas ante la información recibida el día anterior, sino si Fuerza Renovadora ya había resuelto retirar de la banca a Tato. Liliam Kechichian respondió que no era a través de ese procedimiento que el caso sería resuelto. Esta extrema celeridad -al menos-, llama la atención y se contrapone a declaraciones de Casás que indicaba en la prensa no tener ningún apuro para la resolución de Fiscalía. Además, igual que Patricia González Viñoly, expresa extrañeza -y no una extrañeza positiva- por lo que consideraró celeridad del Tribunal de Conducta Política para valorar el caso. 

En cuanto a las mentiras, algunas personas me indicaron que, entendiendo que estas existían, no lograban identificarlas claramente. Voy a clarificar las que surgen de la nota anterior y agregar una nueva.  Juan Raúl Williman, abogado de Casás, señaló el 30 de noviembre de 2023, que ella se estaba tomando unos días para reflexionar y ver cómo continuar. Esto no es cierto. Aún en conocimiento de la respuesta dada por Liliam Kechichian a las autoridades del Frente Amplio, el 13 de noviembre Casás envió una nota a una integrante de Marea Frenteamplista -sector político al que pertenecían Casás y Tato e integrante de Fuerza Renovadora- asegurando estar en condiciones de tomar "su" banca inmediatamente y seguir con la actividad parlamentaria, tarea para la cual se sentía preparada dado el trabajo que ya venía haciendo en la bancada. Esto supone que ya tenía una decisión tomada sobre el camino que entendía debía seguirse: que Tato dejara la banca y ella la asumiera y esto -reitero- sin pasar por los procedimientos y espacios que tienen competencias para valorar denuncias de presunto acoso y definir las sanciones en caso de confirmarse. 

La segunda mentira también surge de las declaraciones públicas por parte de Casás, en que señalaba que no le interesaba la banca, que no era por este motivo que había realizado la denuncia. Esto es contrario a lo declarado en la nota enviada a Marea que fuera mencionada y la forma de resolución planteada por su amiga Patricia González Viñoly a Liliam Kechichian.  Finalmente, Casás también señaló públicamente que Fiscalía había archivado el caso por haber contado solamente con 100 días para valorarlo. Esto tampoco es cierto.  La denuncia en Fiscalía fue presentada por Casás en diciembre del 2023. En febrero de 2025, la defensa de Tato solicitó el archivo de la investigación dado que ya llevaba un año sin avances.  Esto no fue aceptado, pero el juez de Garantías resolvió otorgar un plazo de 120 días a la Fiscalía para que se expidiera sobre el caso.  El caso no fue cerrado por falta de tiempo para actuar. El plazo de 120 días fue definido luego que la causa estuviera abierta durante 14 meses, 9 de ellos sin avance alguno. 

Otra mentira estuvo a cargo de Micaela Melgar. El Tribunal de Conducta Política concluyó que los elementos probatorios, no conducen a la comprobación de una situación de acoso sexual o laboral por parte de Tato, ni siquiera de forma indicial.  Este informe debía ser aprobado o rechazado por el Plenario del Frente Amplio. Este se desarrolló el 16 de marzo de 2024 y respaldó lo actuado por el Tribunal e indicó que los elementos probatorios allí reunidos no permitían concluir de manera fehaciente una situación de acoso laboral o sexual.  Luego de esto, Tato volvió a ejercer como diputado. 

A pesar de lo anterior, las dificultades persistieron. Melgar, que en ese momento era la coordinadora de la bancada del Frente Amplio en diputados, declaró públicamente que le generaba incomodidad que Tato volviera a asumir la banca, en tanto ella era la mejor amiga de Casás. Pero agregó que antes que nada ella era disciplinada, teniendo lealtad política con el Frente Amplio y siguiendo para adelante con lo resuelto.  Lo ocurrido con posterioridad a que Tato volviera a asumir la banca, muestra una forma original -por decir lo menos- de entender la disciplina partidaria. En noviembre de 2024, fue discutido y votado el proyecto de ley "Precio por Unidad de Medida", promovido Tato y firmado también por otros integrantes de la bancada del Frente Amplio. En esa oportunidad, la diputada Melgar, que estaba en sala, se retiró al momento de votarse el proyecto y este no fue aprobado.  Melgar, con posterioridad a la publicación de mi nota, indicó que no había sido por su voto que el mencionado proyecto de ley no fue aprobado. Aquí está su mentira. Este proyecto fue votado tres veces una a continuación de la otra, en un plazo de 20 minutos. En la tercera votación, el proyecto tuvo 40 votos a favor y 43 en contra. Esto supone que, aunque Melgar hubiera estado en sala, el proyecto no hubiera sido aprobado. El punto es que se llega a esa tercera votación, dado que en las dos anteriores se habían producido empates.  Esto quiere decir que de haber estado en sala en la primera o segunda votación (con conocimiento del resultado de la primera) el proyecto hubiera sido aprobado. Dos minutos después de la última votación, Melgar volvió a sala. 

El tercer asunto que hizo parte de las respuestas a la nota publicada, refiere a la preocupación por la absoluta distancia de los procedimientos que la sociedad y el Frente Amplio se han dado para resolver asuntos como este.  El pedido de la "cabeza" de Tato, fue realizado por una persona que, como fuera mencionado, ocupaba un cargo de dirección dentro del Frente Amplio.  Esto ya resulta problemático, pero, además, fue realizado por una persona que no tenía ninguna distancia para realizar las valoraciones que supone la situación. Públicamente declaró: "Yo la conozco mucho a Martina, y tengo una seguridad total del valor político que tiene, independientemente del cariño personal que tenga hacia ella. Es una de las mejores de nosotras. Martina es la única diputada ambientalista, es bióloga, está haciendo una maestría en Ecología Política, es la única tipa que tiene perspectiva ambiental de largo plazo, con énfasis feminista, y que tiene una causa política: como para mí es el feminismo, para ella es el ambientalismo. Entonces, su aporte excede a que a Martina Casás le haya pasado eso". 

Peor aún, la "justicia por mano propia", operó en las sombras y no públicamente. En el espacio público, a muy pocos días de conocerse la denuncia de Casás, Patricia González Viñoly destacó que tener un Tribunal de Conducta Política era algo muy importante para una fuerza política y que también lo es el legitimar el espacio de la Justicia. Parecería tratarse de una valoración abstracta, sin conexión con la práctica política, en tanto esta no se condice con su actuación, al menos no en los casos que involucran a sus amigas.  También declaró que, al recibir una denuncia por parte del Frente Amplio, debe organizarse una ruta, pensar qué se va a hacer, cuáles serán los próximos pasos y las alternativas existentes. Nada de esto ocurrió en este caso.  Se trató de una ruta sin alternativas: se pidió la banca de Tato, sin pasaje por el Tribunal de Conducta Política, ni Fiscalía.  

En el caso de Casás, el desapego a la institucionalidad y procedimientos para resolver estos asuntos surge de lo señalado anteriormente en cuanto a asumir "su" banca. Ser integrante de un partido político y con cargos de representación por el mismo, supone, además de recibir un salario, proponer proyectos de ley, viajar, ingresar a la cámara de diputados, etc., actuar dentro de los formatos que ese partido se ha dado. No supone estar de acuerdo con todos los espacios y mecanismos, pero sí acatarlos y dar las disputas que se entiendan convenientes para modificar aquello con lo que no se está de acuerdo. Casás, pesar de ser suplente de diputada y militante de una fuerza política, que tiene el Tribunal de Conducta Política para valorar situaciones como la que se denunciaba, declaró públicamente que no quería tomar el camino político, que le parecía que no le aportaba nada y consideraba que el Tribunal carecía de las herramientas para investigar asuntos como el denunciado. También declaró no haber realizado el planteo del presunto acoso ante la fuerza política que Tato y Casás integraban, porque entendía que no tenía la confianza que sí tenía Tato con las personas integrantes de Marea Frenteamplista, en tanto eran sus conocidos y amigos. Es una respuesta que resulta absolutamente increíble, nuevamente, por decir lo menos.  Es difícil de entender cómo se considera que sea exclusivamente una amiga de la denunciante -con la que se conocen desde la infancia-, la que sí tenga elementos que no tendría el Tribunal para establecer el veredicto sobre el presunto acoso y proponer una forma de resolverlo: la "cabeza" de Tato y la banca para Casás.  

El último -y mayoritario- grupo de respuestas, se centró en lo que sería mi valentía. En tiempos de autopercepciones, yo no me autopercibo valiente al escribir la nota.  Algunas personas cercanas me dijeron que, si esto se reiteraba y de la manera en que ocurrió, debía dar por buena mi valentía. Si esta efectivamente existió surge del padecimiento que supuso la justicia por mano propia, la forma híper mediática y basada en mentiras en que se tramitó la denuncia. Esto continuó con más el absoluto silencio después de un fallo del Tribunal de Conducta Política, ratificado por el Plenario del Frente Amplio, y la resolución de Fiscalía -donde Casás entendía que existían herramientas para valorar denuncias como la presentada-que archivó la denuncia contra Tato, por no encontrar indicios de delito en su conducta. Varias mujeres me expresaron no haber estado de acuerdo con la forma en que se había tramitado la denuncia, pero sin animarse a expresarlo públicamente. Creo que la valentía habla menos de mí que del tiempo en que estamos viviendo y de las discusiones que es posible dar sobre estos temas en el ámbito público.

Fui y vine con la idea de la nota, dudé en hacerla. Las respuestas recibidas indican que fue una buena decisión, necesaria para mucha gente y no solo para Tato y para mí. 

Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

Columnistas
2025-11-14T08:35:00

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